Las 10 maneras en que cambiará el mundo tras la guerra en Ucrania.
The Economist Intelligence Unit realizó un informe en el que plantea diez
cambios que habrá en el plano geopolítico como consecuencia de la invasión
rusa.
Publicado por
Infobae.
La guerra en Ucrania también modificará el panorama geopolítico
en Europa Foto REUTERS/Johanna Geron. Vista en Infobae |
The Economist Intelligence Unit (EIU) realizó un informe en el que analiza
las “diez formas en que la guerra en Ucrania cambiará el mundo”.
En primer lugar, sostiene que el conflicto bélico, que ya provocó el
desplazamiento de más de 10 millones de personas de sus hogares -casi un
cuarto de la población ucraniana-, llevará a una nueva división de Europa.
Mientras el régimen de Putin insiste en justificar la invasión para una
“desnazificación” de Ucrania, el informe asegura que el verdadero interés
de Moscú es “destruir la soberanía” de Ucrania y anexionarse al menos una
parte del país, “creando así una zona tampón entre Rusia y Occidente que
incluya también a Bielorrusia y Kazajistán”.
“El repudio de Rusia al ‘orden basado en normas’ liderado por Occidente
señala un alejamiento de Europa y la creación de una nueva división del
continente, tres décadas después de la caída del Muro de Berlín”, señala
el reporte.
Esa violación de la soberanía ucraniana representa “el fin del orden de la
posguerra fría”.
La primera mitad de esa época tuvo como actor principal de la escena
geopolítica a Estados Unidos, con una Rusia en crisis tras la caída de
la Unión Soviética e incapaz de hacer frente al unilateralismo
norteamericano. China, en tanto, se encontraba en una fase temprana de
su ascenso.
En cambio, en los últimos 15 años se produjo el resurgimiento de Rusia,
y China fortaleció su crecimiento. De esta manera, el informe advierte
que la invasión de Putin a Ucrania “es un desafío flagrante al papel de
Estados Unidos como policía global, y sugiere que el mundo se ha vuelto
mucho más inestable y peligroso”.
El tercer efecto que tendrá la guerra, según The Economist, es una
profundización de la alianza estratégica entre Rusia y China.
Tras el inicio de la invasión el pasado 24 de febrero, Rusia sufrió
severas sanciones por parte de Occidente, que dejaron al país
prácticamente aislado del sistema político, económico y financiero
internacional. Por ese motivo, el Kremlin necesita consolidar su alianza
con China: “Lo que comenzó como un matrimonio de conveniencia se ha
convertido en la última década en una asociación estratégica”.
Esa estrecha relación, recuerda el informe, comenzó en 2012, cuando
Rusia empezó a alejarse de forma casi definitiva del orden europeo y
posó sus ojos en el gigante asiático. Desde entonces, ayudó a Beijing en
diferentes ámbitos, como el de energía, el poder aéreo y marítimo, en
inteligencia, y en asuntos militares y exteriores. A cambio, recibió
financiación y tecnología. “Para China, una alianza con Rusia ofrece
seguridad a lo largo de su frontera septentrional, recursos naturales y
un enfoque y una actitud autoritarios compartidos frente a Occidente”.
Durante los Juegos Olímpicos de Invierno celebrados en Beijing, los
presidentes Xi Jinping y Vladimir Putin se reunieron en la capital china
y declararon que la alianza entre ambos países “no conocerá límites” y
será “superior a las alianzas políticas y militares de la guerra fría”.
La semana pasada Xi mantuvo una teleconferencia con el presidente Joe
Biden para abordar la guerra en Ucrania. Tras la charla, el Ministerio
de Relaciones Exteriores de emitió un comunicado en el que rechazó el
“conflicto y la confrontación”, pero evitó responsabilizar a Rusia por
la invasión y el baño de sangre en suelo ucraniano.
“Las acciones de Rusia aceleran la bifurcación del mundo en dos campos
hostiles y competitivos”, plantea el cuarto cambio proyectado por The
Economist.
El régimen chino y Occidente, con Estados Unidos a la cabeza, vienen
compitiendo hace años para establecer su dominio en las industrias y
tecnologías del futuro y preparar el terreno para una futura
disociación. Esta tendencia se profundizó a partir de la pandemia de
coronavirus. En este contexto internacional, con una ruptura casi total
con Occidente, la guerra provocada por Rusia acelerará la división
mundial entre dos polos rivales. “Algunos países tomarán partido, pero
muchos otros tratarán de mantener un pie en ambos campos”, augura el
informe. Pero aclara que con el paso del tiempo, “este acto de
equilibrio será cada vez más difícil”.
