viernes, 29 de septiembre de 2023

El triunfo en la Batalla de Boquerón

Este viernes se conmemora el 91° aniversario de la victoria de la Batalla de Boquerón, en la Guerra del Chaco, entre Bolivia y Paraguay. Un día importante en la historia de la Guerra del Chaco (1932-1935) y la historia del Paraguay.

El 29 de septiembre es feriado nacional en Paraguay en recordación de la batalla de Boquerón, por ser la primera acción bélica de la guerra del Chaco e inicio de la recuperación del Chaco Boreal y expulsión del ejército invasor.

Croquis del Fortín Boqueron. Visto en zona-militar.com

El 29 de septiembre de 1932 tras días de duros combates en un ambiente hostil desde muchos puntos de vista, el ejercito paraguayo logra la victoria de la batalla. Victoria que fue decisiva para marcar el rumbo del conflicto bélico con Bolivia y la defensa de la integridad territorial del Paraguay.

La Batalla de Boquerón se inicia tras una serie de acciones y conflictos diplomáticos y militares que dan inicio a la Guerra del Chaco. El 5 de julio la delegación paraguaya se retiró de la conferencia en Washington debido al "incalificable" ataque boliviano al fortín Carlos Antonio López en Pitiantuta. Este ataque se realizó el 15 de junio mientras, a pedido de Bolivia, se estaban realizando conversaciones para firmar un pacto de no agresión en el Chaco.

La captura y destrucción del fortín Carlos A. López que la cancillería boliviana seguía negando, la ocupación «en represalia» de tres fortines paraguayos que se negaba a devolver y la actitud intransigente y belicista del Gobierno boliviano, convencieron al Gobierno paraguayo de que la solución militar era la única salida.

El presidente Eusebio Ayala decretó la movilización general para lanzar al Paraguay a una guerra a gran escala. Durante el mes de agosto de 1932 se concentraron 8000 soldados en la base de operaciones de Isla Poí; 1500 en el fortín Nanawa y 3000 se ubicaron en el alto río Paraguay. Otros 3000 refuerzos fueron enviados a Isla Poí a fines de agosto.

Un mes después del ataque, el 15 de julio, las fuerzas paraguayas desalojaron a los bolivianos del fortín Carlos A. López. En represalia el presidente Salamanca ordenó la captura de tres fortines paraguayos: Corrales, Toledo y Boquerón.

El coronel boliviano Enrique Peñaranda ocupó el 27 de julio el fortín paraguayo Corrales, el día 28 el fortín Toledo, y el día 31 el teniente coronel Luis Emilio Aguirre ocupó el fortín paraguayo Boquerón.

El día 7 de septiembre, el teniente coronel José Félix Estigarribia, comandante de las fuerzas paraguayas, inició la marcha de aproximación desde Isla Poí con un contingente de 5000 combatientes cuyo primer objetivo era recuperar el fortín Boquerón.

El 9 de septiembre dos divisiones paraguayas, la 1.ª al mando del mayor Carlos Fernández y la 2.ª al mando del teniente coronel Luis Ayala, con un total de 5000 hombres atacaron a la 4.ª y 7.ª División bolivianas con un total de 4000 hombres al mando del general Quintanilla dispersas en una amplia zona que cubría los fortines Muñoz, Saavedra, Toledo, Arce, Castillo, Yujra, Lara, Ramírez y Boquerón.

A las 05:30 de la mañana, la artillería paraguaya inició el ataque de ablande sobre el fortín Boquerón provocando las primeras bajas bolivianas. A las 07:00 comenzó el ataque paraguayo encabezado por el regimiento "Curupayty", desalojado de Boquerón el 31 de julio, y que pidió el honor de atacar primero. A los 100 metros de distancia el fuego sistemático y preciso de las ametralladoras y fusilería boliviana detuvo el ataque.

Reiniciado el fuego de artillería, los paraguayos lanzaron un nuevo asalto. El ataque frontal fue nuevamente rechazado con gran cantidad de bajas para los atacantes.

