Por Nicole Perlroth, publicado por The New York Times.
Es un secreto conocido desde hace mucho por las agencias de inteligencia —pero rara vez revelado a los consumidores— que el software de seguridad puede ser una poderosa herramienta de espionaje.
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Al descargar el software de seguridad, los consumidores también corren el riesgo de que un fabricante de antivirus poco confiable —o un ciberatacante o espía con acceso a su sistema— pueda abusar de ese acceso profundo para dar seguimiento a todos los movimientos digitales de los clientes.
“En la batalla contra el código malicioso, los productos antivirus son básicos”, dijo Patrick Wardle, investigador en jefe en Digita Security, una empresa de seguridad. “Irónicamente, estos productos comparten muchas características con los implantes avanzados de ciberespionaje de recolección que buscan detectar”.
Wardle lo sabe, pues es un antiguo hacker de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por su sigla en inglés) y hace poco logró subvertir un software de antivirus que vende Kaspersky Lab, y lo convirtió en una poderosa herramienta de búsqueda para documentos clasificados.
La curiosidad de Wardle aumentó con las noticias recientes de que espías rusos habían utilizado los productos antivirus de Kaspersky para extraer documentos clasificados de la computadora personal de un desarrollador de la NSA y pudieron haber desempeñado un papel esencial en una recolección rusa de inteligencia más extensa.
Durante años, las agencias de inteligencia sospecharon que los productos de seguridad de Kaspersky ofrecían una puerta trasera de entrada para la inteligencia rusa. Un borrador de un informe ultrasecreto filtrado por Edward Snowden, el antiguo contratista de la NSA, describió una iniciativa ultrasecreta de la NSA en 2008 que concluyó que el software de Kaspersky recolectaba información delicada de las máquinas de los clientes.
Los documentos mostraron que Kaspersky no fue el único blanco de la NSA. Sus siguientes blancos incluyeron casi dos decenas de fabricantes extranjeros de antivirus, entre ellos Checkpoint de Israel y Avast de la República Checa.
En la NSA, los analistas tenían prohibido utilizar el software antivirus de Kaspersky debido al riesgo de darle al Kremlin acceso extendido a sus máquinas y datos. Sin embargo, con la excepción de la sede de la NSA en Fort Meade, Kaspersky logró asegurar contratos con casi dos decenas de agencias gubernamentales en Estados Unidos a lo largo de los últimos años.
En septiembre, el Departamento de Seguridad Nacional les ordenó a todas las agencias federales que dejaran de utilizar los productos de Kaspersky debido a la amenaza de que “proporcionaran acceso a archivos”.