Cómo los Eskenazi se convirtieron en una de las familias más ricas de Argentina
Por Gerardo Lissardy, publicado por BBC News Mundo
En el registro de visitas a la residencia presidencial de Argentina, algo
llamó la atención de los fiscales: el apellido Eskenazi aparecía una y
otra vez.
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Enrique Eskenazi mantuvo un "estrechos vínculos" con Cristina
Fernández y su marido, Néstor Kirchner. Foto: Presidencia de la Nación Argentina. Vista en BBC |
Quienes gobernaban el país entonces, y ocupaban la residencia, eran Néstor
Kirchner (2003-2007) y su esposa, Cristina Fernández (2007-2015).
La asiduidad de esas visitas que recibían los Kirchner y créditos por
millonarios que obtuvieron de un banco de los Eskenazi en 2008 eran
indicios de "los estrechos vínculos comerciales y personales" entre las
familias, concluiría el fiscal Diego Luciani.
Luciani fue uno de los representantes del Ministerio Público en la causa
que acabó con una condena a seis años de cárcel e inhabilitación para
ejercer cargos públicos contra Fernández por corrupción, confirmada por la
Corte Suprema el mes pasado.
El juicio nunca se centró en los negocios de los Eskenazi, pero colocó a
este apellido en medio de una trama de poder y dinero con ribetes de
serie de TV.
Ahora, otro misterio tiene a los Eskenazi como protagonistas en una
millonaria disputa por el control de acciones de la petrolera argentina
YPF, que obtuvieron antes de su estatización.
Y resurge la pregunta de la Quinta de Olivos: ¿cómo llegó hasta aquí
esta familia?
Negocios jugosos y bajo perfil
Los Eskenazi poseen el Grupo Petersen, un conjunto de empresas de
diversas áreas: ingeniería y construcción, finanzas, agroindustria y
servicios urbanos.
El responsable de la extraordinaria expansión del conglomerado a
partir de una simple compañía constructora fue Enrique Eskenazi, quien
murió en enero a los 99 años.
La lista Forbes de los argentinos más ricos ubicó a Eskenazi en el
puesto 20 el año pasado, con una fortuna de US$1.150 millones —más del
doble que en 2020 y superior a los US$950 millones atribuidos al astro
del fútbol Lionel Messi.
Nacido en la ciudad argentina de Santa Fe, Eskenazi se recibió de
ingeniero químico en Argentina y cursó estudios de posgrado en
ingeniería de alimentos en Estados Unidos.
De retorno a su país, inició su carrera empresarial en Bunge y Born,
entonces una gran corporación agroindustrial argentina.
En la década de 1980 pasó a trabajar en la constructora Petersen,
Thiele & Cruz y, siendo su gerente, aprovechó un momento de crisis
para comprar sus acciones.
Esa fue la primera gran adquisición de Eskenazi, a partir de la cual
comenzaría a diversificar su cartera de negocios, aunque siempre
mantuvo el nombre Petersen como insignia y un bajo perfil para su
apellido.
La incursión en el área financiera lo acercó a Kirchner cuando este
político, siendo gobernador de Santa Cruz en la década de 1990,
privatizó el banco de esa provincia sureña y su adjudicatario fue el
grupo de Eskenazi.
Críticos de esa operación sostienen que favoreció al comprador, porque
el banco mantuvo una cartera de clientes redituable mientras quedarían
en manos del Estado deudas millonarias de difícil cobro.
El fiscal Luciani notó años más tarde que el Banco Santa Cruz no
sólo le entregó créditos por más de US$10 millones a los Kirchner,
sino que fue la institución donde hizo carrera Lázaro Báez, otro
amigo del matrimonio que entre 2003 y 2015 recibió diversos
contratos de obras públicas viales en esa provincia.
Y apuntó que Báez, como testaferro de los Kirchner, cobró
sobreprecios millonarios para obras que casi nunca se concretaron,
mientras la empresa Petersen, Thiele & Cruz de Eskenazi fue una
de las que se prestó a "la maniobra para simular un escenario de
competencia que no existía".
Fernández de Kirchner rechazó estas acusaciones en el juicio, que
atribuye a una persecución política en su contra.
En la página web de Petersen aún figura una carta de Eskenazi que
describe al suyo como "uno de los más importantes grupos económicos
de capitales íntegramente argentinos", con valores como
"confiabilidad, solidez y transparencia".
Tras su muerte, el manejo del conglomerado empresarial quedó en
manos de sus hijos: tuvo cinco con su esposa Hazel Sylvia Toni
Storey, también fallecida.
