Hace unos días leía: “Vladimir Putin y sus facilitadores han dejado una
cosa muy clara: esta guerra no se trata solo de Ucrania. Consideran que su
guerra contra Ucrania forma parte de una cruzada mayor, una cruzada contra
la democracia liberal”, lo decía canciller alemán Olaf Scholz.
Putler kaput, en Lviv, Ucrania en 2014. Foto de Reuters / Stringer |
Palabras que fueron bien recibidas en Ucrania, donde desde hace tiempo se
sospecha del apoyo de Alemania a Kyiv. Así es, no son pocos los que vienen
señalando la "tibieza" del gobierno alemán desde que Rusia inició la
invasión a Ucrania en febrero de 2022.
Es aceptado a nivel global que la "cruzada" de Putler, como es señalado
Putin en gran medida en Europa (especialmente en los países que estuvieron
detrás de la fatídica "cortina de hierro"), representa "una amenaza al
modelo de democracia occidental". Y también es aceptado que Occidente y la
Unión Europea debe nuevamente ponerse de pie para defender su continuidad
como una alianza de naciones libres y democráticas.
Invasión que se considera una nueva fase de lo que inició Rusia en 2014,
con la ocupación de Crimea y estallaron los combates entre separatistas
prorrusos y fuerzas ucranianas en el este del país. Desde 2014, los
separatistas respaldados por Rusia y las fuerzas armadas de Ucrania han
estado librando una guerra en las regiones orientales de Donetsk y Luhansk.
No hay que olvidar a la ciberguerra que Rusia desató contra Estonia en 2007
y en 2013 la guerra cibernética estaba declarada, según la ONU.
Desde que está en el poder, Putin, inició un ambicioso plan para renovar el
gigantesco arsenal armamentístico e impulsar la industria de armas con las
últimas tecnologías. Según el informe de Global Firepower en 2018, ya
contaba con 6.850 armas nucleares, tres millones de militares, 20.216 carros
de combate, 3.794 aviones, 63 submarinos y un presupuesto militar de USD 44
mil millones.
En su política internacional, decidió renovar viejas alianzas, provenientes de
la era soviética, con países de Oriente Medio, África, Asia e incluso con
algunas naciones de América Latina.
En Oriente Medio, y luego de casi tres décadas de ausencia, el Kremlin
reforzó sus lazos políticos, económicos y militares con el régimen
teocrático de Irán y el régimen totalitario sirio de Bashar al-Assad.
En la región amplió la venta de armas en la región e impulsó negocios con
aliados estadounidenses como Turquía, Arabia Saudita y Egipto.
También decidió acercarse a China, su antiguo rival durante la Guerra Fría,
para unirse al ambicioso proyecto de la Ruta de Seda, considerado el
proyecto comercial más grande del siglo XXI. Con él, Moscú podrá desempeñar
un papel clave en el comercio del continente y expandir sus redes
comerciales con nuevos países.
En América Latina, el autocrático régimen de Moscú centró sus esfuerzos en
Cuba, Nicaragua y Venezuela. En este último se convirtió no solo en el
principal proveedor de armas del régimen de Nicolás Maduro, sino en su
principal aliado. Putin ha dejado claro que cualquier intervención
extranjera en terreno venezolano generaría consecuencias devastadoras para
la región.
En África, el régimen ruso ha estado forjando nuevas alianzas, ofreciendo
armas y servicios electorales a cambio de derechos mineros y otras
oportunidades comerciales en el continente africano. (Fuentes: DW; Global
Firepower; Reuters, Europa Press).
El pensamiento ruso
Para entender cómo pudo Putín se hizo con el poder y comenzar a avanzar
sobre Europa y otras regiones en el Mundo, hay que entender el pensamiento
que se impone en la sociedad rusa.
