Por Paul Taylor y Renee Maltezou, publicado en Reuters.
BRUSELAS (Reuters) - Los líderes de la zona euro obligaron el lunes a Grecia a hacer importantes concesiones y quedar bajo supervisión externa, a cambio de un acuerdo para iniciar negociaciones para un nuevo rescate de 86.000 millones de euros que permitiría al endeudado país quedarse en el área monetaria.
Apenas horas después de que se llegó al acuerdo tras toda una noche de negociaciones, surgieron las dudas de que el primer ministro Alexis Tsipras pueda mantener unido a su Gobierno lo suficiente como para implementar cualquier tipo de rescate.
Las condiciones impuestas por los acreedores internacionales liderados por Alemania, en una cumbre de emergencia, obligan al primer ministro Alexis Tsipras a renunciar a su promesa de poner fin a la austeridad en Grecia y podrían fracturar su Gobierno de izquierda a causa de la indignación pública.
"Claramente la Europa de la austeridad ha ganado", dijo el ministro de Reformas de Grecia, George Katrougalos.
"O aceptamos estas medidas draconianas o habrá una muerte repentina para nuestra economía porque los bancos continúan cerrados. De modo que es un acuerdo al que prácticamente estamos obligados", dijo a la radio de la cadena BBC.
Si la cumbre hubiese fracasado, Grecia se habría encontrado al borde de un abismo económico, con sus bancos cerrados a punto de colapsar y ante la perspectiva de tener que imprimir una moneda paralela y, con el tiempo, salir de la unión monetaria europea.
"El acuerdo fue laborioso, pero se consiguió. No hay 'Grexit'", dijo el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, después de 17 horas de negociaciones.
El funcionario rechazó las sugerencias de que Tsipras había sido humillado al aceptar las actuales condiciones, pese a que la declaración emitida tras la cumbre insistió reiteradamente en que buena parte de las políticas públicas de Grecia deben ser acordadas primero con los financistas del rescate.
"En este compromiso, no hay ganadores ni perdedores", dijo Juncker. "No creo que el pueblo griego haya sido humillado, ni que los otros europeos hayan perdido el respeto. Se trata de un arreglo típico de Europa", sostuvo.
El propio Tsipras, elegido hace cinco meses para terminar con cinco años de asfixiante austeridad, insistió en que él y su equipo "libraron una dura batalla", pero tuvo que tomar decisiones difíciles. [nL2N0ZT07G]
Para conseguir que el acuerdo sea aprobado antes del plazo límite del miércoles, Tsipras tendrá que contar con los votos de los partidos opositores proeuropeos, abriendo una gran interrogante sobre el futuro de su Gobierno y dejando un margen para unas elecciones anticipadas.
Rebeldes del partido gobernante Syriza y de su socio de coalición, el partido independentista griego, dijeron que no abdicarán de las promesas electorales que los llevaron al poder en enero.
"No podemos estar de acuerdo", señaló a periodistas el líder de los independentistas griegos Panos Kammenos tras reunirse con Tsipras.
En una señal de lo difícil que podría ser para Tsipras convencer a Syriza de aceptar el acuerdo, el ministro del Trabajo Panos Skourletis dijo que los términos eran inviables y que darían lugar a nuevas elecciones este año.
ACUERDO CON CONDICIONES
Así, consiguió un acuerdo condicional para recibir posiblemente 86.000 millones de euros (unos 95.000 millones de dólares) en tres años, junto con la garantía de que los ministros de Finanzas de la zona euro podrían debatir en cuestión de horas una financiación puente para Grecia hasta que esté listo el rescate, que necesitará aprobaciones parlamentarias. [nL2N0ZT0AM]
El acuerdo está sujeto a que Grecia se apegue a un estricto calendario en el que aprobará reformas impopulares sobre el impuesto al valor agregado (IVA), las pensiones, recortes de presupuesto casi automáticos si el Gobierno incumple sus metas fiscales, nuevas normas de bancarrota y una ley de banca de Europa que podría ser usada para que los grandes depositantes asuman las pérdidas.
La canciller alemana, Angela Merkel, dijo que podría recomendar "con plena confianza" que el Bundestag autorice el comienzo de las negociaciones para conceder el préstamo a Atenas una vez que el Parlamento griego apruebe el programa entero y promulgue las primeras leyes.
El secretario general del partido conservador de Merkel dijo que la Cámara baja alemana posiblemente votará el viernes el acuerdo con Grecia.
Consultada sobre si las condiciones impuestas a Grecia no fueron similares al tratado de Versalles de 1919 que obligó a demoledoras reparaciones a una Alemania derrotada tras la Primera Guerra Mundial, Merkel dijo: "No voy a participar en comparaciones históricas, sobre todo cuando no las hice yo".
El deterioro de la economía de Grecia desde que Tsipras llegó al poder en enero y la agudización de la crisis en las últimas dos semanas generó una mayor urgencia por el financiamiento, de acuerdo a Merkel.
Un alto funcionario de la UE calculó que el costo para el Estado griego por las dos últimas semanas de turbulencias políticas y financieras en entre 25.000 millones y 30.000 millones de euros. Un diplomático de la zona euro dijo que el monto total podría ascender a 50.000 millones de euros.
