Esta imagen geocolor de GOES-16 muestra el huracán Irma (l) y el huracán José (r) en el Océano Atlántico el 7 de septiembre de 2017. Según el Centro Nacional de Huracanes de la NOAA, la categoría 5 Irma tiene vientos máximos sostenidos de 180 millas por hora y se dirige a las Islas Turks y Caicos. Se prevé que la tormenta continúe siendo un poderoso huracán de categoría 4 o 5 durante los próximos dos días. José, una tormenta de categoría 1, tiene vientos máximos sostenidos de 90 millas por hora y se encuentra a unos 815 millas al este de las Antillas Menores. Los meteorólogos dicen que José puede fortalecer durante las próximas 48 horas.
Imagen del National Environmental Satellite, Data, and Information Service (NESDIS) / NOAA |
Por Henry Fountain, publicado por The New York Times.
Primero llegó el huracán Harvey que arrasó a Texas el 25 de agosto. Ahora Irma, uno de los huracanes más poderosos que se han registrado, azota al Caribe y tiene a Florida en la mira.
En la tarde del miércoles, José y Katia se convirtieron en huracanes. Katia es la cuarta tormenta que se produce en dos semanas.
Diversos expertos meteorológicos afirman que la formación de varias tormentas sucesivas no es un fenómeno poco común especialmente en agosto, septiembre y octubre, los meses más activos de la temporada de huracanes.
“Es el momento máximo”, dijo Gerry Bell, el principal meteorólogo estacional del Centro de Predicción Climática de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, su sigla en inglés). “Es cuando se forma el 95 por ciento de los huracanes y los grandes huracanes”.
Para saber si el cambio climático ha empeorado los meteoros de este año, habría que establecer los complejos vínculos entre el cambio climático y la actividad ciclónica pero todavía falta información. Según los científicos, parte del problema es que simplemente no hay muchas tormentas: en las últimas décadas solo se han registrado una decena o más cada año por lo que no existen grandes cantidades de datos para analizar.
Algunos efectos del cambio climático son más evidentes que otros. Conforme se calienta el planeta, la atmósfera puede conservar mayor humedad por lo que los huracanes, así como otras tormentas, producen mayor lluvia en promedio que en el pasado. Y conforme el nivel de los mares se eleva, el impacto de las marejadas causadas por los huracanes se espera que sean peores porque el aumento en el nivel ocurre sobre una superficie más alta.
Bell y su equipo del NOAA ya habían dicho que esta temporada sería intensa y los hechos recientes confirman sus predicciones. “Con las temporadas por encima del promedio, tienes más actividad meteorológica principalmente entre agosto y octubre”, dijo. “Estamos viendo lo que habíamos pronosticado”.
Desde que la temporada comenzó el 1 de junio se han registrado doce tormentas, con vientos máximos superiores a los 117 kilómetros por hora. De los cuatro meteoros recientes, Harvey e Irma son considerados grandes huracanes de categoría 3 o superior, con vientos superiores a los 177 kilómetros por hora.
El pronóstico del Centro de Predicción Climática, que fue actualizado en agosto, predijo entre 14 y 19 tormentas con nombre, y entre cinco y nueve huracanes.
Bell dijo que a finales del verano y principios del otoño, las condiciones en el Atlántico tropical de las costas de África se vuelven ideales para la formación de tormentas ciclónicas.
Explicó que entre esas condiciones se destacan las aguas templadas que fomentan el crecimiento de las tormentas y una carencia de cambios repentinos de viento, que tienden a evitar la formación de tormentas. “Es una combinación de diversas condiciones que coinciden”, dijo.
Según el experto, las tormentas que se forman en el golfo de México, como Katia, no son poco comunes.
Bell dijo que su grupo no toma en cuenta el cambio climático para desarrollar sus pronósticos sino que analizan ciclos extensos de actividad de los huracanes basados en un patrón natural del clima llamado la oscilación multidecadal atlántica, que afecta a las temperaturas de la superficie del océano en intervalos que van de 25 a 40 años.
“Hemos estado en una era activa desde 1995 por lo que las temperaturas han estado generalmente más altas”, dijo Bell. “Pero desde 1971 hasta 1994 las temperaturas fueron más bajas por lo que las temporadas de huracanes fueron más tranquilas”, concluyó el investigador. / Por Henry Fountain, publicado por The New York Times.--
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