Bueno, llegó el fin de año, se termina el 2010. Haciendo una evaluación, viendo las cosas buenas, las no tan buenas y las malas que nos han pasado, digo en lo personal y familiar.
Como siempre, en el plano familiar tenemos muchas buenas, seguimos unidos, nos queremos, nos juntamos para darnos una mano en los momentos que se necesita. La verdad es que gracias a Tata Dios somos una familia que anda bien, y este año nos lo demostramos una vez más.
En el plano laboral, la cosa no fue muy distinta a los últimos años, tengo de que alegrarme y tengo de que quejarme. Las experiencias y resultados de este año no han sido del todo de mi agrado, no han cubierto mis expectativas, y me siento incomodo por ello.
En el plano económico, la cosa está para sacarle la punta al lápiz y hacer cuentas finas para ver como nos ha ido en realidad. Tengo la impresión que hemos dejado de ganar y hasta hemos perdido por un condicionante llamado "economía nacional", que tiene un componente lamentablemente muy conocido por los argentinos, debido a sus recurrentes visitas a lo largo de la historia, se llama "inflación".
La recordamos antenoche de manera especial en una reunión de consorcio, en la que decidimos aumentar las expensas. La recordamos también de manera especial cuando hacemos nuestro balance económico anual, en la casa. Lastimosamente el 2010 no termina muy bien que digamos. Pero bueno, recordemos que los argentinos ya tenemos ejercicio en esto.
Esperamos y deseamos un año nuevo mejor, necesitamos Paz, certidumbre, propuestas válidas que aviven nuestra esperanza y nos invite a participar en un proyecto común por una sociedad mejor y un futuro con oportunidades. Tata Dios así quiera y nos ayude.