Cuando era chico, de apenas un lustro, y un tío me llevó a pescar por primera vez, me dijo "recuerda, la pesca es un asunto de paciencia", y luego me explicó muy tranquilamente durante unas cuantas horas que era la paciencia, hasta que el corcho pintado de blanco y rojo de mi línea empezó a hundirse.
Unos años más tarde mi Tata Ernesto me llevo a cazar por primera vez, aún no había cumplido los diez años. Nos fuimos a caballo los dos, él en su tordillo y yo en mi carapé (petiso en guaraní), y en el largo camino me recordó una vez más (después de muchas) todos los cuidados que había que tener con el arma, luego, la mayor parte del camino me hablo de la paciencia que había que tener en la cacería.
Mis padres fueron otros de los que más me hablaron de la paciencia un sinnúmero de veces a medida que iba creciendo y se presentaban distintas circunstancias en la vida. Créanme que con el tiempo, y tan buenos maestros, uno logra tener algo de esa actitud que lleva al ser humano a poder soportar contratiempos y dificultades para conseguir algún bien.
Siempre todos me dijeron, y yo lo repito también, "la paciencia es la madre de las virtudes". He recordado y repetido la frase varias veces desde ayer y ésta mañana tras los inconvenientes que surgieron en la plataforma de blogs, el servicio Blogger.com, con cientos millones de lectores activos en todo el mundo.
El no poder actualizar mi bloggsito no fue agradable para mi. El blog de uno es como un diario personal, un canal de expresión donde uno de alguna manera señala lo que considera importante señalar. Algo muy personal, que hasta se aprecia. Así es que tuve que recurrir a la paciencia, pero debo señalar que tenía la seguridad que tarde o temprano el problema se solucionaría. Sólo tenía que esperar y estar atento.
Me parece que nos deben una buena explicación, aunque el servicio sea gratuito. Así es que estamos esperándola.
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