¿Estamos ante una guerra en Europa o ante la Tercera Guerra Mundial?
El conflicto es lo que menos necesitaba el planeta, justo cuando empezaba a
dejar atrás la pandemia; el enfrentamiento entre Estados es un fenómeno que
parecía distante en el siglo XXI, dominado por conflictos civiles o guerras
híbridas. Por Inés Capdevila, publicado por
La Nación.
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Un grupo de personas intentan subirse a un ómnibus en Kiev,
Ucrania, tras el ataque ruso. (Foto AP/Emilio Morenatti). Vista
en
La Nación
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Dos años de pandemia de coronavirus dejaron al mundo traumado por la
enfermedad, la muerte, el desánimo, la desunión, el desgaste de los gobiernos,
la recesión global y la inflación. Lo que menos necesitaba el planeta, justo
cuando empieza a dejar atrás la epidemia, acaba de suceder: otra guerra. Y no
es ya cualquier guerra, es un enfrentamiento entre Estados, un fenómeno que
parecía distante en el siglo XXI, dominado por conflictos civiles, como los de
la “primavera árabe”, o guerras híbridas.
La invasión total de Rusia a Ucrania marca el regreso del conflicto bélico
entre Estados que definió a la Primera y a la Segunda Guerra Mundial. Una gran
potencia militar –la tercera a escala global- irrumpe en un país más pequeño,
que, a su vez, cuenta con el respaldo de otras naciones. La historia suena
dolorosamente conocida. Son, como la definió una fuente diplomática a la
agencia Reuters, “las horas más oscuras de Europa” desde 1945. ¿Está entonces
el mundo a las puertas de la Tercera Guerra Mundial? Algunas claves permiten
definir algunos escenarios que le esperan al planeta, incluida la Argentina.
1) ¿Es este el inicio de una nueva gran guerra global?
Las dos guerras mundiales involucraron y enfrentaron a las entonces mayores
potencias militares y políticas del mundo, Estados Unidos, Rusia y Gran
Bretaña, Alemania, Japón. El resto del mundo se dividió hacia un lado –los
aliados- o el otro –el eje-. Esta nueva guerra involucra directamente a
Rusia y a Estados Unidos, que, hasta este momento, insiste en que no
participará militarmente de la contienda en Ucrania.
Para convertirse en una verdadera guerra mundial debería intervenir la otra
superpotencia actual, China.
Xi Jinping y Vladimir Putin sellaron, hace tres semanas, una alianza
estratégica para contener a Estados Unidos en todos los frentes, desde el
económico y político hasta el cultural. Sin embargo, por ahora Pekín
parece bastante reticente a participar militarmente del conflicto. Dos
datos lo disuaden: las capacidades militares de Rusia y de China crecen
con firmeza, pero aún se si juntaran no sobrepasarían el poderío
norteamericano, de acuerdo con un informe de la corporación Rand, del año
pasado.
Por el otro lado, una guerra global atentaría contra la economía china y
contra dos de sus principales socios comerciales, Estados Unidos y la
Unión Europea (UE). Xi necesita una economía robusta para mantener la
calma dentro de China y afianzar su proyecto de poder.
Más que a las puertas de una tercera guerra mundial, el mundo está
entonces frente a la posibilidad de una nueva gran guerra europea. Eso, a
su vez, dependerá del panorama que se abra desde hoy.
2) ¿Qué escenarios se abren entonces?
En este momento, Putin tiene la iniciativa por la dimensión y velocidad
del escenario que Occidente pensaba menos probable: el de la invasión
total. En 12 horas, sus fuerzas entraron por el Norte, el Este y el Sur,
una estrategia que estremece a Ucrania y obliga a Estados Unidos y las
potencias europeas a repensar su respuesta.
El escenario que más prevén los funcionarios occidentales a esta hora es
que Putin instale sus fuerzas en Ucrania, desaloje al presidente
Voledymyr Zelensky y designe un “gobierno títere”. Ante semejante
demostración de fuerza, las sanciones propuestas por Estados Unidos y la
UE suenan a poco, y más si la ocupación deja a un Putin fortalecido,
dispuesto a rediseñar la arquitectura de seguridad de Europa,
restablecer las esferas de influencia de la era soviética y a alejar a
la OTAN de sus fronteras.
En ese caso, ¿qué le impediría avanzar sobre naciones que hoy, a
diferencia de Ucrania, sí son miembros de la Alianza Atlántica e incluso
de la UE, como Polonia, Estonia, Lituania o Letonia? Si esa fuera el
camino de Putin, Europa estaría ante una guerra continental.
