En algunos ámbitos ya no se duda que por éstos momentos hay miles de crackers que están infiltrándose en páginas de organismos clave, para venderse al mejor postor y realizar, simplemente desde un dispositivo conectado, el mejor ataque cibernético, con el objeto de explotar la posibilidad de cobrar una jugosa cantidad, se trata del
cibercrimen como servicio, donde los enemigos ya no son conocidos, no existen en un mapa, no son naciones, son individuos involucrados en oscuros propósitos que en algunos casos podrían estar relacionados con esquemas gubernamentales.
Por otro lado hay un sinnúmero de hackers comprometidos con la defensa de países intentando parar semejante ofensiva. Ésta realidad ha obligado a los gobiernos desarrollar desde equipos especializados, con el desarrollo de sofisticados
programas de vigilancia como
Prism y
X-Keyscore, hasta una nueva rama de la defensa con unidades militares especializadas en la ciberguerra, y de hecho, dentro de éste contexto los estados llevan utilizando con éxito ciberarmas desde hace varios años.
"La guerra cibernética está declarada",
afirmó recientemente Hamadoun Touré, secretario general de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), durante una conferencia.
Se habla de cibrguerra, un evento que puede ser tan peligroso como una guerra armada y que tiene antecedentes desde 1999, cuando "durante la intervención de los aliados en la Guerra de Kosovo, más de 450 expertos informáticos, al mando del Capitán Dragan, se enfrentaron a los ordenadores militares de los aliados. Este grupo, integrado por voluntarios de diferentes nacionalidades, fue capaz de penetrar los ordenadores estratégicos de la OTAN, la Casa Blanca y del portaaviones norteamericano Nimitz, sólo como una demostración de fuerza, pues éste no era su objetivo principal. Además de ser una fuente alternativa de información en Internet, sirvió como grupo coordinador de actividades contra la guerra fuera de Yugoslavia" (
Wikipedia).
El antecedente que más me impresionó fue
el tremendo ataque que sufrió Estonia entre abril y mayo de 2007. Tdos se inició el 27 de abril de 2007 el gobierno estonio retiró una estatua erigida en los tiempos de la dominación soviética en homenaje a los soldados que lucharon contra la invasión alemana en la Segunda Guerra Mundial. Ese día hubo protestas y graves desórdenes públicos, y al caer la tarde se inició el ciberataque las webs de los principales periódicos, radios y televisiones sufrieron espectaculares incrementos de tráfico que colapsaron la capacidad de respuesta de los servidores y el ancho de banda disponible. Ese ataque fue seguido por otro mucho más sofisticado apuntado contra los enrutadores por los que circula el tráfico de internet.
Múltiples websites gubernamentales cayeron, como también las de dos grandes bancos, incluso los cajeros automáticos fueron atacados. Los técnicos que enfrentaron el ataque advirtieron que las conexiones responsables del colapso provenían de lugares tan exóticos como Egipto, Perú o Vietnam, y se optó por la solución rápida de cortar el acceso al tráfico internacional, con lo que Estonia se desconectó del mundo.
El problema recrudeció con nuevos raids hostiles la víspera del 9 de mayo, día en que Rusia celebra su victoria en la Segunda Guerra Mundial. Ese día, el presidente Putin criticó a las autoridades estonias por la retirada del monumento; más tarde se sugirió que los servicios secretos rusos pudieron haber amparado el ataque, que cesó totalmente el 18 de mayo.
Para poder defenderse y recuperar el control Estonia recurrió a la colaboración de equipos internacionales de respuesta a emergencias en internet, y de servicios de seguridad de otros gobiernos expertos en ciberdelincuencia y ciberterrorismo. Inclusive recurrió a la OTAN, aunque lamentablemente en ese momento la Unión Europea no consideraban los ciberataques como una acción militar, por el que Estonia no ha podido solicitar la aplicación del Artículo 5 del Tratado Atlántico.
Antes del ataque el país era ya un lugar de interés por la penetración que han tenido las nuevas tecnologías de información y comunicación en su sociedad pero especialmente en el gobierno. "La Meca electrónica", donde el 60% de la población tenía una tarjeta de identidad electrónica, el 90% de las transacciones bancarias y declaraciones de impuestos se realizaban a través de internet, tenía ya el voto online, los legisladores publicaban sus decisiones en la red y el acceso a Internet se consideraba un derecho constitucional.
Desde entonces se han desarrollado una importante variedad de "herramientas" que han llegado a servir como armas para explotar vulnerabilidades en simples equipos personales hasta complejos sistemas
SCADA, diseñados para funcionar sobre computadores en el control de la infraestructura de producción, supervisión, control calidad, almacenamiento de datos, etc., en plantas de producción y/o conducción de energía, filtración y distribución de agua, trenes y subterráneos, gas natural, oleoductos, y prácticamente todo tipo de fabricación industrial. Lo que se considera "infraestructura crítica".
Redes zombi, spyware, troyanos y otros malware son usados para la ciberguerra cada día, y se pone en peligro el mundo digital. Pero todo en éste campo evoluciona vertiginosamente, en años recientes fuimos testigos de verdaderas armas cibernéticas como
Stuxnet, un poderoso gusano malicioso que atacó repetidamente cinco instalaciones industriales en Irán a lo largo de 10 meses y y se distribuyo inicialmente a través de pendrives a equipos no conectados, y
Flame catalogado por muchos como “una de las mayores amenazas jamás creadas” que tiene como objetivo el ciberespionaje, está apuntado a robar información sensible de infraestructuras críticas de un País, lo que lo hace muy peligroso por que se podría combinar con otras armas cibernéticas para afectarlas.
En éste contexto los ciberataques ya no buscan simplemente robar números de tarjetas de crédito y/o "engancharse" en una transacción electrónica para obtener un "beneficio" económico, están dirigidos a influir en la vida política del país o países objetos del ataque.
En éstos días mucho de lo que pasa está relacionado al tenso clima alrededor de una posible acción armada de Estados Unidos contra la estructura de defensa de Siria, que se está desangrando en una terrible guerra civil y que fue acusada de usar armas químicas contra su propia población.
Es un escenario terrible que cuenta con varios actores, uno de ellos el
Syrian Electronic Army SEA, al se le atribuye los recientes ataques a las páginas web del New York Times, Huffington Post y Twitter.
La lista de ataques que el SEA reclama incluye la responsabilidad de desfigurar o comprometer, por ello cientos de sitios web, alegando la difusión de noticias hostiles al gobierno sirio. Los ataques incluyen sitios web de noticias como BBC News, la Associated Press, la National Public Radio, Al Jazeera, Financial Times, The Daily Telegraph, The Washington Post, la emisora Orient TV, y con sede en Dubai al-Arabia TV, así como las organizaciones de derechos humanos, como Human Rights Watch.
El 27 de agosto próximo pasado, el SEA
mediante un simple correo electrónico el SEA tumbó el website del New York Times. Entre el 2 y 3 de Septiembre 2013, hackers pro-sirios irrumpieron en el website de reclutamiento de la Infantería de Marina de EE.UU., publicado un mensaje que insta a los soldados estadounidenses a rechazar las órdenes de Washington si decide atacar Siria.
El conflicto de Siria es un tema en desarrollo que iré ampliando. Más sobre el tema
Cyberwar (Ciberguerra) en éste blog.
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