lunes, 18 de abril de 2016

¿El principio del fin de un proceso en Brasil?

Rousseff sufre humillante derrota en Congreso, podría tener que dejar presidencia Brasil.
Por Maria Carolina Marcello y Alonso Soto, publicado por Reuters.


La presidenta brasileña Dilma Rousseff sufrió el domingo una humillante derrota en una votación decisiva en la Cámara de Diputados del Congreso que la podría forzar a dejar el cargo a pocos meses de que el país sea el anfitrión de los Juegos Olímpicos.

La votación final fue de 367 votos a favor del juicio político, 137 votos en contra y siete abstenciones. Dos legisladores no se presentaron a la votación.

PROTESTO PRO IMPEACHMENT NA AV. PAULISTA
Foto: "PROTESTO PRO IMPEACHMENT NA AV. PAULISTA"
Autor: Taba Benedicto, visto en Flickr
La foto no pertenece a la nota de Reuters
Sao Paulo y Río de Janeiro, las principales ciudades de Brasil, se iluminaron con fuegos de artificio cuando la oposición superó holgadamente la mayoría de dos tercios que necesitaba para que el proceso de impugnación por manipulación de cuentas fiscales avance al Senado.

Los mercados financieros en Brasil abrirían al alza el lunes.

Si el Senado decide por mayoría simple iniciar el juicio político a principios de mayo, como se espera, Rousseff sería suspendida de su cargo y reemplazada por el vicepresidente Michel Temer durante el juicio político. Temer completaría el mandato de la presidenta hasta 2018 si es hallada culpable.


La disputa por la impugnación, que ocurre en medio de la peor recesión en el país desde 1930, ha dividido al país de 200 millones de habitantes. También ha provocado un agrio enfrentamiento entre Rousseff y Temer, que puede desestabilizar a cualquier futuro gobierno y hundir a Brasil en meses de incertidumbre.

Los sondeos de opinión muestran que más del 60 por ciento de los brasileños apoya la impugnación de Rousseff. Quienes critican el proceso opinan que se ha convertido en un referendo de los índices de aprobación de Rousseff y que marca un precedente para la expulsión de líderes impopulares.

Si bien a la mandataria no se la ha acusado de corrupción, su Gobierno ha sido afectado por un gran escándalo de sobornos en la Petrobras, además de la recesión.

Los detractores de la impugnación afirman además que a Rousseff se la acusa de una maniobra presupuestaria aplicada comúnmente por muchos funcionarios electos en Brasil.

La batalla por el juicio político ha paralizado las iniciativas gubernamentales en Brasilia, a sólo cuatro meses de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro y en medio de una batalla contra la epidemia del virus del Zika, que ha sido asociado con defectos de nacimiento en recién nacidos.

(Reporte adicional de Anthony Boadle, Stephen Eisenhammer y Lisandra Paraguassú en Brasilia, Guillermo Parra-Bernal en Sao Paulo y Jeb Blount en Rio de Janeiro; Escrito por Daniel Flynn, Stephen Eisenhammer y Anthony Boadle; Editado en español por Janisse Huambachano). / Por Maria Carolina Marcello y Alonso Soto, publicado por Reuters.--
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El futuro de Dilma Rousseff se define ahora en el Senado de Brasil.
Por Paul Kiernan, Jeffrey T. Lewis Y Rogerio Jelmayer, publicado por The Wall Street Journal.


BRASÍLIA—La cámara baja del Congreso de Brasil dio el domingo un paso gigantesco hacia la remoción de Dilma Rousseff de la presidencia del país al aprobar una solicitud al Senado para que comience un juicio de destitución.

En la votación, apoyaron el pedido 367 de los 513 integrantes de la Cámara de Diputados, equivalente a dos tercios del cuerpo. 137 votaron en contra, siete se abstuvieron y dos no se presentaron.

En el próximo paso, corresponderá al Senado votar si corresponde o no enjuiciar a la Presidenta. Con el voto a favor de una mayoría simple, Rousseff tendrá que enfrentar el proceso en la cámara alta y apartarse de su cargo por un período de hasta 180 días mientras dure el proceso.

Rousseff es acusada de utilizar trucos contables para que el déficit presupuestario de su gobierno pareciera inferior a lo que en realidad era. Rousseff ha negado los cargos.

Manifestantes contra o impeachment acompanham a votação
Foto: "Manifestantes contra o impeachment acompanham a votação"
Autor: Fábio Rodrigues Pozzebom/Agência Brasil. Vista en Flickr
La imagen no pertenece a la nota de WSJ

Si el Senado al final considerara a Rousseff responsable de esas acusaciones, sería la segunda vez que un primer mandatario brasileño es desplazado de su cargo desde el fin de la dictadura militar en 1985.

La votación se produjo después de 18 meses de profunda turbulencia política en el país, tras la apretada reelección de Rousseff en 2014. Desde entonces, los índices de popularidad de Rousseff han caído hasta 9%, mientras una investigación por corrupción sacude los niveles más altos del gobernante Partido de los Trabajadores y la economía brasileña se hunde en su peor recesión en generaciones.

La potencial destitución presenta riesgos y una prueba de fuego para la democracia en Brasil, un país donde cuatro de ocho presidentes elegidos desde 1950 no pudieron completar sus mandatos. Dos murieron y otro fue víctima de un golpe de estado al inicio de la dictadura. En 1992, Fernando Collor de Mello fue el primer presidente en funciones en ser destituido.

Los legisladores de la oposición dijeron que planean responsabilizar a Rousseff dentro de los parámetros de la constitución brasileña de 1988, de derrochar dinero y luego ocultar la brecha presupuestaria de su gobierno para impulsar sus posibilidades de reelección. Las finanzas públicas de Brasil están en un estado tan precario que las tres grandes firmas calificadoras de crédito han rebajado al país a la categoría de chatarra.