Ataques posteriores sólo obtuvieron el mismo resultado. El ataque frontal paraguayo fracasó por la inexperiencia en este tipo de ataque a lo que se sumó la desorganizada provisión de agua que debía traerse de Isla Poí, y que no alcanzaba para satisfacer la sed de tantos soldados, obligando a muchos de ellos a abandonar las líneas para proveerse de ese vital elemento. Por igual razón las fuerzas de caballería tuvieron que desprenderse de los caballos.

A ésta altura del enfrentamiento, ni el coronel Marzana en Boquerón, ni el coronel Francisco Peña en Arce ni el general Quintanilla en Muñoz se dieron cuenta de que estaban enfrentando a una parte importante del ejército paraguayo cuyo objetivo no era sólo la recuperación del fortín sino la destrucción de todo el Primer Cuerpo del ejército boliviano.

Artillería paraguaya desplegada en territorio chaqueño durante la Guerra del Chaco
Foto: Archivo. Visto en Ultimahora.com
El día 10, desde las posiciones ocupadas el día anterior, y con mucho más cuidado, el ejército paraguayo atacó el fortín empleando cañones, morteros y armas automáticas. En los alrededores, desde los bordes de los montes e islas, comenzó a controlar los caminos que iban al fortín. El comando paraguayo tuvo especial interés en controlar firmemente la entrada al gran cañadón que se abre a 3 km de Yujra ocupando los bordes e islas en el lado sur. Fue cortada la línea telefónica de 8 km que unía Yucra con Boquerón. Marzana movió los cañones dentro del reducto ante la posibilitad de que fueran copados.

El mayor boliviano Lairana, con la 1.ª y 2.ª compañías del I/RI-14, salió hacia Boquerón con la orden de "limpiar el camino desde Boquerón hacia Isla Poí". Se asumía que los paraguayos habían huido de ese sector según el equivocado informe de Marzana y porque habían llegado a Yujra, sin problemas, dos camiones provenientes de Boquerón con heridos. El coronel Peña desconocía que él mismo corría peligro en su puesto de mando en Yujra por la presencia de patrullas enemigas en los alrededores. Pese a tener un vehículo adelantado como punta de la patrulla, al mando del teniente Luis Hugo Rada, la columna Lairana cayó en una emboscada sobre el camino Yujra-Boquerón en la que murieron la mitad de sus soldados. Lairana y algunos de sus hombres cayeron prisioneros.

A las 12:00 horas, la 3.ª compañía del I/RI-14 boliviano, al mando del teniente Rosendo Villa, se lanzó al ataque desaprensivamente contra fuerzas superiores y fue aniquilada. La desorganización paraguaya, motivada en algunos casos por la falta de agua, provocó intermitentes claros en el cerco. Así, al anochecer, la 4.ª Compañía del I/RI-14 boliviano, al mando del capitán Tomás Manchego, logró ingresar a Boquerón sin problemas desde el fortín Ramírez. Transportaba alimentos, municiones y dos ametralladoras Vickers, que fueron ubicadas en la denominada "Punta Brava", sector potencialmente vulnerable del fortín. A las 22:00 horas, el mayor Montalvo, con parte del 2º batallón del RI-14 (II/RI-14), más los sobrevivientes de la unidad de Lairana y fracciones del RC-6, avanzó por el sur preparándose para ingresar al fortín al amanecer del día siguiente.

El teniente coronel Estigarribia reajustó sus planes, la nueva táctica consistió en plantear un sitio formal con hostigamiento de morteros y ametralladoras en tanto que las acciones principales se trasladaron más allá del fortín. Pero el principal enemigo que seguía enfrentando el ejército paraguayo no eran los bolivianos sino la aridez de toda la zona lindante a Boquerón lo que obligaba a la provisión de agua desde Isla-Poí, sin contar con la suficiente cantidad de camiones.

Croquis situación del 9 al 15 de septiembre de 1932. Visto en zona-militar

El cerco paraguayo sobre los alrededores del fortín y los caminos de acceso no era total, pero fue mejorando paulatinamente en detrimento de las fuerzas bolivianas que querían ingresar o salir de Boquerón.

El día 12 el plan de Estigarribia fue tardíamente descubierto por los bolivianos, quienes enviaron varias unidades para explorar y hostigar a los paraguayos. La mayoría de esas acciones o cayeron en emboscadas o terminaron mal.

