miércoles, 12 de enero de 2022

Homeland, otro caso de cuando la ficción se anticipa a la realidad

Tal lo señalado en otro blog, que la ficción se anticipe a la realidad se ha dado en pocos casos. Antes de ayer leí una interesante nota sobre la serie "Homeland" en La Nación.

Visto en La Nación
Para quien no la vio y/o no la conoce, "Homeland" es una serie de televisión estadounidense de suspense dramático basada en la serie de televisión israelí “ חטופים“ (pronunciado jatufim, significado en español: 'secuestrados', aunque traducido como 'prisionero de guerra') creada por Gideon Raff y adaptada para la televisión estadounidense por Howard Gordon y Alex Gansa.

La serie fue creada por Howard Gordon, Chip Johannessen y Alex Gansa. Producida por Fox 21, y fue estrenada en Estados Unidos el 2 de octubre de 2011,​ transmitida por el canal de cable Showtime, aunque el primer episodio estuvo disponible en Internet dos semanas antes de la emisión en TV.


Homeland, la popular serie de espionaje de EE.UU. que lanzó una asombrosa profecía sobre Afganistán.
Por Mariano Confalonieri, publicado por La Nación.

Cuando se estrenó la serie Homeland, en 2011, se cumplían 10 años de la invasión estadounidense a Afganistán, un ataque que George W. Bush inició como respuesta a los atentados del 11 de septiembre.

Estados Unidos acusó a Afganistán de dar refugio a Osama Ben Laden, el fundador de Al-Qaeda y autor intelectual de la agresión terrorista más impresionante en suelo estadounidense, y lanzó un invasión que se convirtió en la guerra más larga de su historia.

Entre 2001 y 2021 (a Ben Laden lo asesinó un grupo de élite norteamericano en Pakistán justamente en 2011), más de 100.000 soldados fueron enviados a Afganistán. El gobierno estadounidense destinó, de acuerdo a cifras oficiales publicadas por la BBC, más de US$900.000 millones en esa intervención militar.

En 2003, Estados Unidos sumó otro conflicto bélico, con la invasión a Irak, que también se prolongó por años por la dificultad de los estadounidenses para mantener la seguridad en Oriente Medio.

Estos sucesos fueron el embrión de Homeland, una serie basada en una producción israelí, que tiene 8 temporadas y 96 episodios, y a través de los cuales busca reflejar el devenir de los conflictos militares estadounidenses de este siglo.

El personaje principal de Homeland es Carrie Mathison (Claire Daines), una espía de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés), que en el primer capítulo está en una misión encubierta en Irak, para desenmascarar a un líder de la organización terrorista Al-Qaeda.

Pero, ¿cuánto de real hay en la serie que cautivó a una amplia audiencia en todo el mundo? La respuesta es que más allá de que el personaje de Carrie no está basado en la historia de alguien en particular, la trama se apoya en hechos verídicos y sigue la línea de tiempo de los acontecimientos que arrancaron en aquellos primeros bombardeos a Tora Bora y finalizaron con la retirada de las tropas aliadas en 2021 de Kabul. La serie anticipa, entre otras cosas, la caída de la capital afgana -que ocurrió cuatro meses después de emitido el último capítulo- con una precisión asombrosa.

Y es porque, según publicaron varios medios especializados, los creadores de la tira, Howard Gordon, Chip Johannessen y Alex Gansa se entrevistaron con miembros de la comunidad de inteligencia para hacerla lo más real posible.

Una prueba de que Homeland no es una obra estrictamente de ficción y que contiene análisis global de la política internacional puede encontrarse en su última temporada, cuando Saul Berenson (Mandel Patinkin), el jefe de la división Oriente Medio de la CIA y mentor de Carrie -a esa altura, asesor de seguridad nacional del presidente-, negocia la retirada de las tropas de Afganistán con los talibanes.

En medio de la presión y con la intención de convencer al gobierno afgano y a Pakistán de apoyar el acuerdo con el grupo extremista, Berenson lanza una frase que, si uno mira lo que pasó luego, es una profecía: “Si nosotros retiramos nuestras tropas, Kabul cae en seis semanas”. Eso es lo que pasó en la vida real -aunque mucho más rápido- un año después de que se terminara de rodar la última temporada de Homeland.

