El castillo de Edimburgo está señalada como una de las fortalezas más
antiguas de Europa y tiene una rica y larga historia como residencia real,
guarnición militar, cárcel y plaza fuerte.
Es una antigua fortaleza erigida sobre una roca de origen volcánico,
conocida como Castle Rock, ubicada en el centro de la ciudad de Edimburgo,
Escocia. Aunque hay vestigios humanos desde la Edad del Hierro, hay indicios
de que las fortificaciones han estado en pie aquí desde el siglo
VI.
El primer castillo se construyó durante el reinado de David I de Escocia,
en gaélico escocés antiguo Dabíd mac Maíl Choluim (1083 o 1085-24 de mayo de
1153), también conocido como San David de Escocia.
Los comienzos del feudalismo suelen atribuirse al reinado de David I,
Escocia y experimentó innovaciones en prácticas gubernamentales y se
caracteriza por «la construcción de castillos, el uso regular de caballería
profesional, y el tributo de los caballeros», así como por «rendir homenaje
y fidelidad».
El rey David I convirtió a Edimburgo en la capital real a través de sus
reformas administrativas, la denominada Revolución davidiana, de hecho,
entre 1139 y 1150, reunió en una asamblea a nobles y clérigos en el
castillo. La mayoría de edificios o estructuras defensivas, en aquella
época, serían de madera, aunque se evidencian dos edificios de piedra desde
el siglo xii: la capilla de Santa Margarita, en la cima de la roca, y otra
iglesia dedicada a la Virgen, donde actualmente se alza el memorial de la
Segunda guerra mundial.
La mayoría de edificios se encontraban alrededor de la capilla de Santa
Margarita, en la zona norte, en una apariencia quizás similar a la del
castillo de Carlisle, construida por David I en 1135. La Capilla de
Santa Margarita es un edificio normando del siglo XII, que lleva el nombre
de la esposa de Malcolm III.