Tim O'Reilly, utilizó por vez primera el término Web 2.0 para explicar el renacimiento y evolución de Internet en 2004. Desde entonces, cada día surgen nuevas aplicaciones que superan a las anteriores, todas ellas, movidas por el objetivo de lograr la participación y colaboración de los que antes sólo leían contenido.
Desde entonces somos millones los que no lo pensamos mucho, tomamos las herramientas y nos lanzamos a crear contenido sin más razón que la necesidad por dejar de ser espectadores de lo que sucedía en Internet y participar en ella.
Hoy todo es social, no son pocos los que señalan que los contenidos están desbordados, los desarrolladores han creado más aplicaciones para participar, pero cada vez más se señala que tales aplicaciones te invitan a compartir información cada vez menos relevante.
Recientemente, luego de la aparición en escena de Twitter, se han desarrollado aplicaciones que plantean funciones inmediatas por medio de un blog como agregar avisos de tus actividades. Surgió el microblog o nanoblog, establecido en un formato pequeño (140 caracteres) mediante el cual uno se mantiene en contacto con un grupo en tiempo real y permanentemente estás comentando que estás haciendo. Coincido con aquellos que señalan esto como obsesivo. Todo un detalle si uno se pone a pensar. Interesante ¿verdad?.
Como blogger, el punto que considero más importante de lo expuesto, es para mí la tendencia de colocar información irrelevante. Surge aquí una pregunta ¿sigo en esa línea?. Me parece que no.
Entre los objetivos que me he planteado al iniciar el blog, está la de compartir todo aquello que de alguna manera me impresiona y compartirlo con quien quisiera leerlo, esperando un intercambio de opinión. Compartir una impresión está asociado a generar, de alguna manera, una evaluación, algo que te haga pensar, aunque más no sea brevemente. Información irrelevante, precisamente no te motiva a pensar.
Así es que veremos, con el blog, que de bueno tomamos de esta onda del Web 2.0, mientras dure, para mejorar la calidad del continente y el contenido, y mantener el interés de nuestros amigos del barrio de la blogosfera y los que lleguen del Web.
Desde entonces somos millones los que no lo pensamos mucho, tomamos las herramientas y nos lanzamos a crear contenido sin más razón que la necesidad por dejar de ser espectadores de lo que sucedía en Internet y participar en ella.
Hoy todo es social, no son pocos los que señalan que los contenidos están desbordados, los desarrolladores han creado más aplicaciones para participar, pero cada vez más se señala que tales aplicaciones te invitan a compartir información cada vez menos relevante.
Recientemente, luego de la aparición en escena de Twitter, se han desarrollado aplicaciones que plantean funciones inmediatas por medio de un blog como agregar avisos de tus actividades. Surgió el microblog o nanoblog, establecido en un formato pequeño (140 caracteres) mediante el cual uno se mantiene en contacto con un grupo en tiempo real y permanentemente estás comentando que estás haciendo. Coincido con aquellos que señalan esto como obsesivo. Todo un detalle si uno se pone a pensar. Interesante ¿verdad?.
Como blogger, el punto que considero más importante de lo expuesto, es para mí la tendencia de colocar información irrelevante. Surge aquí una pregunta ¿sigo en esa línea?. Me parece que no.
Entre los objetivos que me he planteado al iniciar el blog, está la de compartir todo aquello que de alguna manera me impresiona y compartirlo con quien quisiera leerlo, esperando un intercambio de opinión. Compartir una impresión está asociado a generar, de alguna manera, una evaluación, algo que te haga pensar, aunque más no sea brevemente. Información irrelevante, precisamente no te motiva a pensar.
Así es que veremos, con el blog, que de bueno tomamos de esta onda del Web 2.0, mientras dure, para mejorar la calidad del continente y el contenido, y mantener el interés de nuestros amigos del barrio de la blogosfera y los que lleguen del Web.
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