Resulta que de buenas a primeras comenzaron a desaparecer algunas cosas, a dejarse abiertas algunas puertas, a olvidarse apagar algunas máquinas, etc. etc. y nadie nunca era.
Un buen día, cuando alguien preguntó porque tal o cual cosa, alguien respondió habrá sido Casperín. Y desde entonces quedó en eso, cuando nadie era, pues habrá sido Casperín.
Con el tiempo, los extraños sucesos se fueron acabando y sólo en caso de recordar algunas anécdotas, viene a nuestra memoria Casperín.
Ya sólo falta que se cree un departamento de fenómenos paranormales con funcionarios haciendo de cazafantasmas y mediums.
ResponderBorrarTal vez algún día, alguno de la superioridad crea que sea necesario y se invente tal departamento con presupuesto y todo.
ResponderBorrarJarto, todo es posible en la dimensión descocida.