Se ha comprobado que las informaciones falsas son retuiteadas un 70% más que las verdaderas, a tal punto llega la cosa que la influencia de los bots y las cuentas falsas es mucho menos relevante en su difusión que el factor humano, según un estudio del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT).
La ciencia que hay detrás del éxito de las 'fake news'.
Por Amadeo Herrero, publicado por El Mundo.
En las redes sociales la mentira viaja mucho más rápido y llega mucho más lejos que la verdad. Si bien los bulos y la desinformación no son un fenómeno reciente, el auge de Facebook, Google y Twitter ha dado una nueva dimensión al problema, como prueban la investigación judicial en torno a la campaña electoral en Estados Unidos y los esfuerzos de los gobiernos europeos por adaptar la legislación a esta nueva realidad. En este contexto, la revista Science acaba de publicar el estudio más extenso hasta ahora sobre la difusión de fake news (noticias falsas) en la red, en el que se demuestra cómo una noticia falsa alcanza a miles de usuarios más que un contenido real.
'fake news' |
La campaña de las elecciones norteamericanas de 2017 supusieron el punto álgido de la penetración de las noticias falsas en el devenir de las sociedades occidentales. Intoxicaciones, noticias falsas sobre el pasado de los candidatos, interferencia de servidores rusos de los que partía información falsa... El propio Donald Trump no se ha cortado nunca de señalar como tales a las noticias falsas, e incluso ha bautizado como los «medios de información falsa» a cierto sector crítico con su gobierno.
Esta dinámica está presente en todas las categorías de información y no sólo en las noticias políticas, aunque sus efectos sean hasta tres veces más pronunciados en este campo. Ciencia, salud, terrorismo, desastres naturales, sucesos o información financiera no escapan a la influencia de las fake news. "Los dominios más atacados son aquellos en los que hay más incentivos -políticos o financieros- y aquellos en los que las personas son más vulnerables por los sesgos sociales o cognitivos", explica Filippo Menczer, profesor de la Universidad de Indiana y fundador del Observatorio de Medios Sociales. "Y la política encaja con ambos criterios".
En cuanto a las razones que explican la vertiginosa difusión de las fake news, el artículo señala que los usuarios son mucho más propensos a compartir información novedosa (sea real o no), en detrimento de desmentidos, confirmaciones o matices. "Las historias falsas inspiran sentimientos de temor, disgusto y sorpresa en las respuestas", explican los autores, mientras que las verdaderas crean "confianza, alegría o tristeza".
Ha habido ejemplos sonados de esto, algunos que afectaban al propio presidente de EEUU, como una noticia que aseguraba falsamente que Trump había retirado un busto de Martin Luther King del despacho oval. Otras han partido del hackeo de las cuentas de medios de comunicación, como un tuit de Fox News un 4 de julio que anunciaba que Obama había sido tiroteado y terminaba con el hashtag #obamadead (Obama muerto).
El artículo también revela que, en contra de lo que se esperaba, los bots -cuentas automatizadas- aceleran la difusión de las noticias verdaderas y falsas al mismo ritmo, lo que implica que la prevalencia de la propagación de noticias falsas depende del factor humano.
Luchar contra la desinformación
En un segundo artículo publicado en Science y firmado por una quincena de expertos, los científicos advierten sobre el potencial disruptivo de las fake news y reclaman un impulso a la investigación a gran escala. En él citan estudios preliminares en los que se apuntan los efectos perjudiciales de este fenómeno en la sociedad, que van desde el aumento del cinismo y la apatía entre los ciudadanos hasta el fomento de la radicalización. "Lo que más queremos transmitir es que las fake news son un problema real, un problema difícil de abordar y un problema que requiere una investigación seria", explica Menczer, coautor del texto. "Los que difunden noticias falsas están usando métodos cada vez más sofisticados", añade. "Si no tenemos suficiente información sobre el problema, nunca podremos diseñar intervenciones que funcionen".
Una de las dificultades radica en el hecho de que es un problema multidisciplinar, con implicaciones que van desde lo psicológico hasta lo tecnológico. El artículo subraya este aspecto psicológico que sirve como uno de los motores de la difusión de informaciones falsas, ya que las personas prefieren información que es familiar y que apoya las opiniones preexistentes. "El desafío es que hay tantas vulnerabilidades que aún no entendemos y tantas piezas diferentes que pueden romperse o ser manipuladas en lo relativo de noticias falsas", señala Menczer. "Es un problema tan complejo que debe ser atacado desde todos los ángulos".
Los expertos recomiendan comenzar con intervenciones de dos tipos: unas centradas en mejorar la capacidad de los individuos para reconocer las noticias falsas y otras que incluyan cambios estructurales destinados a prevenir su publicación. "Los algoritmos de clasificación, como la atención humana, pueden ser engañados a través de bots que crean la apariencia de que muchas personas hablan sobre un tema o apoyan a una persona", explica Menczer. En este sentido, los autores apelan a las plataformas de medios sociales como Google, Facebook y Twitter a asumir una "responsabilidad ética y social que trascienda las fuerzas del mercado" y para que contribuyan a la investigación científica sobre las noticias falsas. / Por Amadeo Herrero, publicado por El Mundo.--
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- Olvídate de las noticias falsas, los videomontajes ya están aquí. "El video, que apareció en el foro de internet Reddit, era lo que se conoce como un deepfake: un videomontaje ultrarrealista hecho con software de inteligencia artificial. Se creó utilizando un programa llamado FakeApp, que sobrepuso el rostro de Obama en el cuerpo de una actriz de películas pornográficas. El híbrido era espeluznante: de no estar bien enterado, podrías haber pensado que de verdad era ella". Por Kevin Roose, publicado por The New York Times.-
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