Por Gerardo Lissardy, publicado por BBC News Mundo, Nueva York.
Cuando China invitó a América Latina y el Caribe a sumarse a su iniciativa Cinturón y Ruta en enero, aseguró que era "una nueva plataforma para la cooperación mutuamente beneficiosa".
Y ahora que cinco países de la región han firmado acuerdos de cooperación con ese proyecto, considerado clave en la política exterior del presidente chino Xi Jinping hacia el mundo, surge una pregunta: ¿es realmente provechoso?
Puerta Imperial, imagen de Liza Hirst, vista en Flickr |
Pero que eso ocurra de una forma en que ganen ambas partes o no es motivo de creciente debate.
"Extensión natural"
La iniciativa de Pekín consiste en desarrollar una franja de corredores terrestres entre países y una ruta de navegación para uso comercial que van desde Asia hasta África, pasando por Europa Oriental.
Más de 70 naciones se han integrado a este proyecto que implica cientos de miles de millones de dólares, anunciado por Xi en 2013 y visto por algunos como una ruta de la seda del siglo XXI.
Al comienzo, América Latina quedó fuera del mapa oficial de la iniciativa.
Pero China indicó en su encuentro de enero con la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) que los países de la región "forman parte de la extensión natural de la ruta de la seda marítima y son participantes indispensables de la cooperación internacional del proyecto Cinturón y Ruta".
La interconectividad de infraestructuras fue uno de los potenciales beneficios que mencionó el gigante asiático en esa reunión de cancilleres en Santiago de Chile.
Panamá, el primer país latinoamericano que firmó un acuerdo por Franja y Ruta, ya proyecta una obra en ese marco: una línea de tren que conecte a la capital del país con la ciudad occidental de David, a un costo inicial estimado de US$5.500 millones.
Hasta ahora ese es el único proyecto que China llama oficialmente de Franja y la Ruta en América Latina, explica Myers, justo después que Panamá cortara relaciones con Taiwán y las iniciara con China el año pasado.
"Mi sensación es que, a medida que más países se suscriban a esta cooperación Franja y Ruta, veremos más proyectos etiquetados como parte de esta iniciativa, pero es posible que no sean proyectos nuevos", advierte.
Los demás países de la región que en los últimos meses han firmado acuerdos de Franja y Ruta son Bolivia, Antigua y Barbuda, Trinidad y Tobago, y Guyana, que lo hizo a fines del mes pasado.
Y cada uno de ellos lo hizo con la expectativa de que China realice más obras viales, portuarias, energéticas o de otro tipo en sus territorios.