Oración de la Serenidad

Lamentablemente en éste país hay experiencia en hacer mal las cosas, y así nos fue. Para peor, sobran por abundancia extrema los que sólo ven los problemas, se quejan y critican, pero nunca señalan ni aportan una solución. Lo digo sin ninguna camiseta puesta, como simple habitante de éste vapuleado país.

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Es sabido que lo vamos a pasar mal por un buen tiempo; ¿cuanto?, no lo se, pero intuyo que serán varios años. Lo que ruego es que el estado, gobierno y sociedad, nos pongamos las pilas en cuidarnos más.

Todos nos debemos dar cuenta que tenemos que hacer lo que se deba hacer para ir saliendo de la crisis de salud primero y económica después, con la mejor onda posible.

Estoy bien informado, y por ahí me asusto, por lo que trato de mantener la cabeza fría con mis rutinas diarias. Entre ellas una buena caminata mañanera.

También considero que ayuda mucho siendo proactivo, ésto es enfocándonos en dominio total del propio pensamiento, emociones y actitudes. Es importante tener la actitud de asumir el pleno control de nuestra conducta de modo activo, siempre pensando en el desarrollo de acciones creativas y audaces para generar mejoras.

En la oración encuentro calma e inspiración, la lealtad y la devoción conducen a la valentía, esa capacidad de actuar apropiadamente incluso cuando uno se asusta ante la adversidad.

Hoy incorporé a mi rutina la Oración de la Serenidad:

“Dios, concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el valor para cambiar las cosas que puedo cambiar y la sabiduría para conocer la diferencia;
viviendo un día a la vez, disfrutando un momento a la vez; aceptando las adversidades como un camino hacia la paz, pidiendo, como lo hizo Dios, en este mundo pecador tal y como es, y no como me gustaría que fuera;
creyendo que Tú harás que todas las cosas estén bien si yo me entrego a Tu voluntad; de modo que pueda ser razonablemente feliz en esta vida e increíblemente feliz Contigo en la siguiente. Amén.” (Reinhold Niebuhr).

Otra excelente lectura para éstos tiempos, es el Salmo 23:

El Señor es mi pastor, nada me falta;
en verdes pastos me hace descansar.
Junto a tranquilas aguas me conduce;
me infunde nuevas fuerzas.
Me guía por sendas de justicia
por amor a su nombre.

Aun si voy por valles tenebrosos,
no temo peligro alguno
porque tú estás a mi lado;
tu vara de pastor me reconforta.

Dispones ante mí un banquete
en presencia de mis enemigos.

Has ungido con perfume mi cabeza;
has llenado mi copa a rebosar.
La bondad y el amor me seguirán
todos los días de mi vida;
y en la casa del señor
habitaré para siempre. 

Finalmente un consejo sabio que recibí de mis padres, recuerda siempre dar gracias Tata Dios.

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