Casi simultáneamente, con unidades que van completando su marcha de aproximación, el ejército paraguayo reforzó sus líneas de ataque alrededor de Boquerón y de emboscadas en toda la zona circundante.

La desinformación y confusión ganó terreno entre los mandos bolivianos, tropas recién llegadas de los regimientos RI-16 y RI-14, fueron enviadas apresuradamente en columnas motorizadas para "perseguir al enemigo" y cayeron nuevamente en emboscadas sobre el camino Yujra-Boquerón.

En los siguientes siete días las acciones se fueron repitiendo, los paraguayos primero reiteraron los ataques frontales sin éxito contra las defensas del fortín y luego eligieron perfeccionar el cerco y las acciones de guerrilla contra las líneas de aprovisionamiento bolivianas al fortín.

La aviación boliviana continuó lanzando víveres y municiones que se perdieron en gran parte al impactar en tierra o caer en poder del enemigo. Desde que los paraguayos comenzaron a tener éxito en la consolidación del cerco, por las noches, desafiando el hostigamiento paraguayo, los soldados bolivianos sitiados en Boquerón buscaron proveerse de agua, galletas y municiones de los innumerables cadáveres en estado de putrefacción que estaban abandonados frente a sus posiciones.

Los días 18 y 19, los regimientos bolivianos que intentaron romper el cerco desde afuera fueron los siguientes:

RI-4 con 200 soldados; RI-5 con 300 soldados; RC-6 con 220 soldados; RC-5 "Lanza" con 110 soldados; RI-7 "Azurduy" con 80 soldados; RI-16 con 500 soldados; Grupo de Artillería Calero con 40 soldados; Grupo de Artillería acompañamiento con 60 soldados. El envío de esta escasa fuerza de 2400 hombres por parte del general Quintanilla se debió a dos razones: a) Estigarribia ordenó a las fuerzas estacionadas en Nanawa (al sur) que realicen ataques demostrativos para fijar ahí la mayor cantidad de tropas bolivianas; b) Quintanilla siguió sin darse cuenta del tamaño de las fuerzas atacantes.

Nuevamente las fuerzas bolivianas que lograron burlar el cerco propiamente dicho chocaron con fuerzas aún superiores, emboscadas cada vez más lejos del fortín Boquerón.

Para el día 20 la confianza de los comandos bolivianos comenzó a claudicar a medida que fueron tomando conciencia de la desventajosa situación ante la que se encontraban.

Evaluando la difícil situación militar el gobierno boliviano intentó una última salida diplomática. Se dirigió a la Comisión de Neutrales diciendo que estaba dispuesto a aceptar el cese del fuego en Boquerón a partir del día 24 a las 12:00 horas. La Comisión le respondió que la propuesta hecha oportunamente a las partes se refería al cese de las hostilidades en todo el Chaco.

Croquis situación del 25 al 29 de septiembre de 1932. Visto en zona-militar

Entre el 24 y 25 en el exterior del cerco, los soldados bolivianos de la 4.ª y 7.ª División continuaron su intento de prestar ayuda a los sitiados. El general Quintanilla rogó al coronel Peña un último esfuerzo antes de abandonar Boquerón sin saber que las fuerzas de la 4.ª División luego de fracasar nuevamente en capturar las islas ocupadas por el enemigo estaban en retirada.

La táctica de las fuerzas paraguayas era ocupar los bordes de las islas boscosas, desde donde batían a los atacantes hasta que estos se acercaban a los 50 metros, luego se retiraban dentro del monte donde transformaban el combate en una serie de emboscadas.

El ejército paraguayo controló completamente las incursiones bolivianas hacia Boquerón y aseguró el cerco. El interés de Estigarribia se centró en producir el mayor desgaste posible en las fuerzas que intentaban acudir en socorro de los sitiados.

El día 26 se inició en la mañana el planificado ataque definitivo sobre Boquerón. Se concentraron los fuegos en un frente de 200 metros y al cabo de quince minutos, fracciones de tropas paraguayas en audaz avance se apoderaron de pocos metros de trincheras. Los defensores lograron mantener las líneas principales. La artillería paraguaya, que tenía la misión de destruir los reductos, no concentró sus disparos sobre el punto de ruptura sino que los diluyó en todos los sectores, no sin causar bajas.

