"...Cuántos síntomas de una cultura servil encontramos entre nosotros. Un pueblo con vocación servil se manejará con criterios opuestos a los pascuales; permitirá y justificará la impunidad, aplaudirá y votará dependencia y dádivas y aceptará como normal la compraventa de personas para conseguir favores, evitar persecuciones, alcanzar el cargo o mantenerlo, tener vivienda, agradar, darle valor a su voto sin cuestionarse la libertad, la dignidad, el respeto por sí mismo..
gozará haciendo el papel de 'candido' enbanderando y aplaudiendo las obras y placas que reinaugura su líder, porque le da el derecho de regresar en el túnel del tiempo, aceptará los medios de comunicación sumisos y entregados, fiel espejo de la cultura de la dependencia y se los leerá, escuchará y contemplará como palabra de Dios...".
"... Esta visión de un pueblo con vocación servil, queridos hermanos y hermanas, es trágica, ruego a Cristo resucitado que nunca sea una realidad. Pero nosotros los cristianos, herederos de la Pascua del Señor, por la fuerza interna de nuestra fe y de la invitación a no tener miedo, a creer en Cristo y en el Bautismo transformador, sabiendo que el Señor siempre va adelante y nos desafía a la acción podemos cambiar nuestra sociedad poniendo la levadura del hombre y de la mujer nuevos. De la mano de Cristo, muerto y resucitado, trabajemos en nuestro corazón y en nuestra comunidad para alcanzar esa novedad de vida..."
Que verdades, cuanta realidad y actualidad hay en estas palabras que fueron dichas para que esta sociedad las considere, busque cambiar y mejorar. Eran épocas tristes, cuando unos pocos valientes se animaban sin apoyo general a decir y reclamar la verdad a los que nos gobernaban entonces.
Tiempos que no se quieren recordar, quizás por vergüenza, quizás por miedo, pero son palabras que hoy cobran una validez impresionante.
Fueron expresadas por un hombre de Dios, un servidor del pueblo que lo arriesgo todo con valentía y esperanza en su causa. Fueron expresadas por el Monseñor Gerardo Sueldo el 30 de Marzo de 1997.