El jueves 24 de febrero de 2022, en la región del norte de Kiev y
principalmente desde Bielorrusia, se iniciaba una gran ofensiva que fue
calificada por muchos como del tipo blitzkrieg, "guerra relámpago".
Ese día, temprano, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, anunció "el
inicio de una operación militar especial en Ucrania", con el objetivo de,
según él, "proteger al Donbás", la región de los separatistas prorrusos.
Durante el anuncio Putin instó a las fuerzas del vecino país a deponer las
armas e "ir a casa".
En su momento la embestida rusa inicial contra Kiev fracasa en pocos días.
Desde el día 26 de febrero de 2022 Rusia advierte que su embestida inicial
no tiene los resultados esperados. Hasta finales del día 27 no ha logrado
rodear y aislar a Kiev con ataques mecanizados y aerotransportados como
claramente había planeado hacer.
Los ataques rusos fallidos contra las ciudades fueron mal diseñados y
ejecutados, y encontraron una resistencia más decidida y efectiva de lo que
Rusia probablemente esperaba. Tras el golpe inicial la fuerte resistencia
ucraniana se levanta y comienza a agredir eficazmente al invasor. Primero
sola, demostrando un valor que conmueve al Mundo libre y luego comienza a
recibir ayuda desde todas partes del Mundo.
Para los analistas en general, Putin lo hizo con intenciones imperiales,
la principal recuperar el respeto como potencia global que detentaba la
Rusia soviética.
"Un objetivo atragantado de megalomanía y limitado por una realidad
implacable que esmeriló la influencia del Kremlin junto a los escombros
del campo comunista. Putin contaba, además, con mala información. Su
comunidad de inteligencia le había asegurado que no habría reacción a la
invasión sobre Kiev" - Marcelo Cantelmi /
Clarín.
Para la mayoría de los analistas ésta invasión rusa de Ucrania, iniciada
el 24 de febrero de 2022, constituye una escalada de la guerra
ruso-ucraniana que comenzó tras los sucesos del
Euromaidán en
2014.
Recordemos que la primera fase de la guerra ruso-ucraniana, entre 2014 y
2015, se originó en la cuestión sobre el Acuerdo de Asociación entre
Ucrania y la Unión Europea que llevó a los disturbios heterogéneos de
índole europeísta y nacionalista del Euromaidán. Posteriormente, la UE
condenó la intervención rusa en Ucrania (adhesión de Crimea a Rusia y
guerra del Dombás) y suspendió el diálogo sobre las cuestiones relativas a
la política de visados y las negociaciones sobre un nuevo acuerdo
bilateral. Desde entonces la Unión aplica un enfoque de doble vía que
combina sanciones con intentos de encontrar una solución al conflicto en
Ucrania.
Durante éstos dos últimos años, Europa ha vivido la cruda realidad del
mayor ataque militar convencional en suelo europeo desde la Segunda Guerra
Mundial, con atrocidades incluidas. Las acciones de Rusia en ésta guerra
son un ejemplo clásico de agresión imperial y colonial al estilo del siglo
XIX.
Según la opinión de muchos, esta guerra no tiene que ver con la
neutralidad de Ucrania, la ampliación de la OTAN, ni la protección de los
ruso parlantes en el Dombás.