El Rompehielos ARA Almirante Irizar regresó a Buenos Aires, llegó al Complejo Industrial y Naval Argentino (CINAR), Luego de 37 días de navegación de pruebas y finalizar con éxito la tercera y última prueba de agua y hielo en la Antártida.
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Especialistas piden a Macri que cambie el voto eletrónico por la boleta única en papel.
Son organizaciones y especialistas en política electoral que proponen el uso de la boleta única en papel como alternativa al voto electrónico propuesto por el gobierno.
Organizaciones y especialistas en política electoral cuestionaron la intención del gobierno nacional de avanzar hacia una reforma política sustentada en la boleta única electrónica , al tiempo que reclamaron mayor transparencia en el financiamiento de los partidos políticos y la transferencia de la organización de los comicios al Poder Judicial.
Imagen: Captura de pantalla de vídeo en YouTube
La imagen no pertenece a la nota de La Nación
Así lo expresaron en una carta enviada al presidente Mauricio Macri las organizaciones Poder Ciudadano, la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ), la Asociación Civil por los Derechos Civiles, Ageia Densi, Carrera de Ciencias Políticas de la Universidad de Buenos Aires, CEPPAS, Directorio Legislativo, Fundación Vía Libre y Salta Transparente.
"Estamos manifestando la necesidad de impulsar una serie de reformas normativas que garanticen la integridad del sistema electoral en Argentina", dijo Pablo Secchi, director Ejecutivo de Poder Ciudadano en declaraciones a DyN.
En la misiva presentada el 30 de octubre en la Casa de Gobierno a la que tuvo acceso esta agencia, las organizaciones transmitieron que "esa reforma debe tener un amplio consenso en la ciudadanía, la academia, las organizaciones de la sociedad civil y los partidos políticos".
Al respecto fundamentó que desde Poder Ciudadano entienden que "el mundo vota con el sistema boleta única de papel" y aseguró que "la implementación de tecnología está yendo para atrás, sólo Brasil, India y Venezuela la mantienen para todo el país".
En otro de los puntos de la misiva, las organizaciones plantean que "resulta imperioso para garantizar la equidad de la competencia, quitarle al Poder Ejecutivo Nacional cualquier tipo de facultad en la administración electoral y entregar al Poder Judicial de la Nación la organización total del proceso electoral".
"Es una discusión que tiene que dar el Congreso, si se le da la organización a la Cámara Nacional Electoral o se crea un organismo nuevo dependiente del Poder Judicial", explicó Secchi, quien consideró que el gobierno no puede ser quien organiza y compite en las elecciones.
Asimismo, las organizaciones consideraron necesario "reforma el sistema de financiamiento de los partidos políticos, buscando generar más transparencia en este componente tan sensible del proceso electoral".
Secchi puntualizó que desde Poder Ciudadano plantearon la necesidad de avanzar en una "bancarización" de las personas que quieren hacer donaciones a los partidos políticos. Además se mostraron a favor de que "se vuelva a permitir la donación de las empresas", que con la reforma de 2009 "se sacó ese permiso aunque las empresas siguen donando".
Como parte de los cambios exigidos por estas organizaciones también aspiran a una suerte de blanqueo de las campañas, porque "todo el financiamiento se analiza por los 30 días legales y no por la precampaña".
En este aspecto, las organizaciones también reclamaron "terminar con la utilización de los recursos públicos para la campaña". / Por Agencia DyN, publicado por La Nación.-
Ayer, a las 15.05, un hombre de 29 años condujo una camioneta alquilada por una ciclovía junto al río Hudson, en el Bajo Manhattan, cerca de las calles Chambers y West. Atropelló y mató ocho personas e hirió a otras 12. Luego el agresor estrelló el vehículo contra un ómnibus escolar. Momentos después fue herido y detenido por la policía.
