En Santiago hay familias enteras traficantes de drogas.- "Padres, hijos, tíos y sobrinos y hasta nietos trabajan en el “negocio”. Cada uno cumple funciones diversas, desde el contacto con un distribuidor que recibe la mercadería desde Bolivia o Paraguay hasta la venta en quioscos, a la salida de los boliches y últimamente en las inmediaciones de las escuelas". de
El Liberal.
Es una realidad, bandas de "narcos" están instaladas en nuestra sufrida Provincia desde hace tiempo. En todos los barrios los vecinos comentan, por lo bajo y con mucho temor, sobre de la presencia de vendedores. En nuestro barrio, sobre el Paseo España, por las siestas, en proximidades de la intersección de calles Chaco con Absalón Rojas, desde hace ya mucho se ven a éstos oscuros personajes vendiendo muerte. Ahí nomas, a escasos 200 metros de la Jefatura de Policía, el Palacio de Tribunales, y un poco más de la Casa de Gobierno.
Como sociedad debemos asumir la responsabilidad de defendernos.
Repito algo:
Se trata de defender a nuestra sociedad, a nuestros jóvenes en particular, de un sucio negocio que destruye vidas. Los individuos implicados en este negocio de muerte, no tienen otro interés más que su propia economía, sin ninguna consideración por las víctimas del uso de estupefacientes y narcóticos.
El negocio es tal que mueve todo tipo de "voluntades", la narcopolítica es un hecho asumido, se admite (en secreto y públicamente) que el crimen organizado es "inexplicable sin una cobertura política", ese marco de facilidades que los criminales tienen, "alguien" se los aporta.
Tal es el daño que produce a la gente y a la economía, que la sociedad no tolera más y solicita de diversas maneras su fin.
Un viejo dicho de sabiduría popular señala que "donde reina la injusticia, impera el latrocinio". Bien sabido es que una sociedad sometida al latrocinio no progresa, sucumbe.
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