Bajo demandas lideradas por Alemania, Tsipras aceptó la cesión de activos estatales griegos valorados en 50.000 millones de euros a un fondo que no estará en manos del Gobierno, que será usados en su mayoría para respaldar deudas.
En un gesto a Grecia, unos 12.500 millones de euros de los retornos serán destinados a inversiones en el país, dijo Merkel. / Por Paul Taylor y Renee Maltezou, publicado en Reuters. (Reporte de Alastair Macdonald, Andreas Rinke, Tom Koerkemeier, Philip Blenkinsop, Julia Fioretti, Alexander Saeedy, Robert-Jan Bartunek y Julien Ponthis en Bruselas, George Georgiopoulos y Lefteris Karagiannopoulos en Atenas. Escrito por Paul Taylor. Editado en español por Marion Giraldo).--
Detrás del acuerdo: Cómo Alemania doblegó a Grecia.
Por Marcus Walker, publicado en The Wall Street Journal.
ATENAS— El ultimátum de Europa a Grecia, pidiendo la capitulación completa como precio del nuevo rescate, que precedió al acuerdo del lunes marca el fracaso de una rebelión por parte de un pequeño y endeudado país contra las políticas de austeridad de sus acreedores, luego de que Alemania hiciera valer su peso y le ofreciera a Atenas una elección entre obediencia o destrucción.
La declaración del domingo sobre Grecia por parte de los ministros de la zona euro se recordará como una de las más brutales maniobras políticas en la historia de la Unión Europea, un bloque construido para impulsar la paz y la armonía que ahora amenazó públicamente a uno de los suyos con la ruina, si no se rendía.
La presión ejercida el fin de semana también pone de manifiesto las grietas entre los acreedores de Grecia —en especial entre Alemania y el Fondo Monetario Internacional— conforme el costo de mantener a Grecia dentro del euro se escapa de control. El FMI había instado a Europa a darle cierto alivio a la deuda de Grecia, algo a lo que Berlín se oponía.
El gobierno griego del primer ministro Alexis Tsipras, que ha pasado todo el año desafiando las políticas de rescate de Europa, ha terminado casi como un paria sin poder en su continente, aunque es políticamente dominante dentro de Grecia. La única opción que le quedaba para desobedecer —caer en cesación de pagos y abandonar el euro— satisfaría más que horrorizaría a muchos de sus críticos europeos, encabezados por el ministro de Finanzas alemán Wolfgang Schäuble.
La capitulación del gobierno de Tsipras ante la fuerte presión de los acreedores agradará a muchas autoridades europeas. En Berlín y otras capitales del norte de Europa, funcionarios no se han esforzado por ocultar su opinión de que no pueden confiar en que Tsipras cumpla con su parte del rescate. Pero la mayoría de los funcionarios saben que la caída de Tsipras tras sólo seis meses en el poder plantearía preguntas incómodas sobre el alcance de la democracia en una Unión Europea que se presenta como un faro de la soberanía popular para el mundo.
La única alternativa de Grecia a cumplir con las demandas de los acreedores parece ser arriesgarse a salir del euro, una opción que la mayoría de los griegos teme que cause una peor devastación económica.
Al fin de cuentas, el factor decisivo en el enfrentamiento quizás fue que los griegos le temen a una salida del euro de su país más que Alemania. Eso le dio a Berlín una ventaja para imponer su receta de austeridad y reformas.
Detrás de la demostración de poderío de Europa hay tres factores principales: furia con las tácticas de Tsipras para retrasar un desenlace, estupefacción ante el creciente costo de cualquiera y todos los escenarios posibles en Grecia, y un enfrentamiento creciente entre la Europa liderada por Alemania y el FMI.
Desde que fue elegido en enero, Tsipras osciló entre sus asesores de línea dura y los pragmáticos, señalan funcionarios griegos. Se inclinó por los primeros. Apostó a que la canciller alemana Angela Merkel tomaría una decisión fundamentalmente política de mantener a Europa unida, aún a expensas de la ortodoxia económica alemana.
Resultó ser un enorme error de cálculo. Arrinconada por el referéndum de Tsipras, en el que los griegos rechazaron abrumadoramente las demandas de austeridad de sus acreedores, Merkel endureció su postura. Un acuerdo con Grecia que le permitiera a Grecia evitar duras medidas económicas sería peor para Europa que fracturar la zona euro, argumentó.
La Europa oficial, parece, puede jugar duro mejor que Tsipras. Alemania, tras ser provocada, resultó estar más dispuesta de que lo creía el primer ministro griego a contemplar una salida de Grecia del euro.
Sin embargo, la medición de fuerzas desigual del fin de semana pasado que culminó con el acuerdo del lunes no puede considerarse una simple victoria para Alemania y sus aliados. Merkel quería prestarle dinero a Grecia a condición de que se reformara, y recuperar el dinero en un tiempo razonable. Ahora el costo de mantener a Grecia a flote en el euro será mucho más de lo que Merkel preveía originalmente. / Por Marcus Walker, publicado en The Wall Street Journal.--
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