Toda la gran cuenca del Plata tiene una sobra de maldad. Da pena leer todo lo que está pasando en muchos ámbitos de nuestra región.
El lado oscuro de la Hidrovía. Escondida en contenedores, trafican cocaína a Europa y África.
Por Germán de los Santos, publicado por
La Nación.
Las organizaciones criminales más poderosas de América latina se
afincaron en Paraguay, que exporta cocaína en barcazas que atraviesan
el territorio argentino sin controles durante la navegación; el
operativo récord que encendió las alarmas.
Como si fuese un ruego póstumo destinado a los narcos, el capitán
Oscar Montiel escribió en un papel manchado con grasa: “Soy el único
responsable”. Quería excluir a su familia de las represalias que,
según presumía, podrían venir. Luego, se metió en el baño del buque
Asunción B y se pegó un tiro en la cabeza.
A solo unos metros del puente de mando, los efectivos de la armada
paraguaya encontraron lo que el capitán les había marcado: un
contenedor donde estaban ocultos 13.110 kilos de marihuana. Esa carga
clandestina estaba valuada en diez millones de dólares y tenía como
destino la Argentina, según la investigación que llevó adelante el
fiscal Ysaac Ferreira.
El hallazgo fue el 19 de mayo de 2015 y se trató del secuestro de
drogas más cinematográfico de una sucesión de operativos que se
extendió durante los últimos años y que hoy enciende las alarmas de
las fuerzas de seguridad europeas; sobre todo, después de que en
febrero pasado
se secuestraron tres cargamentos
con un total de 27 toneladas de cocaína en Amberes y Hamburgo.
Imagen vista en La Nación |
Uno de ellos es el narcotráfico que se cuela por los escasos controles
en medio del incesante tráfico de embarcaciones. Durante el pico de la
cosecha de soja, entre marzo y junio, navegan 300 barcazas por día,
que por el acuerdo de “transporte fluvial” firmado en 1994 por los
países que conforman la Hidrovía, no tienen control durante la
navegación. Para evitar inconvenientes y demoras en el tráfico
fluvial, las revisaciones son solo en los puertos de salida, y en la
práctica “resultan endebles”, según admitió a LA NACION la directora
de la Secretaría Nacional de Narcotráfico de Paraguay, Zully Rolón.
De acuerdo con los investigadores europeos, los tres cargamentos con
cocaína descubiertos en Amberes y Hamburgo provenían de Paraguay -que
no los detectó en el puerto de origen- y por lo menos uno de ellos,
con 16.174 kilos de estupefacientes,
hizo trasbordo
en el puerto de Buenos Aires.
El hallazgo se produjo luego de que las fuerzas de seguridad
europeas lograron vulnerar más de 170.000 mensajes de teléfonos que
usaban el sistema encriptado Sky ECC.
Ese cargamento de cocaína, camuflado en latas de pintura, fue
secuestrado en una de las incautaciones más grandes de la historia
en Europa. Navegó por 1400 kilómetros sin ser sometido a una sola
inspección por parte de las fuerzas de seguridad, ni las paraguayas
ni las argentinas.
En la última reunión de la Oficina de las Naciones Unidas contra la
Droga y el Delito (Unodc, por sus siglas en inglés), realizada en La
Paz, en enero pasado, los miembros de la organización advirtieron
sobre el peligro de que la Hidrovía Paraguay-Paraná se transforme,
especialmente durante la pandemia, “en una nueva vía para el tráfico
de drogas”.
La Undoc alertó por primera vez sobre una “rearticulación” del
tráfico de cocaína en Sudamérica a través de la Hidrovía, al indicar
que Paraguay se convirtió en una zona de acopio de esta droga, que
se produce en Perú y Bolivia, y que desde los puertos guaraníes
tiene salida hacia África y Europa. (Ver imagen - Croquis Hidrovía y región)
En paralelo con los grandes cargamentos, también hay un tráfico
hormiga por el agua en
áreas limítrofes. A Formosa y Corrientes se cruza desde Paraguay todo tipo de
mercaderías de contrabando y también estupefacientes, que viajan en
canoas y lanchas rápidas. Lo que empezó con el histórico tráfico de
cigarrillos truchos creció y se extendió a otras mercancías más
valiosas en el mercado criminal.
