"Con 100 "Likes" podían describir la personalidad y obtener detalles sobre orientación sexual, origen étnico, opinión política, religión, grado inteligencia, consumos de drogas y constitución familiar. Con 150 "me gusta" el algoritmo podía predecir el comportamiento de esa persona mejor que su pareja. Con 250 "likes" de Facebook, el algoritmo conocía su personalidad mejor que él mismo"
Martin Hilbert, el gurú de la Era Digital: "Se está usando la tecnología para lavar el cerebro de los votantes".
Por Muriel Balbi, publicado por
Infobae.
Martin Hilbert es alemán pero lleva algunos años viviendo en el centro mundial del avance tecnológico: el Silicon Valley, en Estados Unidos. Desde allí trabaja como asesor tecnológico de la Biblioteca del Congreso y da clases en la Universidad de California.
Hilbert se especializa en estudiar cuántos datos se generan con las nuevas herramientas de la tecnología y cómo se utiliza esa información para entender, predecir y guiar procesos sociales completos, que van desde una decisión de consumo hasta la definición de una elección presidencial.
"Un equipo de investigadores de la Universidad de Cambridge hizo tests de personalidad y encontró con cuántos "likes" de Facebook se puede detectar la personalidad – gracias a su algoritmo de inteligencia artificial-.
Con 100 "Likes" podían describir la personalidad y obtener detalles sobre orientación sexual, origen étnico, opinión política, religión, grado inteligencia, consumos de drogas y constitución familiar. Con 150 "me gusta" el algoritmo podía predecir el comportamiento de esa persona mejor que su pareja. Con 250 "likes" de Facebook, el algoritmo conocía su personalidad mejor que él mismo" explica.
Para él Facebook, Google, Netflix, etc. son empresas de datos, "su negocio son los datos que tienen". Pero también lo son muchos proveedores de telecomunicaciones. ¿Qué se hace con toda esa información que toman de nosotros? Esa es la discusión que necesita darse para hacer de la tecnología una herramienta a favor de las personas y de las sociedades.
Martin, te has dedicado a estudiar la cantidad de datos que se recolectan en el mundo en el que vivimos hoy ¿Cuál es el impacto que esto tiene? ¿Qué pasa con toda esa información?
El impacto más interesante es que estos datos te permiten entender más cómo funciona la sociedad. Eso es lo más importante para quienes trabajan en el tema, ya sea desde el sector público o en el privado. Si estás en el sector privado, por ejemplo en una empresa, gracias a esta información podés entender mejor cómo satisfacer las diferentes demandas de los clientes, a dónde están, qué hacen, qué quieren, cuáles son sus hábitos, y hasta sus emociones vinculadas al consumo de tu producto.
Y, como si fuera poco, predecirlo. Si tengo información más detallada que me vende tu operador de telefonía móvil (quien registra por dónde te mueves, porque te conectas a sus antenas) puedo predecir con 90% o 95% de precisión dónde vas a estar en dos meses, en qué momento del día, cruzarlos con todos tus datos y saber perfectamente qué venderte, dónde, cuándo y cómo.
"Antes, la colección de información más grande que podía pensarse era la Biblioteca del Congreso de EE.UU. Hoy, en volumen de datos, hay una Biblioteca de estas por cada 7 personas. Y en 5 años más, habrá una por cada uno de nosotros"
Esto es posible gracias a la huella digital que dejamos atrás con cada paso digital que tomamos, ¡y que son muchos! En promedio estamos unas 3, 4, 5 horas al día conectados activamente a medios digitales y pasivamente, las 24 horas. Porque el teléfono que tienes en tu bolsillo está grabando todo el tiempo dónde estás y qué hacés.
-¿Y cómo explotan esta información los gobiernos?
Para el gobierno es muy interesante entender cuáles son las necesidades del país, de la sociedad, y ni hablar el hecho de poder verlo en tiempo real. Obviamente, para alguien como yo, que hace ciencias sociales, esto es impresionante. Carlos Marx, como Max Weber o Adam Smith se hubieran vuelto locos si se hubieran imaginado que puedes estar sentado en el escritorio viendo en tiempo real cómo funciona la sociedad, cómo interactúa, y a esto lo podemos hacer hoy en día. Esto es lo más interesante e impresionante de esta revolución de los datos.
El problema es que esa posibilidad de comprender cómo funciona la sociedad en tiempo real da herramientas para manipularla
Claro, una tecnología es una herramienta. A un martillo puedes usarlo para construir una casa o para matar a alguien. Pero, no es culpa del martillo si asesinaste con él. Siempre, en cada revolución tecnológica, aparece una herramienta nueva y tenemos que ver cómo la usamos, si para hacer el bien o no. La tecnología no tiene un valor positivo o negativo, sino que este valor es construido socialmente. En este proceso estamos todos involucrados, los investigadores, el sector público y el privado, en aprender y en determinar para qué queremos usarla y para qué no.
¿Y hasta ahora cómo se ha usado? Leí trabajos tuyos muy interesante sobre el uso de esta tecnología por parte de Barack Obama y Donald Trump para "lavar el cerebro" de los votantes.
Sí, allí el problema es que en estas revoluciones tecnológicas producen lo que el economista Schumpeter llama destrucción creativa, que se da cuando una nueva tecnología genera un proceso de ajuste en la sociedad. Se provoca una destrucción, pero que es muy creativa: crea instituciones, estructuras, empleos, sectores nuevos, pero destruye los que ya existen. El problema es que las instituciones establecidas, que han existido en el pasado, no siempre encajan bien con las nuevas posibilidades.
"La democracia representativa no está preparada para el Big Data y está siendo destruida"
¿Y la democracia es una de esas instituciones que está siendo destruida por el Big Data?
Sí. Porque la democracia representativa básicamente fue pensada para actuar como un filtro de la información, es lo que los representantes hacen en el Congreso: filtran, procesan y computan la información para dar un resultado respecto a lo que ellos suponen que es lo que el pueble quiere. Pero ahora las tecnologías de información y de comunicación hacen lo mismo, y con exactitud matemática.