¿Podrán las sanciones occidentales destinadas a asfixiar la economía
rusa y disuadir a Putin de una larga y dolorosa ocupación evitar ese
escenario? ¿O deberán Estados Unidos y la UE involucrarse militarmente?
Washington y Bruselas insisten en que sus botas no pisarán de ninguna
manera Ucrania; aún pagan los costos del fracaso de su misión en
Afganistán.
“Ucrania no es miembro de la OTAN, por lo que esa organización no
intervendría directamente. Todo depende ahora de la voluntad de lucha
que muestren los ucranianos. Y ahí sí habría varios países dispuestos
a ayudar con armas y entrenamiento. Es clave mirar la voluntad de
resistencia de los ucranianos”, opina, en diálogo con LA NACION,
Gonzalo Paz, profesor de la Universidad de Georgetown, especializado
en las relaciones de China y Rusia con América Latina.
La insurgencia armada de los ucranianos podría tornar, entonces, a su
país en una suerte de Siria europea, otro de los escenarios más
mencionados por los especialistas.
3) ¿Sufrirá más la economía del mundo?
Sí, esa es la mayor certeza que comparten, en ese momento, los
especialistas. Varias son las razones, resumidas con precisión en un
briefing privado divulgado por la consultora Eurasia hace apenas unas
horas: “La invasión rusa tendrá amplios efectos en la economía global,
ya que la combinación de sanciones occidentales, disrupciones de
guerra, y retaliación rusa conducirá a turbulencias en los mercados de
energía, a condiciones financieras más frágiles y a una demanda global
debilitada. El crecimiento del mundo industrializado se reducirá en al
menos un punto, las cadenas de suministro sufrirán y habrá más
proteccionismo”.
Rusia produce hoy el 10% de los 100 millones de barriles de petróleo
diario que demanda el mundo hoy para salir del bajón de la pandemia
y genera el 40% del gas que consume Europa.
Disrupciones en esos suministros afectarán directamente los precios
de la energía y derivarán, entre otras cosas, en mayor inflación
global. En ese escenario de vulnerabilidad económica global, los
países más frágiles sufrirán más que otros. En ese grupo está la
Argentina.
4) ¿Cuál es el impacto en la Argentina?
El efecto de la guerra en Ucrania sobre nuestro país es casi directo
por varias razones, sobre todo económicas y políticas. El primer
impacto directo ya se siente desde esta mañana: se dispararon los
precios de los cereales, una buena noticia ya que son la mayor
fuente de ingreso de divisas del país. Ucrania es el quinto
productor mundial de maíz y el séptimo de trigo (Rusia es el
quinto); la guerra hace temer que esa producción se paralice.
Las buenas noticias llegan hasta ahí. La Argentina sufrirá, y mucho,
con el precio del gas, directamente condicionado por la nueva
guerra. Putin ya comenzó a cerrar el grifo del gas a Europa hace
unos meses; la reducción de suministro fue compensada con la
importación de gas natural líquido, fundamentalmente desde Estados
Unidos y Qatar, que, a su vez, son los principales proveedores de
GNL de la Argentina.
Allí el precio que paga el país se verá impactado, un fenómeno que
se sentiría en el invierno e incluso condicionaría el precio de las
tarifas, eje central hoy de la discusión de un acuerdo con el FMI.
Es decir que el impacto de corto y mediano plazo de la guerra será
directo sobre la vida diaria de los argentinos y sus bolsillos.
A largo plazo el impacto será político. Y será profundo. Hace tres
semanas, el presidente Alberto Fernández visitó a Putin y le
confió que estaba decidido a cortar la “dependencia argentina” de
Estados Unidos y el Fondo Monetario Internacional (FMI). El timing
y el contenido de la reunión fueron cuestionados como
escandalosos. Hoy, visto en retrospectiva, esa definición queda
corta y ese viaje podría ser considerado como uno de los peores
errores de la política exterior de las últimas décadas.
En un momento crítico de las negociaciones con el FMI y en la hora
cero de la nueva guerra europea, la Argentina eligió alinearse con
Rusia. En Washington el impacto de esa decisión se siente en la
falta de acceso a las instancias claves de la administración de
Joe Biden. En el mundo, se sentirá con un mayor aislamiento de
nuestro país. Un mundo absolutamente imprevisible y, desde hoy,
mucho más peligroso. / Por Inés Capdevila, publicado por
La Nación.
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