viernes, 15 de marzo de 2024

El éxodo II

Una ficción, el relato de una travesía épica

Segunda parte: El viaje

En la primera parte de ésta historia, ante el grosero empeoramiento de la condición de vida en la región a consecuencia del calentamiento global, un grupo de hermanos y sus familias deciden transformarse en migrantes climáticos. Tras un duro proceso de aceptación y preparación inician el viaje.

El arranque fue complicado y riesgoso, se salió en el momento de mayor temperatura tras el mediodía, el momento en que la mayoría trataba de resguardarse del Sol y el intenso calor para comer y descansar. No usaron las salidas hacia la ruta 64, cruzaron varios barrios al sudoeste de la ciudad. Cuando atravesaron los sectores potencialmente riesgosos, su táctica funcionó, los habitantes se sorprendieron al verlos pasar pero no tuvieron tiempo de hacer nada, sólo los vieron alejarse.

Al llegar al límite de la ciudad, ingresaron a un campo, cuyas tranqueras estaban abiertas, y siguieron hasta que llegaron a una serie de caminitos rurales, guiados por el GPS con los waypoints establecidos para la determinación de la traza.

Ésos caminitos en el interior profundo de la zona, los acercaron a la localidad de Laprida, subiendo a la ruta provincial 6 pasando la localidad de Mudana, y antes de la localidad de Choya, tomaron caminos internos hacia el sur, rumbo a la Salina de Ambargasta.

Imagen de archivo
Ya muy de noche llegaron a un lugar llamado Santa Lucía, donde superada la sorpresa los atendieron bien y pasaron la noche. Los lugareños eran una familia de cuatro miembros que se venían preparando para emigrar más al sur, a un lugar serrano en Los Gigantes, provincia de Córdoba, con el plan de reunirse con parientes.

Por la mañana se unieron al grupo y todos partieron a la Salina de Ambargasta, la que bordearon por el oeste.

El curso del Río Albigasta estaba más que seco, vadearlo no fue un trámite sencillo. Horas después llegaron a un paraje llamado El Tuscal, en la provincia de Córdoba. De allí continuaron por huellas y caminos hasta cruzar la ruta nacional 60, al norte de Quilino, una localidad del departamento Ischilín. Siempre por caminos alternativos, la siguiente parada fue en Villa de Soto, departamento Cruz del Eje, Córdoba. Ahí gente amiga los esperaba para unirse al grupo.

El viaje fue una travesía épica. En la llanura interminable atravesaron paisajes desolados y desérticos, el calor era sofocante, el polvo omnipresente y en ocasiones con fuertes tormentas de polvo.

Desde Villa de Soto siguieron la ruta provincial 15, la única disponible. Cuando llegaron a Taringa, en el departamento Pocho, se despidieron de la familia que los acompañaba desde Santa Lucía. Y siguieron al sur por esa ruta hasta que entraron en la provincia de San Luis y llegaron a Merlo. Unos 205 kilómetros que tardaron unas seis horas en hacerlos.

Luego se llegó a Villa Mercedes, departamento General Pedernera, San Luis, la que se esquivó por el norte y oeste para tomar una serie de caminos hasta llegar a Beazley, departamento Juan Martín de Pueyrredón, donde se subió a la ruta nacional 146 rumbo a San Rafael, departamento San Rafael, en la provincia de Mendoza. La ciudad se esquivó por el sur y se tomó la ruta nacional 144 hasta El Sosneado, ya en la provincia de Mendoza.

Al llegar al El Sosneado en la provincia de Mendoza, el camino elegido fue la mítica ruta 40 hasta Villa la Angostura, en Neuquén, un tramo de 950 Km. Tras cruzar el Río Barrancas y entrar en el norte de Neuquén, las condiciones de aridez se acentuaron hasta que llegaron a la otrora localidad vacacional de San Martín de los Andes.

Desde allí continuaron por la famosa ruta de los 7 lagos, uno de los recorridos más espectaculares y deseados, en su momento, de la Patagonia. Con 110 kilómetros de extensión, hasta Villa La Angostura. Allí el grupo decidió hacer un descanso de algunos días, como para reponer fuerzas.

Por los caminos alternativos a las rutas, la inseguridad fue una amenaza constante a lo largo de todo el trayecto. y se defendieron de los asaltantes, que rondaban en las zonas cercanas a las ciudades y pueblos.

En el camino, se encontraron y en ocasiones se unieron a otros migrantes ambientales. Formaron caravanas que se movían unidas para minimizar los riesgos y mejorar su defensa para afrontar la inseguridad que reinaba en los caminos y no pocas localidades. Se protegieron mutuamente y se consideraron como una familia extendida.

La solidaridad se convirtió en un pilar fundamental. Compartieron recursos con otros migrantes ambientales, intercambiando información, herramientas y provisiones.

