jueves, 7 de marzo de 2019

Como en las películas, pulseada entre servicios de inteligencia de EEUU y Rusia

La caza de espías de Vladimir Putin: 600 pillados en un año.
Por Xavier Colás, publicado por elmundo.es.

Rusia desenmascara a centenares de personas que revelaban información a servicios de espionaje extranjeros en 2018 y alerta del peligro del fin del tratado de misiles INF.

Rusia desenmascaró la actividad de "129 espías extranjeros y 465 personas al servicios de inteligencia extranjeros" durante el año pasado, "gracias a operaciones especiales" de los servicios rusos. Así lo ha anunciado hoy el presidente Vladimir Putin, en una reunión de la junta directiva del Servicio Federal de Seguridad (FSB) de Rusia. También ha señalado que las agencias de espionaje extranjeras han tratado de influir en los acontecimientos políticos en Rusia.

Oficinas centrales del Servicio Federal de Seguridad de la Federación Rusa
Visto en Wikipedia
Rusia también ha recibido un importante número de incursiones desde ordenadores. El presidente ruso ha alertado también que el número de ataques cibernéticos coordinados lanzados contra Rusia ha aumentado en 2018, alcanzando los 17.000. Y ha advertido que hay que estar preparados para un mayor crecimiento de este tipo de operaciones.

Las críticas del presidente ruso a la fijación con su país de los espías extranjeros llegan en un momento en el que Rusia está siendo cuestionada en Occidente por varios escándalos de espionaje, como el del doble envenenamiento hace justo un año de un ex agente ruso, Sergei Skripal, y de su hija en Inlgaterra, atribuido a Moscú por los responsables británicos. Todavía hoy, el Kremlin niega con firmeza cualquier implicación.

Putin sospecha que las agencias de inteligencia extranjeras están buscando "aumentar su actividad" e influencia en los procesos que tienen lugar en Rusia, buscando tener "acceso a información de naturaleza política, económica, científica y tecnológica". Por eso, Putin ha señalado que los servicios rusos deben garantizar un "trabajo fiable" a la hora de contrarrestar estos intentos. Las leyes vigentes en Rusia prevén una pena de 10 a 20 años de cárcel por el delito de espionaje.

Muchas veces estas "detecciones" se resuelven de manera discreta, pero recientemente se produjo una "interceptación" sonada en Rusia. Agentes rusos detuvieron en Moscú a un supuesto espía estadounidense el pasado 28 de diciembre, según informó el Servicio Federal de Seguridad. La mayoría de los individuos que el FSB detiene por espionaje son nacionales de terceros países o de Rusia, no de EEUU como en esta ocasión. Un tribunal ruso prolongó en febrero tres meses la detención de este presunto espía, llamado Paul Whelan. El FSB dice que este antiguo infante de marina de EEUU recibió supuestamente de un conocido un 'pendrive' que "contenía la lista completa de los trabajadores de un servicio secreto" de Rusia. La familia de Whelan lo niega todo.

El año pasado el FSB arrestó a varias personas y registró un centro de investigación controlado por la agencia espacial del país, Roskosmos, por la presunta filtración de secretos sobre nuevas armas hipersónicas a países occidentales. Como resultado de esto, el científico Viktor Kudryavtsev, de 74 años, empleado del Instituto Central de Investigación Científica de Ingeniería Mecánica, fue arrestado el 22 de julio. Según el FSB, Kudryavtsev filtró información técnica clasificada utilizada en el diseño de misiles hipersónicos (los famosos Avangard y Kinzhal) a través del Instituto von Karman a países de la OTAN, incluido Estados Unidos.

Nurlan Aliyev, investigador en el Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad de Varsovia, ha sido una de las voces que han destacado el cambio de escenario que supusieron las enmiendas al artículo 275 del Código Penal de Rusia adoptadas en 2012. Según estas disposiciones, no sólo la divulgación de secretos de Estado, sino también la prestación de "servicios de consultoría a otros Estados" se consideran traición. El reciente repunte en la confrontación con Occidente ha hecho que los mecanismos de seguridad hayan reforzado el papel de los servicios de seguridad, tanto en la política externa como en la interna.

