El peso argentino gana un respiro
Por Taos Turner para
The Wall Street Journal.
BUENOS AIRES—Argentina está disfrutando de una paz cambiara, pero muchos se preguntan si va a durar.
Después de un año de perder terreno, el peso ha venido recuperándose en el mercado negro, con un alza de alrededor de 26% durante las últimas seis semanas y de casi 4% este lunes. El avance de la moneda se produce luego de que una campaña contra la negociación, una venta de bonos y un canje de divisas con China frenara las transacciones en los mercados de divisas legales y clandestinos.
Después de caer el 25 de septiembre a un mínimo histórico de 15,95 por dólar estadounidense, el peso escaló el lunes a 12,650 en el mercado negro.
“El próximo par de meses podría ser complicado para la economía, así que no me sorprendería si vemos un retroceso y más tensión en el mercado cambiario”, dijo Ariel Setton, un economista de Buenos Aires.
Por ahora, la ganancia ha dado un respiro a los argentinos preocupados por la alta inflación y temerosos de que el gobierno pueda devaluar la moneda, que se cotiza oficialmente a 8,50 pesos por dólar.
El comercio de divisas en el mercado negro floreció hace tres años cuando Argentina prohibió la venta de dólares. La política tenía como fin detener la hemorragia de las reservas internacionales y liberar dólares de modo que el gobierno pudiera usarlos para pagar deudas, comprar gas importado y financiar el gasto público.
Los economistas dicen que la medida fue contraproducente. Desde principios de 2011, las reservas han disminuido de US$52.000 millones a alrededor de US$28.000 millones, elevando la preocupación sobre la capacidad de Argentina para pagar deudas futuras.
La recuperación del peso argentino comenzó el primero de octubre cuando un nuevo presidente tomo posesión en el banco central. Desde entonces, Alejandro Vanoli ha intensificado la coordinación con otras entidades, incluyendo el regulador de valores del país y una agencia de lucha contra el lavado de dinero, en una campaña contra las casas de cambio ilegales. El gobierno ha llevado a cabo más inspecciones y ha cerrado algunos locales de divisas, lo que ha llevado a algunos comerciantes del mercado negro a funcionar de forma aún más clandestina.
“Nadie quiere llamar la atención por lo que hay un gran incentivo para no aumentar la tasa (de cambio) demasiado”, dijo un operador, en referencia al precio del dólar.
El nombramiento de Vanoli “marcó un cambio en la relación entre los bancos, la política monetaria y la política fiscal”, señaló Setton.
Mientras que el gobierno está presionando a las casas de cambio del mercado negro, también ha desalentado la compra legal de dólares a través de acciones y bonos de arbitraje. Menos personas y empresas están comprando legalmente bonos en pesos con el único propósito de luego venderlos en dólares. Los volúmenes de negociación en octubre para algunos de estos activos se redujeron más de 95% respecto al mes anterior, de acuerdo con Rafael Di Giorno, director de la firma Proficio Investment Management. Eso ha llevado el precio de los dólares obtenidos de esta manera a disminuir, lo que se refleja en un menor costo para la moneda estadounidense en el mercado negro.
“La demanda de dólares se ha reducido un poco debido a la presión”, dijo Di Giorno, “pero yo no creo que sea sostenible hasta fin de año”.
El gobierno también ha tratado de sacar más pesos de circulación. El banco central elevó las tasas de interés para depósitos pequeños. La tasa, que asciende a alrededor de 23% para los depósitos a tres meses, llevó a la gente a depositar 3.000 millones de pesos el mes pasado, apuntó Vanoli en una reciente entrevista radial.
Dado que muchos economistas dicen que la inflación se ubica en torno al 40%, Setton describen el movimiento de tipos de interés como “tímido”. Aún así, puede haber reducido la presión sobre el dólar, sacando esos pesos de la calle”, dijo.
En otra medida que contribuyó a la tendencia alcista del peso, el gobierno vendió el mes pasado US$983 millones en los llamados bonos vinculados al dólar. Los de maduración a dos años tienen una tasa de interés anual de 1,75% y pagan a los inversionistas en pesos al tipo de cambio oficial. Así que incluso si Argentina devalúa su moneda, los tenedores de bonos estarían protegidos contra pérdidas.
Igualmente, el banco central de Argentina llegó la semana pasada a un acuerdo de canje con su homólogo chino, obteniendo el equivalente a US$814 millones y el fortalecimiento de sus reservas.
El mes pasado, el gobierno también llegó a un acuerdo con los exportadores bajo el cual van a embarcar US$5.700 millones en soya y granos a cambio de recibir autorización para exportar trigo y harina. El acuerdo traerá US$1.500 millones adicionales este año sobre lo que los agricultores ya se habían comprometido a exportar, dijo un funcionario del gobierno. “Esto aumenta la oferta de dólares disponibles en el mercado y aporta garantías de que estarán disponibles más adelante”, dijo el funcionario.
El mercado ha sido especialmente volátil desde junio, cuando Argentina perdió una batalla legal contra los fondos de cobertura que había demandado al país en EE.UU. Argentina se ha negado a obedecer una orden de un tribunal de Nueva York de pagar a los fondos aproximadamente US$1.700 millones por bonos que compraron después de que el país cayó en cesación de pagos en 2001.
La disputa llevó a Argentina a entrar en default a finales del mes de julio sobre parte de su deuda, aumentando los temores de que el país podría seguir siendo excluido de los mercados globales y ser incapaz de obtener dólares en el futuro previsible.
La suerte del peso, dicen los analistas, dependerá de lo que suceda en la disputa con los fondos de cobertura. Muchos inversionistas esperan que el país llegue a un acuerdo en enero, cuando expira una cláusula que requiere que Argentina compense de manera similar a otros tenedores de bonos si ofrece dinero adicional a los fondos de cobertura.
Ya sea que las ganancias del peso son “definitivas o transitorias dependerá de lo que ocurra a principios del próximo año”, dijo Luciano Cohan, economista jefe de Elypsis, una firma consultora. / Por Taos Turner para
The Wall Street Journal.--