En quinto lugar, el informe advierte que “una renovada atención a la
seguridad europea limitará la inclinación de Estados Unidos hacia
Asia”. Frente a la necesidad de reforzar los recursos diplomáticos
para encarar la crisis en la periferia oriental de Europa, Washington
cederá terreno en sus esfuerzos por contrarrestar la amenaza china.
Esto, al mismo tiempo, perjudicará a los aliados asiáticos de Estados
Unidos, como Japón, Corea del Sur y Taiwán.
La relación entre Estados Unidos y China , tensa durante mucho tiempo,
solo se ha vuelto más tensa desde el comienzo de la presidencia de
Biden. Biden ha criticado repetidamente a China por las provocaciones
militares contra Taiwán, los abusos contra los derechos humanos de las
minorías étnicas y los esfuerzos para aplastar a los defensores de la
democracia en Hong Kong.
La guerra en Ucrania también “acelerará una carrera armamentística” a
nivel mundial. Una carrera que se ha reanudado en los últimos años,
tras el fin de la era soviética. Estados Unidos, Rusia, China, Reino
Unido, Francia y otros países han modernizado sus arsenales nucleares,
al tiempo que han aumentado el número de cabezas nucleares desplegadas
con fuerzas operativas. “Además, el desarrollo y el despliegue por
parte de las principales potencias de sistemas de defensa antimisiles
balísticos, armas antisatélite y misiles hipersónicos están ampliando
la percepción de amenaza entre las potencias competidoras y
alimentando una carrera armamentística”.
Ante este panorama, el reporte remarca que la invasión rusa a Ucrania
“llevará a una mayor proliferación de armas y a un ciclo
desestabilizador de escalada armamentística de ojo por ojo”.
En este cambio del escenario geopolítico, “Alemania puede empezar a
desempeñar un papel más asertivo en la política de seguridad europea”.
Previo a la invasión rusa, e incluso en los primeros días de
hostilidades, Berlín fue muy criticado por su laxa postura ante Moscú.
Sin embargo, el canciller Olaf Scholz se alineó con Occidente. En
primer lugar, envió armas a Ucrania y aumentó el gasto en defensa a
más del 2% del PIB, provocando lo que él describió como “un punto de
inflexión” el giro de la política exterior alemana en materia de
defensa. Además, pese a la gran dependencia de Alemania del gas ruso,
abandonó el gasoducto Nord Stream 2.
“La guerra de Rusia en Ucrania puede contribuir a liberar a Alemania
del bagaje de la Segunda Guerra Mundial y permitirle desempeñar un
papel más importante en la definición de las prioridades europeas en
materia de defensa, asuntos exteriores y seguridad. Esto comenzará a
cambiar el equilibrio de poder en Europa”, adelanta el informe de The
Economist
En paralelo, “Europa se verá obligada a decidir cuál es su posición
en el nuevo orden mundial”. Aunque Estados Unidos se mantendrá como
la potencia dominante en la OTAN, en los próximos años es probable
que cambie el equilibrio de la alianza atlántica a medida que las
potencias europeas, con Alemania y Francia a la cabeza, se enfoquen
en sus propios intereses. A pesar de la gran unidad que mostró la
OTAN para responder a la agresión rusa en Ucrania, ya existen
indicios de que esa unidad podría resquebrajarse con el tiempo a
medida que los intereses nacionales y regionales vuelvan a pasar a
primer plano.
Por su parte, la guerra también acentuará “el desafío a la
democracia global”. El conflicto bélico “profundizará la división
del mundo en campos autoritarios y democráticos”. “La cristalización
de una alianza Rusia-China, antioccidental y autoritaria, hará que
la batalla por la democracia sea aún más importante en las próximas
décadas”.
Por último, el informe plantea que la guerra en Ucrania
“envalentonará a otros y avivará los conflictos existentes”: “La
reacción mundial al intento de Rusia de dividir Ucrania, y el grado
de intervención de las potencias occidentales, serán estudiados
cuidadosamente por quienes tienen objetivos similares”.
Al respecto, remarcó los casos de Azerbaiyán (Nagorno Karabaj),
China (Taiwán) y Turquía (Mediterráneo oriental), que observarán de
cerca cómo se desarrolla el conflicto en Ucrania y las respuestas de
Occidente.
Reporte completo en:
Más información sobre la Guerra Rusia-Ucrania en éste blog.
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