Por qué la inquietante novela "1984" de George Orwell puede tratar sobre nuestra época.
Por Jean Seaton, publicado por BBC Mundo.Leer "1984", la claustrofóbica fábula del totalitarismo de George Orwell, todavía produce impacto. En primer lugar, porque reconocemos lo que describe.
Imagen: Captura de pantalla de vídeo de 'Person of Interest', una serie de televisión de la CBS. "La máquina" |
Orwell nos abrió los ojos a cómo funcionan los regímenes totalitarios.
Pero hoy podemos hacer una lectura diferente de "1984", con una aprehensión ansiosa y utilizando la obra para medir hasta qué punto nosotros, nuestras naciones y el mundo nos hemos situado en la carretera al infierno que describió el escritor británico.
¿Profético? Posiblemente.
¿Pero también conmovedor, creativo, incuestionable y útil? Sí.
Un libro publicado el 8 de junio de 1949, escrito en un paisaje golpeado por una guerra total en un país hambriento, agotado y gris, se siente ahora mucho más relevante que nunca antes, porque "1984" también nos arma.
El libro, con su desconcertante comienzo, ("Era un luminoso y frío día de abril, y el reloj daba la una de la tarde"), define las características típicas de la tiranía moderna.
Winston Smith, el protagonista, trabaja como censor en el Ministerio de la Verdad, en una constante revisión de la historia para adecuarla a las circunstancias y alianzas del presente.
Él y sus compañeros son controlados como parte de la masa por el omnisciente Gran Hermano. En "1984" la pantalla de la televisión te observa y todo el mundo espía a todo el mundo.
En la actualidad son las redes sociales las que recopilan cada gesto, cada compra, cada comentario que hacemos en internet y alimenta una presencia omnisciente en nuestras vidas capaz de predecir todas nuestras preferencias.
Basada en las elecciones de los consumidores, con el usuario como la mercancía con la que se comercia, la recolección de esas preferencias para las campañas políticas está distorsionando la democracia.
Orwell entendió que los regímenes opresivos siempre necesitan enemigos. En "1984" mostró cómo estos pueden crearse arbitrariamente atizando las emociones de la gente a través de la propaganda. Pero en su descripción de los "dos minutos de odio" también previó cómo actúan las multitudes digitales.
Obligado, como todos los demás, a contemplar la violenta grabación con ese título, Winston Smith se da cuenta de que "lo horrible de 'los dos minutos de odio' no era que a uno lo forzaran a tomar parte, sino que era imposible sumarse… Un espantoso éxtasis de miedo y sed de venganza, un deseo de matar, torturar, machacar rostros con una maza parecía fluir a través de todo el grupo de asistentes como una corriente eléctrica".
Ahora todas las organizaciones políticas, religiosas y comerciales se dedican a alimentar sentimientos. Sorprendentemente, Orwell identificó la colusión voluntaria en el odio que semejantes movimientos puede incitar. Y por supuesto, su Winston lo nota consigo mismo.
Como podríamos notarlo nosotros mismos.
La mirada del Gran Hermano