El paradigma de este tipo contrabando se dio en Itatí, donde hasta
2017 funcionaba una red de tráfico de marihuana en embarcaciones
pequeñas desde las costas de Paraguay, que estaba liderada en
Corrientes por Federico Marín, alias Morenita, y en la que estaban
involucrados desde el entonces intendente de esa ciudad, Roger Terán,
el comisario, prefectos y gendarmes, hasta un grupo de jóvenes que
hacían de vigías, a quienes llamaban “biguás”, en alusión al ave que
alerta ante un peligro. Esos cargamentos de droga que cruzaban el río
luego terminaban en provincias como Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y
Tucumán.
El desembarco de los “comandos” brasileros
Los especialistas advierten que en la Argentina no se tomó dimensión
del nuevo modelo de logística narco que comenzó a ponerse en
funcionamiento durante la pandemia con una plataforma sólida en
Paraguay, donde tienen base las organizaciones criminales más
poderosas de América latina, originarias de Brasil, como el Primer
Comando Capital y el Comando Vermelho.
Paraguay fue históricamente un país productor de marihuana –el más
grande de Sudamérica, con más de 6.500 hectáreas destinadas al
cannabis-, pero con la inserción del crimen organizado
internacional, el país se transformó en uno de los nodos de salida
de drogas al exterior, a través de los ríos Paraguay y Paraná, como
señala el especialista Carlos Peris, que participó en un estudio en
la región sobre crimen organizado que llevó adelante la ONG
internacional Inshight Crime.
En la primera semana de agosto se secuestraron en Paraguay 934 kilos
de cocaína en cuatro operativos, donde también se incautaron
precursores químicos, lo que reafirma la hipótesis de que ese país
se transformó en una plataforma logística de narcotráfico de ese
tipo de droga, a la par de la marihuana.
El próximo 13 de septiembre, el Estado argentino pasará a administrar
la Hidrovía tras 25 años de una concesión que estuvo en manos de
privados. En los intensos debates que surgieron sobre retomar la
“soberanía” del río Paraná tuvo poco espacio el replanteo de la
vigilancia de una ruta clave, que más allá de ser vital para la
agroexportación, tiene un lado B clandestino.
El gobierno argentino pretende crear una agencia de seguimiento y
control de la Hidrovía que concentre a todos los organismos del Estado
que están vinculados con el tema; entre ellos, entes como la Aduana,
la AFIP, la Unidad de Información Financiera (UIF) y las fuerzas de
seguridad. El argumento que ofrecen en la administración de Alberto
Fernández es que antes esto no se podía llevar adelante porque la
Hidrovía estaba en manos privadas. Sin embargo, desde 1995, el Estado
argentino nunca creó los organismos de control que preveía el pliego
de licitación.
“Hay quienes prefieren que no haya controles y son los que representan
la parte más oscura de la Hidrovía. Quieren que sea ‘agua de nadie”,
dijo a LA NACION el secretario de Transporte de la Nación, Diego
Giuliano. Y afirmó: “Eso no va a suceder porque la mayoría de las
instituciones y los usuarios apuntan a la trazabilidad del sistema,
con el control del Estado para optimizar una de las autopistas
fluviales más grandes del mundo”.
Durante la gestión de Patricia Bullrich al frente del Ministerio de
Seguridad se firmaron convenios con Paraguay para incrementar los
controles, tanto en los ríos como en los puertos, pero las actas
suscriptas quedaron en los cajones de los escritorios. En la
práctica, hubo escasos avances, a pesar de la buena relación que esa
gestión tenía con el presidente paraguayo, Mario Abdo.
En 2017, el gobierno compró a Israel cuatro patrullas costeras
Shaldag, fuertemente artilladas y con gran poder de aceleración, por
más de 49 millones de dólares. Dos están actualmente en Misiones,
una está en Corrientes y la otra, en Victoria, Entre Ríos. Los
problemas de la bajante del Paraná complicaron los patrullajes que
deberían hacerse con estas embarcaciones, señalaron fuentes de la
Prefectura.
Ante este escenario, desde hace un tiempo los empresarios navieros
decidieron contratar seguridad privada, agentes armados que integran
la tripulación de cada barco para vigilar que ningún cargamento
extraño se cuele en las embarcaciones durante el extenso viaje, que
dura entre nueve y 15 días. El presidente del Centro de Armadores
Fluviales y Marítimos del Paraguay (Cafym), Guillermo Ehreke, admitió
a LA NACION que “el narcotráfico es una de las mayores
preocupaciones”. Otra es el robo de combustible, que llaman “ordeñe”.
