El tiroteo en Roseburg es el más reciente de una serie de hechos violentos con abuso de armas y muertes en centros educativos, salas de cine, bases militares e iglesias de Estados Unidos en los últimos años. Aunque hasta el presidente Barack Obama, indicó que los asesinatos masivos deberían motivar a los estadounidenses para que exijan a los funcionarios electos un mayor control de las armas, parece que la sociedad estadounidense no reacciona en esa línea.
Lo que empezó como varios hechos aislados ahora se vuelve patrón.
Por Silvia Pisani, publicado en La Nación.
WASHINGTON.- La sociedad norteamericana los sigue percibiendo como "hechos aislados". Un tipo de incidente que, lejos de ser crónico y recurrente, ocurre cada tanto.
Así lo demuestra la última consulta al respecto que hizo la reconocida consultora Pew, y es probable que a esa impresión colectiva se deba la inexistencia de un contundente reclamo social que fuerce al poder político a tomar cartas en el asunto.
Porque, lejos de esa interpretación colectiva, lo cierto es que la matanza que ayer se repitió en Oregon se encuadra en un patrón que no sólo se está repitiendo cada vez con más frecuencia, sino que también, en la medida en que se perfeccionan las armas de fuego en manos de civiles, es crecientemente mortífero.
Según estadísticas de las fuerzas de seguridad, los episodios de tiradores solitarios que ingresan en un recinto y descargan sus armas de fuego contra ciudadanos indefensos se multiplicaron en los últimos años en niveles llamativos.