Los defensores de Boquerón, afectados por la deshidratación, hambrientos y faltos de municiones, comenzaron a desesperarse. Los pocos víveres y pertrechos que lanzaron los aviones, no aliviaron en nada esa difícil situación.

El día 27, en el mando boliviano, a las 05:50 horas el coronel Peña puso en conocimiento del Comandante Carlos Quintanilla (Primer CE) que sus fuerzas ya no estaban en condiciones de atacar hacia Boquerón salvo una acción demostrativa para distraer a las fuerzas paraguayas y ayudar a los cercados a escapar del fortín

Era evidente que desconocía la magnitud que había alcanzado el control enemigo alrededor de Boquerón y mucho menos la presión que este ya estaba realizando a varios kilómetros de distancia sobre todos los fortines aledaños.

Se realizó una reunión de siete generales bolivianos en Muñoz. Estuvieron presentes el viejo general Ismael Montes, expresidente de Bolivia; el general Filiberto Osorio, comandante en Jefe del Ejército; el general Carlos Quintanilla, comandante del Primer Cuerpo de Ejército en el Chaco y el teniente coronel Bernardino Bilbao Rioja, inspector de aviación, entre otros. Fue una acalorada discusión destinada a repartir culpas.

Finalmente se comunicó a Marzana que debía quedarse diez días más con la promesa de que lo liberarían con un ataque masivo. La suerte de Marzana ya estaba echada pues en Boquerón, los defensores estaban exhaustos por la sed, el hambre, una lucha de 18 días y casi sin municiones, por lo tanto no podían ni ayudar desde adentro ni salir por sus propios medios.

Aún reuniendo todas las fuerzas bolivianas en el Chaco, lo que era imposible, era muy tarde para enfrentar a un enemigo cada vez más poderoso y que había tenido tiempo de consolidar el control de la zona exterior del fortín, el cerco del mismo y que ya preparaba su avance sobre los fortines circundantes.

Además, los soldados y oficiales bolivianos estaban agotados y desmoralizados. Muchos regimientos estaban al borde de la insubordinación y el desbande.

El día 28, las agotadas fuerzas bolivianas ubicadas entre Boquerón y Lara-Castillo, presionadas por el enemigo, comenzaron la retirada.

En la tarde del día 28, Marzana reunió a la oficialidad para tratar la capitulación de la plaza y solicitar al enemigo que le permita y otorgue los medios para retirarse con sus tropas a causa de la falta de víveres, municiones y las lamentables condiciones físicas y sanitarias. Durante el día, el general Montes sobrevoló Boquerón y mediante mensajes exhortó a mantener la defensa diez días más, asegurándoles la victoria contra las fuerzas enemigas. El tajamar, que apenas abastecía las necesidades de los defensores, cayó bajo el control de los francotiradores paraguayos y fue contaminado por los cadáveres de los que se arriesgaron a proveerse de agua.

En la noche del 28 al 29 de septiembre, la 1.ª Compañía del regimiento paraguayo RI-6 Boquerón, al mando del teniente Guggiari avanzó hasta los bordes de las posiciones bolivianas de Punta Brava. Los defensores bolivianos gritaron "no tiren más que vamos a salir firmes para rendirnos". El comando paraguayo ordenó desestimar esta propuesta y continuar los preparativos del ataque previsto para el amanecer.

Al amanecer del 29 de septiembre de 1932, después de un intercambio de disparos que duró media hora y terminó a las 06:00 horas, frente al regimiento RI-4 Curupayty, el capitán boliviano Antonio Salinas Crespo del RI-5 Campos y el suboficial Carlos Davila del RI-14 Florida salieron de sus posiciones portando banderas blancas. Frente al RI-6 Boquerón, los tenientes bolivianos Daniel Aguilar y René Miranda con 17 soldados hicieron lo mismo llevando un pedido de entrevista de Marzana.

Los soldados paraguayos, con justa razón, creyeron que los soldados bolivianos se rendían; salieron simplemente de sus posiciones, ya a muy pocos metros de las trincheras enemigas, y sencillamente entraron caminando al fortín.

Consecuencias

El Gobierno boliviano se enteró de la caída de Boquerón por las noticias provenientes de Paraguay y Argentina. Esto lo obligó a retacear la información al pueblo boliviano.