Rusia y EEUU siguen jugando al ratón y al gato con escaramuzas que trascienden de manera periódica. El verano pasado The Guardian publicó que una mujer, de nacionalidad rusa y trabajadora de la embajada de Estados Unidos en Moscú, fue contratada por el Servicio Secreto de su país y estaba bajo sospecha desde que se le practicó una comprobación de seguridad rutinaria por parte del Departamento de Estado de EEUU. La investigación descubrió que la mujer tenía reuniones periódicas no autorizadas con miembros de la principal agencia del FSB. La mujer tenía acceso a los sistemas de Intranet y correo electrónico del Servicio Secreto, lo que le daba acceso a datos potencialmente sensibles, incluyendo las agendas del presidente y vicepresidente de Estados Unidos.

Según el discurso de hoy, no todas las amenazas están creciendo en Rusia. Putin ha destacado la disminución en el número de delitos de naturaleza terrorista, pasando desde los 997 hasta sólo 9 en los últimos diez años. El número de ataques terroristas frustrados en Rusia sigue siendo alto, manteniéndose en unos 20 por año durante los últimos tres años. "Es necesario continuar una lucha constante contra el terrorismo", ha sentenciado Putin.

EL PELIGRO DEL FIN DEL INF
El presidente ruso también se ha referido hoy al tratado INF, que EEUU dio por roto primero y Rusia ha abandonado recientemente. Hasta la fecha, el Tratado sobre Misiles de Alcance Medio y Corto, suscrito en 1987 entre EEUU y la entonces URSS, ha sido una pieza fundamental del moderno régimen de supervisión y control sobre la no proliferación de armas nucleares. En su discurso de hoy ha explicado que la expansión de la infraestructura militar de la OTAN se coloca muy cerca de las fronteras rusas. A esto se une la decisión de Washington de retirarse del Tratado INF, lo que según él complica la situación operativa.

Para Putin, "la decisión de EEUU de retirarse del Tratado sobre Misiles de Alcance Medio y Corto es un paso directo hacia el debilitamiento de todo el sistema de acuerdos de seguridad internacional", ya que esta circunstancia "cambia, sin duda, la situación operativa, y -desafortunadamente- no para mejor". Rusia ha adoptado una postura más agresiva desde que Washington suspendió sus obligaciones en el marco del INF. En respuesta, Moscú no sólo suspendió su participación en el tratado, sino que también exigió pruebas por parte de Washington de la presunta violación rusa del acuerdo.

En los principales canales de televisión estatales de Rusia hace ya semanas que las declaraciones de Putin sobre los misiles estadounidenses son percibidas como una invitación para determinar exactamente dónde se dirigirían los ataques de represalia de Rusia. Sin perder tiempo, Putin firmó este lunes el decreto que suspende la participación de su país en el Tratado INF en respuesta a "la violación por parte de EEUU de sus obligaciones" contraídas en virtud del mismo.

Pero días antes de que el documento se firmase, la población rusa recibió un anticipo. En un espacio televisivo titulado 'Objetivos seleccionados', el presentador, Dimitri Kiselyov, explicó que los misiles de crucero Zircon presentados recientemente podrían lanzarse desde submarinos cerca de la costa de EEUU. Según su información, los posibles objetivos de los misiles incluyen el Pentágono y Camp David, y así lo mostró a los telespectadores en una recreación virtual. La fanfarria militar ha excitado también a algunos diputados. El vicepresidente de la Duma estatal, Pyotr Tolstoy, que presenta otro programa de televisión, aprovechó su rato en antena para mandar un recado a Washington: "Chicos, dejen de empujarnos todo el tiempo. Si alguna idea horrible sobre atacar a Rusia se mete en su cabeza, entonces, perdón pero no quedará de ustedes más que un pequeño pegote grasiento".

Tras esta fanfarria bélica en los canales federales, el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, se vio obligado a recordar que Putin había hablado de la posibilidad de un ataque con misiles "si nuestro país afrontara una amenaza", pero "el presidente no nombró una sola ubicación geográfica en relación con este tema", apuntó en declaraciones al medio Meduza. Moscú, en todo caso, ha insistido en que "se reserva el derecho a responder" si EEUU despliega misiles prohibidos por el Tratado INF tras abandonarlo. El canciller ruso, Serguei Lavrov, ha repetido hoy que su país "no se involucrará en una nueva carrera de armamentos", a pesar de las amenazas a su seguridad creadas por Washington. / Por Xavier Colás, publicado por elmundo.es.--

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Más información en éste blog: #russiagate y en Cyberwar - Rusia.

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