Entre las víctimas mortales, hay cinco argentinos que formaban parte de un grupo de ex alumnos del Colegio Politécnico de Rosario. Habían viajado a Estados Unidos para celebrar 30 años de egresados. Ésta tragedia ha conmocionado y llenado de tristeza a gran parte de los argentinos.
Aunque el ataque fue en New York, no pocos sentimos que de alguna manera el terrorismo ha tocado a nuestras puertas y nos ha hecho un daño irreparable, nuevamente.--
Inmigrante uzbeko, en el centro de investigación por mortal ataque en Nueva York.
Por Gina Cherelus y Daniel Trotta, publicado por Reuters.
NUEVA YORK, EEUU (Reuters) - Las autoridades estadounidenses centraban su investigación el miércoles en las motivaciones del inmigrante uzbeko que causó la muerte de ocho personas en Nueva York arrollándolas con una camioneta, en un ataque que dijeron tiene todas las características de un acto de terrorismo.
El sospechoso, que fue baleado por la policía y arrestado momentos después del incidente del martes la zona del Bajo Manhattan, dejó una nota diciendo que realizó el ataque en nombre del grupo miliciano Estado Islámico, reportaron el New York Times y la cadena CNN.
Cinco de los fallecidos eran ciudadanos argentinos que visitaban Nueva York como parte de una reunión de amigos que celebraban el trigésimo aniversario de su graduación de una escuela secundaria en la ciudad de Rosario, dijo la cancillería de Argentina en un comunicado.
Los cinco ciudadanos argentinos fueron identificados como Hernán Diego Mendoza, Diego Enrique Angelini, Alejandro Damián Pagnucco, Ariel Erlij y Hernán Ferruchi. El ministro de Relaciones Exteriores de Bélgica también dijo que un ciudadano de ese país estaba entre los muertos.
El conductor ingresó a una vía para bicicletas en el sur de Manhattan conduciendo a velocidades estimadas de más de 100 kilómetros por hora, y embistió a todos en su camino antes de chocar contra el costado de un autobús escolar.
El hombre luego bajó del vehículo blandiendo lo que parecía ser un par de pistolas antes de ser confrontado por un oficial de policía de la ciudad, quien le disparó en el abdomen. La policía dijo que recuperó en el lugar un arma para disparar balas de pintura y una pistola de perdigones.
El ataque concluyó en cuestión de segundos. Imágenes de video grabadas por un transeúnte que circulaban en internet mostraron bicicletas aplastadas tiradas por la vía y al menos dos personas tendidas en el suelo.
Además de los ocho fallecidos, al menos 11 personas fueron hospitalizadas por lesiones descritas por los bomberos como serias pero que no presentan riesgo vital. Esa cifra excluye al sospechoso, que fue sometido a una cirugía por heridas de bala.
La policía declinó identificar públicamente al hombre, pero una fuente familiarizada con la investigación dijo que su nombre era Sayfullo Saipov, de 29 años. Según reportes, vivía en Paterson, Nueva Jersey, un excentro industrial ubicado 40 kilómetros al noroeste de Manhattan y con una población inmigrante numerosa.
Aunque las autoridades de la oficina del alcalde hasta el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos rápidamente calificaron el ataque como un acto de terrorismo, el gobernador Andrew Cuomo enfatizó que se cree que el sospechoso actuó solo.
Un miembro de las agencias de la ley describió al sospechoso como un inmigrante nacido en Uzbekistán, un país predominantemente musulmán en Asia Central que era parte de la ex Unión Soviética. CNN y NBC News dijeron que ingresó a Estados Unidos en 2010.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien ha presionado para que se prohíba el acceso al país a los viajeros de algunas naciones de mayoría musulmana, dijo en Twitter que ordenó a los funcionarios de Seguridad Nacional que “intensifiquen nuestro ya Extremo Programa de Investigación”.
