Altos niveles de deuda, la corrupción y su gran tamaño entorpecen el desarrollo del gigante asiático. En un viaje a China en 2009, subí a la cima de una pagoda de 13 pisos en el centro industrial de Changzhou, no muy distante de Shanghai, y observé los alrededores. Las grúas de construcción se extendían por el horizonte contaminado por la polución, que lucía amarillo a la luz del sol. Mi hijo Daniel, que dictaba clases de inglés en una universidad local, me dijo, “el amarillo es el color del desarrollo”.
Por Bob Davis para The Wall Street Journal.
Muy interesante la nota, una lectura recomendada. Algunas frases que considero notables en la nota:
Lo de "edificios de departamentos vacíos", me recuerda a lo que se señala de Puerto Madero. Tal como he leído por ahí, "el monocultivo de cemento no es bueno".
Muy interesante la nota, una lectura recomendada. Algunas frases que considero notables en la nota:
- "Altos niveles de deuda, la corrupción y su gran tamaño entorpecen el desarrollo del gigante asiático".
- "La construcción no es, necesariamente, una señal de dinamismo económico. También sería indicio de falta de control".
- "En China aprendí que el amarillo no es sólo el color del desarrollo. También es el color del ocaso".
Lo de "edificios de departamentos vacíos", me recuerda a lo que se señala de Puerto Madero. Tal como he leído por ahí, "el monocultivo de cemento no es bueno".
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