En cada pueblito, en cada parada, los hermanos se convertían en voceros del grupo, buscando información para garantizar o mejorar su seguridad, negociando precios y buscando ayuda. Su tenacidad y don de gentes les abrieron puertas y les permitieron superar obstáculos, sorteando la escasez de agua y alimentos

Se eligió un asentamiento improvisado por otros migrantes, y con ellos realizaron recorridos que incluían a la ciudad de San Carlos de Bariloche y Osorno, una ciudad y comuna de la zona sur de Chile, en la Región de Los Lagos, ubicada a 232 km al oeste de la ciudad de Bariloche para conseguir combustibles y comestibles.

Entrar a Chile planteaba el problema que había que realizar un largo trámite debido a la cantidad de gente que quería hacer lo mismo. La gran mayoría también migrantes climáticos que venían de varias provincias argentinas. Se tuvo que esperar un par de días.

Osorno se mantenía como un importante centro agropecuario gracias a condiciones climáticas más favorables respecto a lo que pasaba al este de la cordillera de los Andes en esas latitudes. Se había transformado en un punto de llegada de los migrantes argentinos.

En Osorno predomina el clima oceánico, históricamente con una alta pluviosidad en los meses de invierno, gracias a las corrientes de aire húmedo que provienen del Sur Pacífico, y que pasan la cordillera, dejando toda la humedad en los faldeos del oeste, en territorio chileno. La ciudad, con los efectos calentamiento global ha tenido que sufrir días con temperaturas que han llegado a los 40°C en verano, como máxima absoluta. En tiempos "normales" como máximo sufría temperaturas extremas ocasionales que han llegado a los 37,5°C en verano, como máxima absoluta. Los inviernos se volvieron más suaves y como menos nevadas.

Al lugar, históricamente se identificó con el eslogan "La patria de la leche y tierra de la carne" de Chile. Había más ofertas y disponibilidad de provisiones, también era necesario pasar por allí para establecer comunicaciones y adelantar algunos trámites para el ingreso a la Región de Magallanes, en el sur de Chile.

Las negociaciones no fueron fáciles, pero "hablando se entiende la gente", dice el refrán, y se llegaron a algunos acuerdos y recibieron algunas donaciones de buenas personas que se solidarizaron con el grupo. También fue el destino elegido por algunas de las familias que se plegaron al grupo de los hermanos durante la travesía.

Las noches bajo las estrellas, alrededor de una fogata, eran un momento de unión y esperanza. Se contaban historias, se cantaban canciones y se transmitía sabiduría de generación en generación. Los hijos colaboraban preparando y atendiendo el campamento, los nietos, ajenos a la magnitud del viaje, convertían cada parada en una aventura.

Tras un descanso de varios días, se retomó el camino, continuando por la ruta 40. Quedaban por recorrer 1.687 Km hasta Río Turbio, en la sureña provincia de Santa Cruz, Argentina. Lugar donde se haría otro alto en el camino, antes de ingresar a Chile por el Paso Dorotea.

Pasaron rápidamente por San Carlos de Bariloche, sin entrar a la ciudad. Llegando al Bolsón, se tuvieron que escapar de los asaltantes. Tras sortear el problema, avanzaron a buen ritmo por lo que quedaba de la provincia de Río Negro e ingresaron a la provincia de Chubut.

En el acceso al aeropuerto Aeropuerto Brigadier Gral. Antonio Parodi, al noreste de Esquel, se encontraron con una especie de campamento que tenían un reten sobre la ruta. Los policías advirtieron de la delicada situación en Esquel y recomendaban no ingresar a la ciudad. Se continuó bajando al Sur.

Pero luego de pasar por puente sobre el arrollo Caquel, se hizo un alto en la Estancia la Mimosa, por problemas inesperados en uno de los vehículos, que demoró la marcha un par de días. Quedaban por hacer 1.325 hasta Río Turbio.

La próxima parada fue Gobernador Costa, una localidad del departamento Tehuelches, provincia del Chubut. Situada a 200 km de la ciudad de Esquel. Allí la cosa estaba más tranquila y se decidió hacer un alto para ver de conseguir repuestos. Terminado el trámite a la tarde, se decidió buscar un lugar a las afueras para pasar la noche, y temprano a la mañana se continuó el viaje.

Avanzaron unos 710 km en unas nueve horas y llegando a Gobernador Gregores, una ciudad en el departamento Río Chico, en la provincia de Santa Cruz, nuevamente falla el vehículo. La situación en la pequeña ciudad no era nada cómoda, los habitantes que quedaban tenían tiempo de pasarla mal y no brindaban ninguna ayuda. El grupo tenia una fuerte sensación de inseguridad.

Se trabajó con apuro sobre el vehículo y tras varias horas se decidió seguir como se pudiera. La intranquilidad disminuía a medida que se alejaban y ganaban kilómetros hacia Río Turbio.

La ruta estaba desierta, se acababa el día y oscurecía. Faltando poco para llegar al Mirador Lago Viedma, a lo lejos se distinguen luces y deciden apagar las luces de los vehículos y avanzar sigilosamente. A medida que se arriman, se ven luces de gente acampando allí. Los tres hermanos deciden parar y que uno se adelante caminando para analizar el panorama.