“Ser políticamente correcto está bien, ¡pero no sobre esto!”, agregó Trump, quien también criticó el sistema de visas del país y dijo que quería un programa “basado en mérito” para el ingreso de inmigrantes a Estados Unidos. / Por Gina Cherelus y Daniel Trotta, publicado por Reuters.
Reporte de Dan Trotta y Gina Cherelus en Nueva York; Reporte adicional de Jonathan Allen, Anna Driver y Barbara Goldberg en Nueva York, Dan Whitcomb en Los Ángeles, Mark Hosenball y Susan Heavey en Washington; Escrito por Scott Malone. Editado en español por Carlos Aliaga.--
Actualización:
Nota relacionada:Quiénes eran las cinco víctimas argentinas del ataque terrorista en Nueva York. "Los cinco amigos de Rosario que murieron en Nueva York en el ataque terrorista de ayer estaban unidos por su paso por el Instituto Politécnico de Rosario, donde cimentaron una larga amistad. Eran profesionales, en su mayoría arquitectos y empresarios, perfilados por los estudios de esa escuela técnica". Por Germán de los Santos, publicado por La Nación.-
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La investigación de la trama rusa golpea de lleno al entorno de Trump.
Paul Manafort, exjefe de campaña, y un colaborador son los primeros imputados por una docena de delitos. Un exasesor confiesa haber mentido sobre sus contactos con Rusia.
El presidente Donald Trump se reúne con el presidente ruso, Vladimir Putin, en la
Cumbre del G20, el viernes 7 de julio de 2017, en Hamburgo. (AP Photo / Evan Vucci)
Visto en DefenseNews
La investigación de la trama rusa, que busca esclarecer si hubo coordinación entre el equipo electoral de Donald Trump y Moscú para influir en las elecciones presidenciales, entró este lunes en el terreno de las acusaciones formales señalando a quien fuera uno de los hombres fuertes de Trump, Paul Manafort. El exdirector de campaña se entregó al FBI junto a un socio suyo, Rick Gates, para responder por una docena de delitos que incluyen la conspiración contra Estados Unidos (por ocultar sus actividades y sus ingresos) y el lavado de dinero. Ahora se encuentran bajo arresto domiciliario. Los cargos no se refieren a la campaña electoral, sino que se centran en la asesoría a un político ucraniano afín a Putin. En cambio, la confesión de otro asesor de Trump, George Papadopoulos, sí abona las sospechas de connivencia: admitió contactos con una persona cercana al Kremlin que le prometía trapos sucios sobre Hillary Clinton y se declaró culpable de haber mentido al respecto.
Un jurado indagatorio aprobó la acusación por los presuntos delitos contra Manafort y su socio el viernes, en el marco de la macroinvestigación que desde el pasado mes de mayo dirige un fiscal especial, Robert Mueller. Las pesquisas de Mueller no se centran en si Moscú quiso interferir en las elecciones estadounidenses —algo que las agencias de inteligencia de EE UU y el FBI ya dan por probado— ni en si esta presunta operación rusa tuvo algún efecto en los resultados electorales —materia de debate para politólogos y sociólogos—, sino si entre el Kremlin y la campaña de Trump hubo algún tipo de colaboración para favorecer la derrota de la demócrata Clinton.
Los contactos poco claros entre personas del círculo del hoy presidente de EE UU y funcionarios y otros personajes del entorno de Moscú han alimentado las sospechas y multiplicado las líneas de investigación, pero hasta este lunes no se había producido ninguna imputación formal.
Según el documento de la acusación, entre al menos 2006 y 2015, el abogado Manafort, un conocido lobista en Washington, estuvo actuando junto a su socio como agente del Gobierno de Ucrania y del partido de Victor Yanukovych sin haberlo registrado legalmente. Esta actividad, irregular, le generó decenas de millones de dólares que ocultó a las autoridades a través de un entramado de cuentas y sociedades. En concreto, más de 75 millones se desviaron a cuentas opacas en el extranjero y Manafort blanqueó hasta 18 para comprar una casa y otros bienes y servicios. Los presuntos delitos que se le achacan engloban la conspiración contra EE UU, falso testimonio, lavado de dinero, entre otros. Ambos se declararon no culpables en su comparecencia ante el juez esta tarde, pero quedan bajo arresto domiciliario. Las fianzas se han fijado en 12 millones para Manafort y cinco para Gates.