Pese a las negociaciones que había iniciado Barack Obama en 2014, que continuaron con Donald Trump en 2020 y que terminó de ejecutar Joe Biden en 2021 (para algunos especialistas, de manera precipitada), Kabul cayó en siete días por el retiro de las tropas occidentales.

Similitudes y diferencias entre Homeland y la realidad
  • Ataques en Pakistán. En medio de las negociaciones de Berenson en la serie -en una temporada grabada en 2020-, aparecen otros elementos ligados a la vida real. Hay una mención a un bombardeo hecho por los talibanes en una escuela en Peshawar, Pakistán, en la que murieron más de 140 personas, la mayoría de ellos niños, un suceso que ocurrió en 2014.
  • Las decapitaciones de Estado Islámico. Hay un episodio en el que se puede ver a Berenson a punto de ser degollado, con la bandera negra de los talibanes de fondo. En ese episodio, el espía, en un diálogo con Carrie, dice que no quiere “terminar como Jim Foley”, en lo que -podría deducirse- es una alusión a James Foley, el periodista norteamericano que fue decapitado por Estado Islámico mientras cubría la guerra civil en Siria en 2014.
  • Infiltrados. La serie arranca con la pista que Carrie recibe en Irak de un prisionero, miembro de Al-Qaeda, sobre un norteamericano que fue convertido al fundamentalismo islámico y que volverá a Estados Unidos para perpetrar un ataque. En los atentados del 11-S se descubrió que Alí Mohamed, un sargento de los Estados Unidos de origen egipcio, había sido enviado por Ben Laden para infiltrarse en las fuerzas de seguridad e inteligencia, con el propósito de perpetrar el ataque. Durante décadas fue “doble agente” porque el FBI lo usó luego de informante: se cree que entrenó a los terroristas del 11-S, y a otros extremistas, por pedido del líder de Al-Qaeda.
  • Fallas en los servicios de inteligencia. El sargento Nicholas Brody, en este caso el infiltrado de Homeland, logra llevar a cabo un ataque en Estados Unidos pese a las sospechas de Carrie y a la vigilancia que habían montado sobre él. Esto muestra también otro aspecto que es muy discutido en Estados Unidos: las fallas en los servicios de inteligencia para prevenir ataques como el del 11 de septiembre. “Las fallas en la Inteligencia que se ven en la serie son muy reales. Tienen internas y burocracia. Otro tema bien reflejado es el de los ´topos´, un gran problema para los servicios de inteligencia”, explica a LA NACION Juan Battaleme, secretario académico del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI) y especialista en política exterior y seguridad internacional.
  • “Backchannel”. El rol de la CIA negociando el acuerdo previo con los talibanes para la retirada de Estados Unidos de Afganistán es, para Battaleme, muy real. “Es lo que se llama en la comunidad internacional backchannel. Cuando los gobiernos no quieren aparecer involucrados en la negociación, trabajan en las sombras los servicios de inteligencia”, agrega.
  • La salud de los agentes de la CIA. Los problemas psiquiátricos de la protagonista son una vuelta, para Battaleme, poco creíble en Homeland. “Los controles son muy estrictos. Una persona con un trastorno bipolar nunca hubiera llegado a ser agente de campo porque los mecanismos para encontrar esos problemas de salud están muy aceitados. Por eso ella lo oculta, pero no hubiera podido ocultarlo en la vida real”, dice el especialista sobre Carrie.
  • Exageraciones y conspiraciones. Las técnicas en materia de inteligencia que se ven en TV, según Battaleme, suelen ser las que ya no se usan, con la excepción de aquellas que nunca cambian, como las formas de encubrir una operación o las ONGs que sirven de pantalla para la Agencia Central de Inteligencia. “Exageraciones hay múltiples. Lo que tiene Homeland es que todo lo que se ve es plausible. Pero en cuanto a la mirada conspirativa hay exageraciones. Pasa en todas las series que se meten en lo que llaman Deep State”, dice. La forma de reclutamiento y de seguimiento de personas también es, a su criterio, irreal.
Por Mariano Confalonieri, publicado por La Nación.-

El otro caso;


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