The Wall Street Journal publica una nota que tiene el siguiente párrafo: "la victoria de Trump, como el brexit, es otra señal de que la división dominante en el mundo ya no es izquierda versus derecha, sino nacionalismo contra globalización, clase obrera versus elite, populismo versus políticos tradicionales".
La sorpresa del resultado fue impresionante y será memorable durante mucho tiempo. Muy poca gente anticipó seriamente que las clases medias bajas, los trabajadores, la gente adulta, y hasta minorías hispana y afroamericana votarían como han votado.
"Los expertos y encuestadoras que dijeron que la ex estrella de televisión no podría ganar la presidencia de Estados Unidos, los republicanos que lo rechazaron, los líderes empresariales que lo denunciaron y los demócratas que lo desestimaron no lograron entender por completo la profundidad de su respaldo" (Reuters).
Pocos señalaron antes, y muchos menos tomaron nota seriamente que en EE.UU. había "una sociedad profundamente desencantada con su sistema de administración. Con sus instituciones de gobierno. Con lo que esa administración le da a cambio de los impuestos que paga" (La Nación).
"El sondeo de Reuters/Ipsos en el día de la elección arrojó que la mayoría de los estadounidenses que fueron a las urnas estaban claramente descontentos con la dirección del país. Cada seis de 10 personas dijeron que sentían que el país estaba mal encaminado. Alrededor de un 58 por ciento afirmó que "más y más no me identifico con lo que se ha convertido Estados Unidos" y un 75 por ciento sostuvo que "Estados Unidos necesita un líder fuerte para recuperar al país" de manos de los ricos" (Reuters).
Los primeros en desestimar esas "visiones" fueron los medios. Especialmente aquellos que son propiedad de grupos poderosos económicamente. Y fuera de EE.UU. las mayorías, por una buena cuota de temor, miraban muy mal a cualquiera que adelantara algo sobre la posibilidad que el triunfo de Trump se concrete en realidad.
"Los expertos y encuestadoras que dijeron que la ex estrella de televisión no podría ganar la presidencia de Estados Unidos, los republicanos que lo rechazaron, los líderes empresariales que lo denunciaron y los demócratas que lo desestimaron no lograron entender por completo la profundidad de su respaldo" (Reuters).
Pocos señalaron antes, y muchos menos tomaron nota seriamente que en EE.UU. había "una sociedad profundamente desencantada con su sistema de administración. Con sus instituciones de gobierno. Con lo que esa administración le da a cambio de los impuestos que paga" (La Nación).
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Los primeros en desestimar esas "visiones" fueron los medios. Especialmente aquellos que son propiedad de grupos poderosos económicamente. Y fuera de EE.UU. las mayorías, por una buena cuota de temor, miraban muy mal a cualquiera que adelantara algo sobre la posibilidad que el triunfo de Trump se concrete en realidad.
Me da la impresión que la gran mayoría está mal informada. Me da la impresión que vienen tiempos complicados, que habrá que superarlos.
"Trump se convierte en presidente de un país dividido brutalmente entre los que ven su llegada al poder como el comienzo de la recuperación del país y los que la consideran la señal más contundente de decadencia nacional" (BBC).
El resultado enseña, una vez más, que cuando la gente se decide a cambiar el rumbo, lo hace. Una lección de democracia para tener muy en cuenta.
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