Sus rivales también han presentado a Rousseff como incompetente. Una burócrata que nunca había ocupado un cargo de elección popular antes de su campaña presidencial en 2010, Rousseff ganó principalmente debido a su imagen como la sucesora elegida del presidente saliente Luiz Inácio Lula da Silva. Pero sus pobres dotes de oradora y su estilo directo no sentaron bien en Brasília, una capital en la que las lealtades y amistades simbióticas son selladas con palmaditas en la espalda y parrilladas. Su coalición comenzó a sentir presión desde que la economía comenzó a desinflarse, debido a la caída de la demanda china por mineral de hierro y otros commodities.

Los simpatizantes de la presidenta dijeron que los procedimientos de destitución están motivados por factores políticos y no legales, argumentando que Rousseff ha sido convertida en un chivo expiatorio en medio de la frustración generalizada por la economía y la extensa corrupción que toca a todos los grandes partidos.

Rousseff, una ex guerrillera que fue torturada por los militares durante la dictadura, ha acusado a sus rivales de orquestar un golpe de estado que busca desmantelar el legado de su partido de defender a los pobres. Ella y Lula da Silva son reconocidos por ayudar a sacar a casi 40 millones de brasileños de la pobreza a través de entregas de dinero, vivienda subsidiada y crédito barato durante el auge de las materias primas que dio un impulso a la clase consumidora del país.

“Desean derrotar, a cualquier costo, lo que represento: un proyecto de desarrollo e inclusión social por el que he trabajado todos los días durante los últimos 13 años”, dijo Rousseff en un video publicado en Internet el viernes por la noche. “Mi nombre no está en ninguna lista de sobornos, ni soy sospechosa de crimen alguno en contra el bien común”.

El presidente de la cámara, Eduardo Cunha, a quien se le atribuye haber orquestado la ofensiva contra Rousseff, ha sido acusado de quedarse con millones en fondos desviados de la petrolera de control estatal Petrobras. El legislador ha negado los cargos y hasta el momento ha logrado evitar los esfuerzos del fiscal general del país y de sus propios colegas para sacarlo de su cargo. Cunha abrió los procedimientos de destitución contra Rousseff en diciembre, horas después de que el PT dejara en claro que no se interpondría a una moción de un panel de ética que busca retirarlo de su cargo.

“Este proceso de destitución nace de un pecado original, que fue el uso por parte del presidente de la cámara como venganza”, dijo el defensor de la nación José Eduardo Cardozo, quien la semana pasada argumentó a favor de Rousseff frente a un comité especial de destitución.

El probable reemplazo de Rousseff, el vicepresidente Michel Temer, disfruta de un apoyo más amplio en el Congreso a través de su Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), el mayor del país. Si Rousseff es llevada a juicio en el Senado, Temer tomaría las riendas del país durante el proceso. Si es destituida, el vicepresidente completaría el mandato de la presidenta, que termina a finales de 2018.

Sin embargo, aún no se sabe si Temer realizará las dolorosas reformas que, según los economistas, necesita Brasil. Varios miembros de alto rango de su partido, incluyendo a Cunha, están involucrados en el escándalo de Petrobras. Temer también es profundamente impopular con el público. Casi 60% de los brasileños dijeron que les gustaría que renunciara junto a Rousseff, según una encuesta reciente de Datafolha.

Entre tanto, la economía sigue en caída libre, exacerbada por una enorme cantidad de problemas estructurales que el PT no corrigió en sus 13 años en el poder. Los economistas ahora esperan que el Producto Interno Bruto repita su contracción de 3,8% del año pasado y muchos caracterizan la situación como una depresión total.

La base de simpatizantes de izquierda de la presidenta, aunque erosionada, se ha galvanizado ante la posibilidad de que sea destituida por un Congreso que consideran está supeditado a las élites. En preparación para un gobierno posterior a Rousseff, Temer se ha reunido con líderes empresariales, muchos de los cuales desean relajar las leyes laborales y los incrementos automáticos del salario mínimo que han ayudado a los pobres, pero alimentado el déficit presupuestario. Más de un tercio de los brasileños aún califica al gobierno de Rousseff como normal o bueno, subrayando el continuo apoyo del que goza la presidenta entre los brasileños de menores recursos, los cuales se han beneficiado de los programas sociales de su partido.

Debido al caso de corrupción, la debilidad de la economía y el rechazo de los simpatizantes de Rousseff, la consultora de riesgo político Eurasia Group dijo el viernes que Temer tiene 35% de posibilidades de no terminar su mandato.

La posibilidad de violencia política también tiene a las autoridades en alerta en las principales ciudades de Brasil.

Marilene dos Santos, quien salió de un barrio pobre en las afueras de Brasília para vender carteras en el lugar donde se congregan los manifestantes a favor de Rousseff, dice que no cree que la destitución resuelva algo.

“Creo que se va a poner peor, porque cada [político] que entre llevará una bolsa más grande, para robar más”, dijo Santos, de 53 años. / Por Paul Kiernan, Jeffrey T. Lewis Y Rogerio Jelmayer, publicado por The Wall Street Journal.--

Note relacionada:
En horas de crisis, los activos brasileños se venden a precios de ganga.
"Para los inversionistas con abundante efectivo —y nervios de acero— los vapuleados activos de Brasil se ven atractivos.
Algunas de las empresas más importantes del país, como la estatal Petróleo Brasileiro SA y el gigante del hierro Vale SA, están vendiendo activos a sus precios más bajos en años en medio de la crisis económica y política". Publicado por The Wall Street Journal.

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