Salamanca destituyó a Filiberto Osorio y lo reemplazó por el general José L. Lanza en medio de manifestaciones populares, principalmente en La Paz, que acusaban al Gobierno y especialmente al alto mando por la derrota pidiendo el retorno del general Hans Kundt. El 8 de octubre de 1932, Salamanca recibió una nota de «protesta» (supuestamente en nombre de oficiales de la 4.ª y 7.ª División) donde el general Quintanilla y su jefe de Estado Mayor, el teniente coronel David Toro, al borde de la insubordinación, hacían responsable al presidente del fracaso militar y se manifestaban ofendidos por la remoción de Osorio.

En Boquerón, y en los desiguales combates que tuvieron lugar en los alrededores, Bolivia perdió 1500 hombres, entre muertos y prisioneros entre los que se encontraban los oficiales y soldados con más experiencia en el teatro de operaciones chaqueño.

Después de la captura de Boquerón, el ejército paraguayo con 15 000 hombres continuó su avance en dirección al fortín Arce.

Croquis situación del 04 al 12 de octubre de 1932. Visto en zona-militar

En mérito a los logros obtenidos José Félix Estigarribia fue ascendido a coronel, rango con el cual conduciría a todo el ejército paraguayo; reorganizó sus fuerzas creando la 4.ª División al mando del teniente coronel Nicolás Delgado, oficial que acababa de llegar de Francia donde había completado sus estudios en la Escuela de Guerra de ese país.

Por su parte, las tropas bolivianas del Destacamento Peñaranda y fuerzas auxiliares, agotadas y desmoralizadas, se replegaron hacia Arce ofreciendo ligera resistencia a unos 11 km de ese fortín.

La presión paraguaya provocó que tres regimientos bolivianos abandonaran sus posiciones sin combatir.

Estigarribia, con mucha cautela, envió una división por el camino Yujra-Arce mientras que una segunda avanzó por la derecha para ganar la espalda del enemigo. La tercera quedó como reserva asumiendo que tomar Arce sería más difícil que Boquerón donde había sufrido unas 2000 bajas, entre muertos, heridos y enfermos.

En el avance, una patrulla paraguaya capturó al teniente coronel Humberto Cárdenas (comandante del RI-35 boliviano) que con 5 camiones quedó empantanado en el camino Arce-Yujra.

Frente a Yujra, una fracción del regimiento boliviano Loa fue rodeada por el RI-1 Dos de Mayo y el RI-3 Corrales y en el curso de una confusa capitulación fueron capturados el mayor boliviano Francisco Arias, 7 oficiales y 80 soldados.

El ejército paraguayo ocupó los fortines Ramírez y Castillo (8 de octubre), Lara (11 de octubre) y Yujra (12 de octubre). El 22 de octubre, al amanecer, comenzó el ataque al fortín Arce y para el mediodía los regimientos paraguayos rodearon las líneas bolivianas saliendo a su retaguardia. Al notar esta maniobra, cuatro regimientos bolivianos abandonaron sus posiciones completamente desmoralizados. El coronel Peñaranda, temiendo ser rodeado, ordenó la retirada.

El 23 de octubre, a las 13:30, las fuerzas paraguayas entraron en el fortín Arce (renombrado como fortín Francia) encontrándolo vacío y en ruinas a causa del incendio de sus instalaciones, equipos y armamentos abandonados. Los 4000 defensores se habían retirado a Alihuatá y Saavedra.

La captura paraguaya del fortín Arce, base del comando de la 4.ª División boliviana, implicó una gran ventaja estratégica pues tenía un gran reservorio de agua y era nudo de caminos que se dirigían hacia el sur y el oeste. Desde allí, el ejército paraguayo ocupó el fortín Falcón (Rojas Silva) el día 25; Alihuatá el día 26 y Fernández (Herrera) el 30 de octubre. Aunque resulte paradójico, esta retirada general era lo mejor que podía hacer el ejército boliviano ante un enemigo superior, ganando de esa manera un tiempo valioso hasta que pudiera movilizar sus recursos. Estigarribia hubiera deseado que presentaran batalla para poder aniquilarlos.

Fuentes:
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