Por Michael S. Malone para The Wall Street Journal.
Silicon Valley, en especial su ala de San Francisco, es más rico y poderoso que nunca. Sin embargo hay murmullos crecientes —puestos de manifiesto por el estancamiento de cifras de nuevos empleos y los precios de las viviendas en el área, protestas callejeras en San Francisco por los nuevos "plutócratas", la falta de productos nuevos que entusiasmen y una caída de inversiones en etapas iniciales— sobre que Silicon Valley finalmente tocó su techo y comenzó su descenso hacia la irrelevancia.
¿Descenso? Quizás. Silicon Valley siempre se caracterizó por un ciclo de auge y crisis de cuatro años, y la industria de electrónicos ya superó ese lapso sin crisis. Sin embargo, hay muy buenos motivos para creer que no sólo Silicon Valley regresará más grande y fuerte que nunca, sino que consolidará aún más su posición frente a todos sus contendientes como la capital mundial de la alta tecnología. Estas son las razones.
*El éxito genera éxito. Un importante reporte que está siendo preparado por el Proyecto de Competitividad e Innovación de Silicon Valley descubrió que el dominio de la región aún es decisivo y sigue creciendo. Mientras hace una década los varios centros tecnológicos de Estados Unidos mostraron un balance relativo para crear empresas de alto valor, Silicon Valley (incluyendo a San Francisco) ha dado un salto. El trabajador promedio de Silicon Valley generó 50% más de producción por año que el trabajador promedio en EE.UU. en 2012, según Collaborative Economics Inc.
*La larga ola. La mayoría de los observadores aprecian el ciclo de cuatro años de Silicon Valley, pero pocos han notado un ciclo mucho más largo, de 20 años, en el rubro de electrónicos. Durante casi dos décadas desde el comienzo del auge de las empresas punto com, Silicon Valley ha sido dominado por el software. Vivimos en la Era del Código, y con ella la gestalt del programador. Esta persona es joven, soltera, urbana, visionaria y utópica: el chico de fraternidad universitaria convertido en magnate. Pero esa era está llegando a su fin, conforme un ciclo de hardware comienza a consolidarse en la forma de relojes, dispositivos para llevar sobre el cuerpo, salud móvil, autos autónomos, drones, impresión 3-D y una revolución en los sensores, todos enlazados por la Internet de las Cosas.
Estamos ingresando a la Era de los Aparatos. Será encabezada por diseñadores: de más edad, con una familia, suburbanos y pragmáticos. Sin dudas esto resultará en un Silicon Valley más parecido a las eras de la calculadora o la PC en su estilo, su gente y sus actitudes, y un alejamiento de los titanes de las redes sociales, contra los que surgen cada vez más protestas.
Este cambio ya está en marcha. El epicentro de Silicon Valley siempre se ha desplazado. Con el regreso al hardware, ahora está preparando un regreso a donde comenzó hace 75 años: a Mountain View ( Google Glass, vehículos autónomos), Palo Alto (Tesla, Theranos) y Cupertino (la nueva sede central de Apple). Incluso los 49ers de San Francisco se mudaron a un estadio de alta tecnología en Santa Clara. De regreso al Valley tradicional, y a las actitudes tradicionales.
*Población. Aunque Silicon Valley es una de las comunidades más multiculturales en Estados Unidos, la composición de esas comunidades es aún más importante. Es dos veces más probable que el inmigrante del Valley tenga un título universitario frente al inmigrante promedio en EE.UU. A diferencia de los otros centros tecnológicos, el influjo neto de estos inmigrantes sigue aumentando con rapidez. Si el pasado es un precedente, esto acelerará la creación de nuevas empresas y la solicitud de patentes (6% de todas las patentes solicitadas en EE.UU. incluyen el nombre de al menos un trabajador del Valley). Hay buenas posibilidades de que en una década la "cara" de Silicon Valley sea una presidenta ejecutiva india.
*Infraestructura. Silicon Valley aún no tiene par en ingenieros experimentados, incubadoras, reclutadores, contratistas y empresas de servicios para dar apoyo a los emprendedores. Las grandes universidades —Stanford, Berkeley, Santa Clara, UCSF Medical— sólo se volvieron más grandes, y son apoyadas por muchas otras universidades e instituciones educativas.
Quizás sea más interesante para el futuro que los últimos años han sido testigos de la llegada de laboratorios de investigación y diseño de empresas como BMW y Mercedes, Samsung y Nissan, e incluso General Electric. Es más, este sigue siendo el centro mundial de la inversión de riesgo: las inversiones de riesgo totales en Silicon Valley (incluyendo a San Francisco) este año superaron al resto de EE.UU. combinado, según la firma de análisis de inversión CB Insights.
Silicon Valley aún enfrenta desafíos serios. Aunque quizás no sucumba a sus problemas de tráfico y costo de vida, quizás pronto se vea obligado a expandirse. La industria tecnológica de San Francisco ya está cruzando la Bahía hacia Oakland, mientras el resto del Valle se extiende hacia la Bahía Este y más allá, hacia las ciudades de Tracy (donde Amazon estableció una planta) y Stockton, en el Valle de San Joaquín. Es una muestra de lo que vendrá.
Es posible imaginar un "Gran Silicon Valley" en 2050 que se extienda sobre un área mucho mayor. Pero eso requerirá un profundo replanteo del sistema de transporte del estado de California.
El Proyecto de Competitividad e Innovación descubrió un enorme agujero en Silicon Valley: el dinero para becas de investigación, donde el Valley está rezagado frente a casi todas las demás regiones tecnológicas. Silicon Valley siempre evitó el dinero del gobierno, habitualmente por un buen motivo. Pero incluso eso debería tener que cambiar ya que no puede esperar que los grandes proyectos de ciencia respaldados por el gobierno, que ahora se desarrollan en otros lugares, impulsen su futuro. Necesita esas iniciativas, y el talento que atraen, más cerca suyo. Los condados en la periferia de Silicon Valley podrían ser los lugares perfectos para esos grandes laboratorios y centros de investigación.
Finalmente, Silicon Valley necesita un "alcalde" de facto, la persona que represente sus amplios intereses, y no los de una empresa, industria o grupo en particular. Listo para para reinventarse a sí mismo una vez más y volver a liderar la economía global, Silicon Valley necesita otro líder para enfrentar los grandes cambios por venir. / Por Michael S. Malone para The Wall Street Journal.
Malone escribe a menudo para The Wall Street Journal sobre tecnología. Su libro más reciente es "The Intel Trinity: How Robert Noyce, Gordon Moore and Andrew Grove Built the World's Most Important Company" (HarperBusiness, 2014).