La actuación descrita comenzó una década antes de la campaña estadounidense y no está relacionada con la labor de asesoría de Manafort a Donald Trump, pero es un problema grave para el presidente, ya que sitúa a una pieza clave de su equipo electoral en el centro de múltiples delitos relacionados con una persona afín a Vladímir Putin, convirtiéndole en alguien vulnerable a presiones o chantajes. Las sospechas sobre sus vínculos con Moscú fueron precisamente lo que le llevó a renunciar a su cargo de jefe de campaña del republicano en agosto de 2016, tres meses antes de las elecciones.
Trump se revolvió este lunes contra la imputación a través de su cuenta de Twitter. “Perdón, pero esto fue hace años, antes de que Manafort formase parte de la campaña de Trump. ¿Por qué no están ‘Hillary la corrupta’ y los demócratas en el foco?”, escribió en un mensaje, para continuar con uno en el que reivindicaba “Además, ¡No hay conspiración [entre la campaña y Rusia]!”.
Pero lo amplio de los cargos apunta a que la investigación del fiscal especial Mueller va para largo y que las cosas se pueden complicar más para el presidente, no solo porque el problema de la sombra rusa sobre su presidencia se prolonga, sino porque puede dar lugar a otras acusaciones que sí le afecten de forma más directa.
"Tienen trapos sucios sobre Clinton"
Al tiempo que publicaba estas palabras, se conocía que otro asesor de Trump, George Papadopoulos, se había declarado culpable de mentir sobre los lazos de esa campaña con Rusia y haber entorpecido la investigación del FBI. "A través de sus falsas declaraciones y omisiones, el acusado Papadopoulos impidió la investigación en curso del FBI sobre la existencia de vínculos o coordinación entre individuos asociados con la campaña y los esfuerzos del gobierno ruso para interferir con las elecciones presidenciales de 2016", subrayó la inculpación firmada por Mueller.
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"La emergencia de una opción no peronista que gane elecciones y pueda gobernar nos permite pensar una política más gradual y menos cíclica para la Argentina de los años venideros. Pero para garantizar la gobernabilidad de su gestión y la viabilidad electoral de una reelección en el 2019, serán cruciales para el presidente tanto sus logros económicos como la prudencia en el ritmo de las políticas públicas". Por María Victoria Murillo, publicado en The New York Times.
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Las dudas y las teorías conspirativas que conmovieron a más de una generación no se disiparán: se concentran ahora en unos 300 documentos clasificados que Donald Trump decidió que sigan bajo siete llaves al autorizar la difusión de 2.800 de los 3.100 expedientes sobre el asesinato del presidente estadounidense John F. Kennedy, hace más de medio siglo.
El asesino, Lee Harvey Oswald, ¿actuó solo o fue parte de un plan orquestado por alguna agencia local o país extranjero? ¿Qué hizo pocos días antes del magnicidio en México? ¿Cuáles eran sus lazos con la Unión Soviética o Cuba, en plena Guerra Fría? ¿Qué sabía la CIA? Si bien los expertos no creen que los papeles revelen una “bomba”, Trump ha enfrentado presiones de las agencias de inteligencia para que no los revele en su totalidad y por eso ha reservado una parte “por cuestiones de seguridad nacional”, según advirtió la Casa Blanca.
Miles de expedientes oficiales que hasta ahora estuvieron clasificados y custodiados por los Archivos Nacionales de Estados Unidos se publicaron porque el presidente Trump no lo impidió hoy, el día que vencía el secreto, según el dictado de una ley de 1992. En un menaje en Twitter, el presidente parecía exultante el miércoles: “La esperada publicación de los archivos de JFK tendrá lugar mañana. ¡Qué interesante!”, dijo.