Muchas veces se ha dicho "el ruso odia a occidente", lo considera
responsable de su sufrimiento a lo largo de la historia, especialmente desde
la operación Barbarroja, la invasión alemana de la Unión Soviética, que
comenzó el domingo 22 de junio de 1941, durante la Segunda Guerra
Mundial.
Luego con la "Guerra Fría", que comenzó al término de la Segunda Guerra
Mundial entre los bloques Occidental (capitalista) y Oriental (socialista),
liderados por Estados Unidos y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas
respectivamente.
El acabose de la Unión Soviética llegó con el fracaso de la intervención
soviética en Afganistán, la desintegración interna y crisis económica en el
sistema soviético por el mal gasto militar. Y finalmente las reformas y
cambios estructurales profundos (Glásnost y Perestroika) durante el período
de Mijaíl Gorbachov.
Un importante detalle hay que tener en cuenta, la absoluta mayoría de los
rusos no entienden a la democracia como la soberanía del pueblo y la
participación de la sociedad en el gobierno del Estado. Su sistema educativo
no está preparado para ésto.
Más de un tercio de los rusos está convencido que cuando ha habido más
democracia en el país, ha sido con Putin. Analizando las encuestas realizada
en Rusia, el 12% opinó que los dos primeros mandatos presidenciales del
político (desde 2000 hasta 2008) fueron los más democráticos, y un 27% se
decantó por el tercer mandato. En 2018 un 66% añoraba la Unión Soviética,
según las encuestas realizadas.
Rusia era una democracia imperfecta, mientras al frente del Kremlin estuvo
Borís Yeltsin y en gran parte también en la época soviética, durante la
"Glásnost" y la "Perestroika" de Mijaíl Gorbachov. Putin entró en escena
en 1999, cuando fue nombrado primer ministro precisamente por Yeltsin,
menos de un año antes de ser elegido presidente para su primer mandato, lo
que sucedió en marzo de 2000.
A partir de entonces, la incipiente democracia rusa empezó a declinar
hasta llegar a la actual situación. Con Putin, tanto el Gobierno como el
Parlamento y la Justicia están supeditados al presidente. Es una
autocracia. Y buena parte de los rusos lo apoyan y creen que deben avanzar
sobre Europa y donde "sea necesario" para devolverle la grandeza a Rusia.
‘Putin significa Rusia’“Cuando está Putin, hay Rusia; cuando Putin no está, no hay Rusia”. La frase, que se hizo popular rápidamente, la pronunció el entonces jefe adjunto de la administración del Kremlin, Viacheslav Volodin (en la actualidad es el presidente de la Cámara baja del Parlamento). Aunque la idea de ver a Putin como “una personificación del país” se hizo popular entre mucha gente. A juzgar por las encuestas de opinión, es un pensamiento que también comparten los rusos medios, que consideran a Putin “un garante de la estabilidad”, un hombre que volvió a levantar “el gran país” de los escombros. Publicado en Russia Beyond
Se ha
informado
que Aleksandr Dugin es quien da forma filosófica a las proyecciones
políticas del jefe de estado ruso. El intelectual "preferido" de Putin ha
estado influyendo sobre las políticas de Moscú durante los pasados 20 años.
Es quien creó los relatos necesarios para que el jefe de estado ruso pudiera
solidificarse en el poder y, sobre todo, golpear las democracias
occidentales con nuevas ideas, ya sean de izquierda o derecha,
indistintamente.
Entre las ideas que armado para motivar al pueblo ruso bajo el liderazgo de
Putin está la "historia" (m{as bien mito) que “antes de que la modernidad lo
arruinara todo, un pueblo ruso espiritualmente motivado prometió unir Europa
y Asia en un gran imperio, apropiadamente gobernado por rusos étnicos.
Desgraciadamente, un imperio competidor basado en el mar de individualistas
corruptos y ávidos de dinero, liderado por Estados Unidos y Gran Bretaña,
frustró el destino de Rusia y hundió a ‘Eurasia’, su término para el futuro
imperio ruso”.
