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Éste fin de semana vi una muy interesante película, que recomiendo especialmente a quienes estén interesados en la conservación del medio ambiente y su estilo de vida. Se trata de Promised Land (Tierra Prometida), una película protagonizada por Matt Damon, John Krasinski, Frances McDormand, y Hal Holbrook. El guión está escrito por Damon y Krasinski basada en una historia de Dave Eggers. Distribuída por Focus Features.
La película tuvo un estreno limitado en Estados Unidos el 28 de diciembre de 2012, luego tuvo su estreno internacional, y recibió Mención Especial en el 63º Festival de Cine Internacional de Berlín, en febrero de 2013. Entre lo interesante de la película, en cuyo argumento resaltan el proceso de extracción de recursos mediante la fracturación hidráulica (fracking) y sus negativas consecuencias, surgió como un importante tema de debate durante el rodaje, y después en EE.UU.. Hace unos días fue un tema tratado en los medios de manera importante.
En la película el protagonista principal es Steve Butler (Matt Damon), un vendedor que ha recorrido un largo camino desde su granja natal hasta la empresa en la que trabaja, Global Crosspower Solutions, una compañía de energía que se especializa en la obtención de gas natural atrapado bajo tierra a través de un proceso conocido como "fracking". Pero sus consideraciones "cambian de rumbo" cuando llega a un pueblo donde encuentra una ciudad y una vida muy similar a la de la gente con la él creció, muy similar a su propia familia.
En un momento inicial de la historia, el pueblo decide poner la oferta de Global, a voto de la comunidad, y hasta parece dispuesto a votar a favor de la propuesta de Global, hasta que un profesor de ciencia (Holbrook), de escuela secundaria local, que resultó ser un ingeniero del MIT, exitoso en su vida laboral, que plantea la cuestión de la seguridad del método "fracking" durante la reunión de los pobladores de la ciudad. El argumento de venta de Butler es cuestionado aún más cuando un defensor del medio ambiente desconocido, Dustin Noble (Krasinski), inicia una campaña popular contra las intenciones de Global, señalando que los productores sólo se quedarán con su vaca muerta. Tras todo hay una tremenda táctica que sorprenderá brutalmente al espectador.
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