Por Xavier Colás, publicado por elmundo.es.
Rusia desenmascara a centenares de personas que revelaban información a servicios de espionaje extranjeros en 2018 y alerta del peligro del fin del tratado de misiles INF.
Rusia desenmascaró la actividad de "129 espías extranjeros y 465 personas al servicios de inteligencia extranjeros" durante el año pasado, "gracias a operaciones especiales" de los servicios rusos. Así lo ha anunciado hoy el presidente Vladimir Putin, en una reunión de la junta directiva del Servicio Federal de Seguridad (FSB) de Rusia. También ha señalado que las agencias de espionaje extranjeras han tratado de influir en los acontecimientos políticos en Rusia.
Oficinas centrales del Servicio Federal de Seguridad de la Federación Rusa Visto en Wikipedia |
Rusia también ha recibido un importante número de incursiones desde ordenadores. El presidente ruso ha alertado también que el número de ataques cibernéticos coordinados lanzados contra Rusia ha aumentado en 2018, alcanzando los 17.000. Y ha advertido que hay que estar preparados para un mayor crecimiento de este tipo de operaciones.
Las críticas del presidente ruso a la fijación con su país de los espías extranjeros llegan en un momento en el que Rusia está siendo cuestionada en Occidente por varios escándalos de espionaje, como el del doble envenenamiento hace justo un año de un ex agente ruso, Sergei Skripal, y de su hija en Inlgaterra, atribuido a Moscú por los responsables británicos. Todavía hoy, el Kremlin niega con firmeza cualquier implicación.
Putin sospecha que las agencias de inteligencia extranjeras están buscando "aumentar su actividad" e influencia en los procesos que tienen lugar en Rusia, buscando tener "acceso a información de naturaleza política, económica, científica y tecnológica". Por eso, Putin ha señalado que los servicios rusos deben garantizar un "trabajo fiable" a la hora de contrarrestar estos intentos. Las leyes vigentes en Rusia prevén una pena de 10 a 20 años de cárcel por el delito de espionaje.
Muchas veces estas "detecciones" se resuelven de manera discreta, pero recientemente se produjo una "interceptación" sonada en Rusia. Agentes rusos detuvieron en Moscú a un supuesto espía estadounidense el pasado 28 de diciembre, según informó el Servicio Federal de Seguridad. La mayoría de los individuos que el FSB detiene por espionaje son nacionales de terceros países o de Rusia, no de EEUU como en esta ocasión. Un tribunal ruso prolongó en febrero tres meses la detención de este presunto espía, llamado Paul Whelan. El FSB dice que este antiguo infante de marina de EEUU recibió supuestamente de un conocido un 'pendrive' que "contenía la lista completa de los trabajadores de un servicio secreto" de Rusia. La familia de Whelan lo niega todo.
El año pasado el FSB arrestó a varias personas y registró un centro de investigación controlado por la agencia espacial del país, Roskosmos, por la presunta filtración de secretos sobre nuevas armas hipersónicas a países occidentales. Como resultado de esto, el científico Viktor Kudryavtsev, de 74 años, empleado del Instituto Central de Investigación Científica de Ingeniería Mecánica, fue arrestado el 22 de julio. Según el FSB, Kudryavtsev filtró información técnica clasificada utilizada en el diseño de misiles hipersónicos (los famosos Avangard y Kinzhal) a través del Instituto von Karman a países de la OTAN, incluido Estados Unidos.