Un libro de su autoría, publicado en 1997, da inicio a esta nueva era que cautivó el plan geopolítico de Putin. Lleva el pomposo título: “Los fundamentos de la geopolítica: El futuro geopolítico de Rusia”. En él, Dugin estructura todo el plan que tiene en su cabeza y que trasladó al hombre que lo escucha en el Kremlin. “Los agentes rusos deberían fomentar las divisiones raciales, religiosas y seccionales dentro de Estados Unidos mientras promueven las facciones aislacionistas de ese país. (¿Te suena?) En Gran Bretaña, el esfuerzo de operaciones psicológicas debería centrarse en exacerbar las desavenencias históricas con la Europa continental y los movimientos separatistas en Escocia, Gales e Irlanda. Europa occidental, mientras tanto, debería ser atraída en dirección a Rusia por el atractivo de los recursos naturales: petróleo, gas y alimentos. La OTAN se derrumbaría desde dentro”.“Putin ha seguido ese consejo al pie de la letra, y debe haber sentido que las cosas iban bien cuando vio a los alborotadores que rompían ventanas en los pasillos del Congreso de Estados Unidos, el Brexit de Gran Bretaña de la Unión Europea y la creciente dependencia de Alemania del gas natural ruso. Como el socavamiento de Occidente va tan bien, Putin ha recurrido a las páginas del texto de Dugin en el que declaraba: ‘Ucrania como estado independiente con ciertas ambiciones territoriales representa un enorme peligro para toda Eurasia’ y ‘sin resolver el problema ucraniano, en general no tiene sentido hablar de política continental’”, destacó Von Drehle.El destacado columnista también se pregunta qué podría continuar en el master plan de Putin -y de Dugin- una vez que hubiera logrado anexar Ucrania y alejarla de Europa. “Dugin prevé una división gradual de Europa en zonas de influencia alemana y rusa, con Rusia muy al mando gracias a su eventual dominio de las necesidades de recursos de Alemania. Mientras Gran Bretaña se desmorona y Rusia recoge los pedazos, el imperio de Eurasia se extenderá finalmente, en palabras de Dugin, ‘desde Dublín hasta Vladisvostok’”.“Tan importante como que los responsables occidentales se tomen en serio la megalomanía mística de Dugin, es igual de urgente para Xi Jinping. Xi y Putin anunciaron el mes pasado una alianza para reducir (la influencia de) Estados Unidos. Pero según Dugin, también China debe caer. Las ambiciones de Rusia en Asia requerirán ‘la desintegración territorial, la escisión y la partición política y administrativa del Estado [chino]’, escribe Dugin. El socio natural de Rusia en el Lejano Oriente, según Dugin, es Japón”, publicó The Post. - Publicado por Infobae.
¿Van a repetir la historia?
El malgasto militar durante la Guerra Fría, en opinión de la mayoría de los
analistas, fue el principal problema que provocó la desintegración interna y
crisis económica en el sistema soviético.
La inversión soviética en el sector de la Defensa no estaba dirigida tanto
por una necesidad militar real, sino por los intereses privados de los
miembros de la Nomenklatura que dependían de las inversiones públicas en el
sector para mantener su poder e influencia. Las fuerzas armadas soviéticas
se convirtieron en las más grandes en función de la cantidad y tipos de
armas que poseían, en número de tropas y el tamaño de su complejo
militar-industrial. Sin embargo, todas estas ventajas cuantitativas de
bloque oriental se veían muchas veces superadas por las ventajas
cualitativas de los ejércitos más modernos y tecnológicamente más avanzados
del bloque occidental.
Los gastos militares soviéticos eran muy excesivos, y junto con una
economía planificada ineficiente y una agricultura colectivizada poco
productiva, eran un lastre muy pesado para el desarrollo de la economía
soviética.
