Allá por los primeros días del mes de julio de 2009, las siestas santiagueñas dejaron de ser tan tranquilas. Tomaba notoriedad pública una causa por defraudación a la intendencia de nuestra ciudad, Santiago del Estero. Nos enterábamos por los medios de los allanamientos de varias propiedades del entonces intendente.
Las autoridades informaban del secuestro de documentación, cajas fuertes, computadoras, máquinas contadoras de dinero y otros tantos sorprendentes elementos relacionados a una millonaria defraudación en contra de la Municipalidad de la Ciudad. Seguidamente el entonces Intendente fue detenido por enriquecimiento ilícito, defraudación calificada, incumplimiento de deberes de funcionario y abuso de autoridad.
Para vergüenza de todos los que habitamos ésta ciudad, en esos días tristes, todos los medios nacionales cubrían la noticia de la "mega defraudación" contra el municipio, mostraban todos los suntuosos "bienes" del ex intendente, destacaban las propiedades en otras ciudades y hasta hablaban de edificios en Punta del Este. Fue todo un gran escándalo, muy desagradable.
Para vergüenza de todos los que habitamos ésta ciudad, en esos días tristes, todos los medios nacionales cubrían la noticia de la "mega defraudación" contra el municipio, mostraban todos los suntuosos "bienes" del ex intendente, destacaban las propiedades en otras ciudades y hasta hablaban de edificios en Punta del Este. Fue todo un gran escándalo, muy desagradable.
Ayer por la noche, la Cámara del Crimen de Segunda Nominación, "condenó a ocho años de prisión al ex intendente capitalino, Julio Fernando Alegre, al hallarlo responsable del desfalco perpetrado años atrás contra las arcas de la comuna, acción por la cual recibió una inhabilitación perpetua para desempeñar cargos públicos" (El Liberal). Junto con el ex intendente también fueron condenados a cumplir penas y el pago de los daños otros ex funcionarios y personajes, entre los que se encuentra el hermano del ex intendente. Los condenados están inhabilitados de por vida para ejercer cargos públicos.
El tribunal también resolvió absolver de los cargos que pesaban en su contra a 10 de los 21 procesados. Algunas de éstas absoluciones no cayeron muy bien que digamos, y en general las condenas no conformaron a la sociedad. La gente señala que Justicia se necesita.
Realmente, Justicia se necesita, estamos cansados de vivir en un País donde parece que se cumple ese dicho que señala "donde reina el latrocinio, impera la injusticia". Tata Dios nos ayude.
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