Por Brian X. Chen, publicado por The New York Times.
Cuando descargué una copia de los datos de mi cuenta de Facebook, nunca esperé ver tanto. Mi perfil no es muy abarcador; prácticamente no publico en el sitio ni le doy clic a los anuncios. (Podría decirse que soy un participante silencioso).
Sin embargo, cuando abrí el archivo, fue como destapar una caja de Pandora.
Con unos clics descubrí que alrededor de 500 anunciantes –muchos de los cuales no sabía absolutamente nada, como Bad Dad (tienda de partes de motocicletas) o Space Jesus (una banda de música electrónica)– tenían mi información de contacto; eso incluye mi correo electrónico, número telefónico y nombre completo. Facebook también tiene los datos de todos mis contactos y hasta el número con el que puedo abrir a distancia la puerta del edificio de apartamentos en el que vivo. La red social hasta mantiene un registro de unas cien personas a las que eliminé como amigos en los últimos catorce años… incluidas mis exparejas.
Hay tantas cosas que Facebook sabe sobre mí; más de lo que yo querría descubrir que sabe. Al revisar todo lo que la empresa de Silicon Valley ha obtenido de mi propia cuenta, decidí entender mejor cómo y por qué mis datos fueron recopilados y guardados. También quise descubrir qué tantos de esos datos pueden ser borrados.
Durante la reciente comparecencia de Mark Zuckerberg ante el Congreso de Estados Unidos, el director ejecutivo de la red social dijo que Facebook tiene una herramienta para descargar tus datos que “permite a las personas ver y sacar toda la información que han metido a Facebook”.
Eso es una ligera exageración: buena parte de la información básica, como mi cumpleaños, no pudo ser borrada. Lo que es más, los pedazos de data recopilada que se me hicieron extremos, como el registro de personas a quienes borré de mi lista de amigos, tampoco pueden ser eliminados.
“No borran nada, y esa es su política general”, dijo Gabriel Weinberg, fundador de DuckDuckGo, que ofrece herramientas de privacidad en línea. Añadió que los datos son guardados para ayudar a las marcas a ofertar anuncios relativamente personalizados.
Beth Gautier, portavoz de Facebook, dijo: “Cuando borras algo, lo retiramos para que no sea visible o accesible en Facebook”. Agregó: “También puedes eliminar tu cuenta cuando quieras. Puede que tarden noventa días en borrarse todas las copias de la información en nuestros servidores”.
Recomiendo ampliamente revisar todos los archivos de tu Facebook si te importa cómo se guarda y utiliza tu información personal. Esto es lo que yo aprendí.
Facebook guarda más de lo que pensamos
Cuando descargas una copia de tus datos, obtienes una carpeta que tiene varios archivos y subcarpetas. La más importante es la que se llama “Índice”, o Index; básicamente contiene todos los datos en bruto de tu cuenta y ahí puedes revisar tu perfil, tu lista de amistades, la sección de Noticias y los mensajes, además de otras herramientas.
Algo que me sorprendió del Índice es una sección llamada Información de Contactos. Ahí estaban los 764 nombres y números telefónicos de todas las personas que tengo guardadas en mi iPhone. Al mirar más de cerca, me di cuenta de que Facebook había guardado toda esta información porque la di de alta cuando comencé a utilizar la aplicación de mensajería, Facebook Messenger.
Eso me preocupó. Esperaba que Messenger utilizara mi lista de contactos para encontrar a otras personas que ya utilizaban la aplicación para que las pudiera contactar más fácilmente y se quedara con la información de contacto respectiva únicamente en los casos de personas que ya usaban Messenger. Pero Facebook guardó la lista entera, incluidos los datos de mi mecánico, una pizzería y el botón para la puerta de mi edificio.
Eso me parece innecesario, aunque Facebook argumenta que guarda tus contactos telefónicos para mantener esa información sincronizada con la lista de contactos de Messenger y para encontrar a personas que recién se unieron al servicio de mensajería. Opté por quitar la opción de sincronizar y eliminé todas las carpetas con mis contactos telefónicos.
Mis datos de Facebook también revelan lo poco que olvida la red social. Por ejemplo, además de registrar la fecha exacta en la que me registré, en 2004, había datos de cuando desactivé mi cuenta en octubre de 2010 y la volví a dar de alta cuatro días después; ni yo recuerdo haberlo hecho.
Facebook también tiene un registro de todas las veces que abrí la red en los últimos dos años, según desde qué aparato y explorador web lo hice. En algunos de los días en el historial también hay registro de mi ubicación, como cuando estuve hospitalizado hace dos años o cuando visité Tokio el año pasado.
La red social tiene estos datos como medida de seguridad para registrar ingresos sospechosos desde aparatos o ubicaciones desconocidas, como cuando los bancos te envían una alerta de posible fraude si se usa tu tarjeta de crédito en un lugar que levante focos rojos. Esta práctica me parece razonable, entonces no intenté borrar la información.
Lo que sí me alertó fueron los datos que había eliminado de manera explícita y que pese a ello seguían ahí. En mi lista de amistades, Facebook tiene un listado de amigos eliminados, con las 112 personas a las que borré junto con la fecha en la que le di clic a “Eliminar”. ¿Por qué querría Facebook recordar a las personas a las que yo borré de mi vida?