En la década de 1980, cuando Arabia Saudí como otros países no-OPEP
comenzaron a incrementar su producción ;saturando el mercado del petróleo y
empujando los precios hacia abajo. Esta bajada de precios afectó gravemente
a la Unión Soviética, ya que la exportación de petróleo era su fuente
principal de divisas. Los problemas derivados de una economía centralizada,
la bajada del precio del crudo y el gasto militar descontrolado condujeron a
la economía soviética a una crisis sistémica con fuerte impacto en lo
social.
Desde principios de los 2.000, Putín y "sus facilitadores" se han embarcado,
como ya se señaló, en retomar la carrera armamentística contra occidente.
En 2021, Rusia destinó 4.26% de su PIB para fortalecer sus fuerzas armadas
según datos del World Bank. Rusia incrementó en 2021 su gasto militar en más
de 4.000 millones de dólares estadounidenses con respecto a 2020.
Publicado por Rosa Fernández, 11 ago 2022, visto en Statista ©2022 |
Según los datos del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de
Estocolmo (Sipri, por sus siglas en inglés), es notable el crecimiento del
gasto militar de Rusia a partir del años 2000, al año 2013, pasó de 9.228,2 a
88.352,9 millones de Dólares. Luego, a partir de 2015 se estandarizó en un
rango entre 61.609,2 y 66.913 millones de Dólares.
Entre 2010 y 2019, según el Sipri Rusia enfocó casi el 40% de su gasto militar
a la adquisición de armas. Dicha proporción fue mucho mayor que la mayoría de
los otros estados, incluidos los miembros de la Organización del Tratado del
Atlántico Norte (OTAN).
Rusia heredó importantes inventarios de los principales sistemas de armas
convencionales de la Unión Soviética. Una parte de estos permanecen operarios
en las fuerzas armadas, mientras que otra parte está almacenada.
Sin embargo, la mayoría de estas armas no se han modernizado de manera
significativa desde la Guerra Fría.
En contraste, otros estados europeos han retirado del servicio la mayoría de
sus armas pesadas de dicho periodo o bien las han modernizado ampliamente,
según el informe del Sipri.
Iniciada la invasión en febrero de 2022, una de las hipótesis que se repite
entre expertos es que Moscú apostaba por una operación militar rápida que no
se extendería por semanas o meses. Eso no ocurrió.
"La guerra ha pasado de una ofensiva relámpago diseñada para tomar la capital
(si no todo el país), a una brutal guerra de desgaste diseñada para asfixiar a
Ucrania" (BBC),
escribieron esta semana los analistas militares del centro de estudios
estadounidense Atlantic Council, coronel Benjamin Johnson, teniente coronel
Tyson Wetzel y el coronel J.B. Barranco, publicado por
BBC en marzo de
2022.
La resistencia ucraniana ha sorprendido a todos, principalmente a la gobierno
ruso, que al parecer no tenía plena conciencia de los problemas de sus propias
fuerzas, se estima que trazó planes sin atender a los problemas logísticos
causados por una organización deficiente. Sorprendió también la antigüedad y
falta de mantenimiento del equipamiento y armamento desplegado por Rusia en su
ofensiva sobre Ucrania.
A todos los problemas mencionados está la corrupción que agrava todo.
Estamos a mediados de octubre y Ucrania desplegó una inusitada contraofensiva
que no sólo estancó el avance ruso, también reconquisto importantes
superficies de terreno que había sido invadido por los rusos.
Pero a pesar de todo, Putin no dobla el brazo. El intenso bombardeo ruso de
esta semana sobre Ucrania sugiere que el Kremlin está, como mínimo, decidido a
escalar las cosas con Kyiv. Es más los analistas advierten que también, "está
tratando de evitar la confrontación directa con Occidente, pero al mismo
tiempo se está preparado para ello".