Esteban decide ir. Camina lento, cada tanto mira con sus binoculares de 16X50. Cuando está más cerca ve niños rondando alrededor del fuego. Igualmente decide rondar con sigilo a cierta distancia el campamento para asegurarse que no había peligro. Cuando se da cuenta que se trata de una familia con niños y personas muy mayores, vuelve al camino y se les acerca y les dice en voz alta, "buenas noches", en el acto se le arriman dos hombres que también lo vigilan por seguridad.

Se entabla una conversación que superado el momento inicial se vuelve amable y sincera. Esteban les comenta la situación en que estaba su grupo y hace la señal convenida con la linterna, para que sus hermanos y el grupo avancen. Arman un campamento en conjunto y deciden seguir juntos, temprano, por la mañana.

Demoran algo más de seis horas en hacer los 294 Km hasta Río Turbio. Llegan pasado el medio día. Cruzan la ciudad por la Avenida de los Mineros hasta la Universidad Nacional de la Patagonia Austral. Allí los espera desde hace unos días José, un antiguo compañero de trabajo de Esteban, que ya está instalado con su familia en el destino final, en Punta Arenas, Chile.

También, desde hace unos días, allí los esperaba Alberto y su familia, que se unen al grupo. José es un geólogo ambientalista, experto en evaluar procesos de cambios ambientales, y Alberto es un experto en agricultura hidropónica, un método utilizado para cultivar plantas usando disoluciones minerales en vez de suelo agrícola.

Luego del encuentro y comer algo, la caravana sigue la ruta, cruzan por el Bosque de los Duendes y llegan al Puesto Fronterizo en el Paso Dorotea, donde hay muchos vehículos y personas acampando, esperando poder cruzar. Como José anticipó todo, y las autoridades locales los esperan con interés, el trámite del cruce se realiza rápidamente.

Finalmente, tras semanas de viaje, los hermanos y sus familias llegaron al margen norte del Estrecho de Magallanes, en un cómodo lugar cercano a Punta Arenas, capital de la Provincia de Magallanes en el sur de Chile. La ciudad está localizada en la zona que la cartografía británica había bautizado como Sandy Point, lugar elegido por el fácil acceso al agua dulce y carbón, y del cual deriva su actual nombre.

El clima frío y húmedo contrastaba con la aridez del norte al que estaban acostumbrados, pero las praderas naturales para ganadería ovina y el agua abundante les brindaban la oportunidad de un nuevo comienzo. En especial la zona del Valle del Río Seco, con suelos algo más fértiles, que en resto de la Región de Magallanes, y con mejor retención de agua, donde se cultivan hortalizas, forrajes y frutales.

Río Seco es una localidad chilena de la región de Magallanes, perteneciente a la comuna de Punta Arenas y ubicada a 14 kilómetros al norte de esta, destacando un polo industrial y la presencia del Aeropuerto Internacional Presidente Carlos Ibañez del Campo y la Base Aérea Chabunco.

La comunidad local, conmovida por la historia de éstos migrantes, los recibió con los brazos abiertos.

La adaptación:

Los primeros meses fueron difíciles. Tuvieron que adquirir un gran terreno arriba de la cota de los 100 metros, al oeste de Río Seco, construir las viviendas basadas en la utilización de containers y adaptarse a una nueva cultura en un clima desconocido. 

Tuvieron que profundizar el conocimiento sobre las actividades económicas más importantes: la actividad portuaria, la industria de los hidrocarburos y los servicios y comercio, seguidos de la ganadería, mayormente ovina, la pesca, la agricultura limitada y la actividad forestal. Fue difícil insertarse, pero poco a poco fueron superando los obstáculos.

Con el tiempo, los hermanos se integraron a la comunidad local, y participaron en emprendimientos productivos, entre ellos la producción de frutas y verduras hidropónicas, limpias y amigables con el medio ambiente, Implantadas en sistemas bajo invernaderos.

Aprendieron las costumbres del lugar, se integraron en las actividades culturales y formaron nuevas amistades. Los hijos e hijas también se integraron a la sociedad local y sus hijos crecieron junto a los niños de la zona, jugando en los bosques y navegando por los canales.

En las frías tierras del sur, los hermanos habían encontrado un nuevo hogar y la esperanza de un futuro mejor para sus familias. Aunque tenían que seguir preparándose a las negativas consecuencias del constante cambio climático.

Años después, Esteban ya mayor acompañaba a sus sobrinos y se sentaba frente al mar Pacífico, en un lugar en la boca de un fiordo, recordando el largo viaje desde Santiago del Estero. A su lado, sus sobrinos nietos pescaban. Todos se sentía orgullosos de lo que habían logrado a pesar de las dificultades, habían sobrevivido a la adversidad y procuraban construir una nueva y buena vida en el sur, sin dejar de tener en cuenta como evolucionaban las condiciones climáticas y ambientales con el calentamiento global.

Jorge S. King
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Una ficción, el relato de una travesía épica

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