BBC Mundo intentó por distintas vías entrar en contacto con uno de
ellos, Sebastián Eskenazi, o con algún otro responsable del Grupo
Petersen para reflejar su punto de vista en este artículo, sin
lograrlo hasta el momento de su publicación.
Alguien que trabaja en una de sus compañías explicó que "es una
familia un poco hermética" y "no suelen dar notas" a periodistas.
Una operación "escandalosa"
La discreción que guiaba a los Eskenazi comenzó a resquebrajarse
cuando su grupo adquirió el 25% del paquete accionario de YPF,
entonces la mayor empresa argentina y propiedad de la española
Repsol.
Con el apoyo de los Kirchner desde el gobierno, esa compra ocurrió
en dos etapas. En 2008, se hicieron del 14,9% de las acciones de
la petrolera argentina por US$2.235 millones. Más tarde, de otro
10,1% por US$1.304 millones.
La operación atrajo miradas sobre los Eskenazi por distintos
motivos.
Uno de ellos es que provenían de actividades ajenas al sector
energético y de pronto pasaron incluso a ocupar cargos ejecutivos
en una petrolera gigante.
Antonio Brufau explicó entonces como presidente de Repsol YPF que
"el Grupo Petersen es el socio más idóneo por su experiencia en
mercados regulados, por su estructura industrial y financiera y
por su conocimiento de la realidad argentina".
Otro aspecto llamativo fue el modo en que compraron las acciones,
con préstamos que les otorgaron Repsol y un consorcio de bancos
extranjeros, a pagar con los dividendos que luego obtendrían de la
misma YPF.
"La forma en que la familia Eskenazi adquirió las acciones de YPF
francamente es escandalosa", sostiene Juan Javier Negri, un
abogado argentino especializado en fusiones y adquisiciones de
empresas.
"Prácticamente compraron sin un centavo", le dice Negri a BBC
Mundo. "Se comprometieron a pagar 100, y 98 llegaban vía
dividendos en el futuro, con lo cual la inversión inicial fue
muy escasa".
Esa operación fue denunciada como presuntamente ilícita por
diputados de la época, pero el caso sigue sin avanzar de forma
sustancial en la justicia pese a los años transcurridos. En su
momento, representates de la empresa negaron irregularidades.
Todo se complicaría más cuando el gobierno de Fernández de
Kirchner reestatizó YPF con el aval del Congreso en 2012, bajo
la premisa de la soberanía energética y la necesidad de que
Argentina impulsara emprendimientos petroleros.
Un misterio pendiente
Al adquirir el 51% de las acciones de YPF en manos de Repsol
por unos US$5.000 millones, el Estado argentino evitó ampliar
la oferta a los demás accionistas (incluidos los Eskenazi)
como requería el estatuto de la compañía.
Eso dio pie a una demanda judicial en Nueva York que hoy es
considerada una de las causas más trascendentes de los últimos
tiempos para Argentina.
El reclamo judicial lo encabeza el fondo Burford Capital, que
se dedica a financiar acciones legales de dudoso resultado y
compró el 70% de los derechos de litigio a dos empresas
energéticas del Grupo Petersen que se declararon en quiebra
tras la expropiación de YPF.
La jueza de la corte neoyorquina, Loretta Preska, dio la
razón a los demandantes en 2023 y ordenó a Argentina
pagarles unos US$16.000 millones.
Argentina ha apelado el fallo, que pone a su presidente
ultraliberal Javier Milei en la singular obligación de
defender un Estado del que suele renegar. Milei obtuvo
recientemente el apoyo del gobierno de Donald Trump en
EE.UU.
La incógnita es qué pasará finalmente con el 51% de las
acciones de YPF en manos del Estado argentino, ya que la
orden judicial prevé que sean entregadas como forma de pago.
Pero también hay un misterio: ¿quiénes poseen el 30% de los
derechos del juicio, es decir, la parte que Burford nunca
adquirió de las empresas del Grupo Petersen en concurso?
Esa porción en manos desconocidas valdría, según los valores
establecidos en el proceso, cerca de US$5.000 millones.
"Hay fundadas sospechas de que la familia Eskenazi retuvo
una parte del pleito", afirma Negri. "Si alguna vez
recuperan fondos por parte del Estado argentino, es probable
que parte de esos fondos terminen de vuelta en la familia".
En tal caso, quizás luego de saldar cuentas con acreedores
por el quiebre de sus empresas energéticas, los Eskenazi
contabilicen ganancias una vez más. / Por Gerardo
Lissardy, publicado por BBC News Mundo.-
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