Paraguay tiene la segunda flota de barcazas más grande del mundo,
después de la del río Mississippi, en Estados Unidos. Son unas 2900
embarcaciones. En época de cosecha de soja navegan unos 300 convoyes
diarios, según calcula Ehreke.
Peris afirmó que la pandemia cambió el flujo del tráfico oscuro que
navega por la Hidrovía. En diálogo con LA NACION, el investigador
señaló que Paraguay se transformó en un nodo logístico para la
salida de la cocaína al exterior.
En un informe titulado “El mercado ilegal de la cocaína en
Paraguay”, Peris estableció como punto novedoso de análisis que ese
país empezó a transformarse en productor de cocaína destinada a la
exportación. Se descubrieron laboratorios en el Chaco paraguayo,
cerca de la frontera con Bolivia, que aportan elementos para la
hipótesis de Peris.
Navegar sin control
“La cocaína se mueve en contenedores. Salen de los puertos legales
de Paraguay y pasan por la Hidrovía para llegar a distintas partes
del mundo. No existen los controles en el río. Si hay más controles,
el tráfico de contenedores se complica y, como consecuencia, se
retarda el comercio. Es parte del sistema”, explicó el investigador.
“La Hidrovía, al ser el único canal para conectarse
internacionalmente, es el camino no solo para el comercio legal sino
también para el narcotráfico. La mirada en Paraguay está centrada en
el contrabando menor, en las lanchas que pasan de Clorinda, Formosa,
a Asunción, con bolsas de azúcar, tomate, y artículos limpieza. Ese
es el control en la Hidrovía desde el lado paraguayo. Las barcazas
no son controladas para agilizar la libre circulación de los ríos”,
apuntó.
Rolón, directora de la Secretaría Nacional de Narcotráfico de
Paraguay, admitió que uno de los problemas en la Hidrovía son los
controles en los puertos, donde se embarcan los contenedores, que
son el tipo de carga donde se disimulan los cargamentos de drogas.
Rolón asumió en febrero pasado, antes de que se detectaran en Europa
los megacargamentos de 27 toneladas de cocaína que habían partido de
Paraguay. Ella consideró, en diálogo con LA NACION, que las
relaciones con la Argentina son buenas en materia de coordinación de
las fuerzas de seguridad, pero advirtió que el problema está en las
terminales portuarias, donde, admitió, “es imposible llevar adelante
los controles con la infraestructura que tienen los países que están
a lo largo de la Hidrovía”.
El gobierno paraguayo tiene planeado adquirir cinco escáneres
móviles para utilizar en los puertos, donde actualmente solo hay
dos, y en septiembre pondrá en marcha un llamativo proyecto de una
base flotante de la Armada paraguaya, que pretende ser un punto de
control de las embarcaciones en la confluencia de los ríos Paraguay
y Paraná.
“Este año y el próximo van a ser muy intensos en materia de
narcotráfico porque con la pandemia hay mucha cocaína acumulada que
no logró salir, sobre todo con destino a África y a Europa”, asumió
Rolón.
Para investigar el caso de las 27 toneladas de cocaína que viajaron
a Europa, la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar) recibió de
la Aduana las filmaciones que se registraron de los días en que los
contenedores estuvieron en el puerto de Buenos Aires. La Procunar
colabora con la fiscal paraguaya Elva Cáceres Samudio para reunir
pruebas sobre el tránsito de la barcaza por la Hidrovía. La
cooperación se da en el marco de que la Argentina y Paraguay
integran la Red de Fiscales Antidrogas de Iberoamérica.
Según informaron a LA NACION fuentes gubernamentales, el Ministerio
de Seguridad de la Nación y la Administración Federal de Ingresos
Públicos (AFIP) firmaron un convenio para que la Prefectura Naval y
la Aduana trabajen en forma conjunta en el control de mercadería en
tránsito. “Sin orden judicial, solo se puede revisar la mercadería
que tenga como origen o destino la Argentina. La carga en tránsito
no”, explicaron fuentes del Ministerio de Seguridad de la Nación.
Las autoridades se atajan en la compleja normativa que regula la
relación de los países que integran la Hidrovía y por lo bajo se
miran con desconfianza, mientas crece el peligro de que esta ruta
fluvial se transforme en una autopista para la salida de la droga de
Sudamérica. / Por Germán de los Santos, publicado por
La Nación.--
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