Por éstos días los analistas barajan la opción que Rusia se decida por una
guerra larga con Ucrania. Esta semana, el expresidente ruso Dmitri Medvédev
escribió: "El Estado ucraniano en su configuración actual... será una amenaza
constante, directa y clara para Rusia. Creo que el objetivo de nuestras
futuras acciones debe ser el completo desmantelamiento del régimen político de
Ucrania".
Si lo señalado por Medvédev refleja el pensamiento del Putin, para los
analistas se viene un conflicto prolongado y sangriento. Pero eso requiere de
recursos "interminables", algo que Rusia no tiene. Por lo que surge la otra
opción, la más temida, el uso de armamento táctico nuclear.
Como sea, con una guerra prolongada o con conflicto nuclear, a la larga la
economía rusa se va a resentir groseramente. (Infobae; The Washington Post;
Reutrers; BBC; Sipri; OTAN, y World Bank).
Sanciones
Al 12 de octubre, Rusia acumula 11.700 sanciones, la mayoría de ellas
procedentes de Estados Unidos, Canadá, Suiza, el Reino Unido y la Unión
Europea, de acuerdo con los datos de Castellum.ai, una entidad que recoge
sanciones a nivel global. De las 11.700, cerca de 2.600 son previas al 22 de
febrero, y cuyo origen se remonta a la anexión de Crimea de 2014.
Rusia es el país más sancionado del mundo, superando con creces a Irán, Siria
o Corea del Norte. “Occidente esperaba convertir a Rusia en un paria económico
mundial”, señala el think tank estadounidense Atlantic Council. No obstante,
las sanciones están teniendo “efectos económicos menos graves a corto plazo
que lo esperado”, según ha publicado del Banco Mundial.
Las medidas restrictivas de la UE afectan a la importación y exportación de
materias de Rusia como el oro, el acero, el vodka, el hierro, o combustibles
fósiles como el carbón y el petróleo. También se han restringido las
exportaciones a Rusia de refinados del petróleo, de industrias de la aviación,
marítima y espacial, bienes de defensa o productos de lujo. Incluso se ha
prohibido entrar en la UE a los transportistas por carretera rusos y
bielorrusos, de acuerdo con el Consejo Europeo.
Las previsiones del Banco Mundial también incluyen los efectos de las
sanciones que entrarán en vigor en el segundo semestre de 2022 y 2023. Entre
las últimas medidas restrictivas adoptadas por la UE, destaca la limitación de
precios del transporte marítimo de petróleo ruso a terceros países;
inclusiones en la lista de artículos restringidos que pueden contribuir a la
mejora militar y tecnológica de Rusia; restricciones adicionales al comercio y
los servicios con Rusia.
Las empresas rusas también se han visto afectadas por las sanciones
económicas, según los datos de MOEX, el principal índice bursátil de Rusia.
Este se desplomó casi un 12% tras los bombardeos en varias ciudades de
Ucrania, y en la actualidad muestra los valores más bajos desde el inicio de
la invasión.
En 2023, se espera que los datos de la economía de Rusia se contraigan
nuevamente por las sanciones económicas y el contexto de la guerra. A pesar
de que las políticas de emergencia rusas han evitado el colapso económico,
“se espera que los efectos de las sanciones se agraven con el tiempo”,
destaca la organización internacional. (Fuentes:
Comisión Europea;
Consejo Europeo;
Castellum.ai;
Atlantic Council;
Banco Mundial;
Reuters, y
Banco Central Europeo.
En fin, tal vez los efectos de las sanciones a la economía Rusa no se vean en
el corto plazo, pero todos los analistas señalan que si se verán al mediano y
largo plazo, y se sumarán a los daños y pérdidas que la guerra produzca. O
sea, tanto una guerra prolongada, o peor aún, un conflicto que involucre armas
nucleares tácticas, al final producirán a Rusia una crisis sistémica con
fuerte impacto en lo social. De alguna manera repetirán la historia.-
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Más información sobre la Guerra Rusia-Ucrania en éste blog.
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