Sin embargo, mientras una alianza de historiadores exigía al presidente que revelara los secretos del magnicidio en Dallas, el 22 de noviembre de 1963, Trump sufrió estos últimos días presiones en contra de la publicación. Según varios reportes de prensa, agencias estadounidenses de inteligencia pidieron al presidente que mantuviera algunos archivos fuera de la vista del público por razones de seguridad nacional.
Quizás por eso Trump haya dudado hasta último momento y ofreció una advertencia en Twitter de que pretendía publicar los materiales “siempre y cuando se reciba más información”.
“Algunos registros de esta colección no se crearon hasta la década de 1990”, y la Casa Blanca quería garantizar que su publicación no causaría un “daño identificable” a la seguridad nacional, había asegurado la semana pasada una portavoz de la Casa Blanca, Lindsay Walters, a la revista Politico.
El especialista Phil Shenon, autor de “JFK. Caso Abierto”, explicó que “la CIA está especialmente preocupada por los documentos de los años sesenta que se refieren a programas que aún seguían activos en los noventa y que podrían exponer a las redes de espionaje”.
Junto a este temor, se oculta también un mecanismo de autodefensa ante la posibilidad de que emerja la incompetencia de las agencias de inteligencia.
Bajo la ley de 1992, los archivos que fueron bloqueados por Trump no podrán ver la luz hasta dentro de 25 años, y quien ocupe entonces la Casa Blanca deberá decidir sobre su posible publicación. Sin embargo, fuentes oficiales dijeron que Trump podría tomarse 6 meses para analizar en detalle la conveniencia o no de revelarlos.
Al presidente le fascinan las historias conspirativas y ha sido protagonista de muchas: fue él quien especuló con que el ex presidente Barack Obama podía no haber nacido en EE.UU. sino en Kenia, y durante las primarias republicanas de 2016, Trump incluso llegó a sugerir que el padre de su rival Ted Cruz tuvo algo que ver precisamente con Oswald, el asesino de Kennedy. Y su actual desdén por las agencias de inteligencia es manifiesto.
“De todos los presidentes desde 1963, Trump es el que menos le importa si los documentos dañan a la CIA o el FBI, dos instituciones con las que está peleado en este momento”, dijo el historiador presidencial Michel Beschloss a The New York Times. Sin embargo, dada la aparente sensibilidad de los documentos, Trump cedió a las presiones.
Desde que Oswald disparó un balazo a la cabeza de Kennedy, que se desplazaba en una caravana de autos en la ciudad de Dallas, miles de teorías se sucedieron para intentar explicar las motivaciones del atacante. Más aún luego de que fuera asesinado dos días después de ser detenido, por Jack Ruby, dueño de un night club de la ciudad, frente a las cámaras de televisión.
La estadía de Oswald en México semanas antes del magnicidio encierra una de las grandes incógnitas. Marine desertor, casado con una rusa y que tras un fracasado exilio en la Unión Soviética pretendía abandonar Texas y regresar a Moscú, había viajado a México para intentar conseguir una visa para la URSS. Allí visitó la embajada cubana y la soviética, y tuvo contactos con agentes de la KGB.
Esto ha inspirado todo tipo de especulaciones porque los pasos de Oswald habían sido advertidos y seguidos por la CIA. Esos informes de la agencia nunca han salido a la luz y quizás sean parte de los que Trump no quiso desclasificar y queden 25 años más aún en secreto.
“Los informes mostrarán que la CIA y el FBI sabían mucho más de Oswald que lo que contaron a la Comisión Warren (que en 1964 investigó el magnicidio). La historia oficial lo dibuja como un lobo solitario cuya trama para matar a Kennedy nunca fue advertida.