Por John Lyons, publicado en The Wall Street Journal.
La mayor economía de América Latina parece dirigirse a una de las peores recesiones de su historia. Se estancó en 2014, se contrajo 3,8% en 2015 y puede sufrir un repliegue similar en 2016. El desempleo subió a 9,5% y los salarios cayeron 2,4%, según las cifras más recientes, y se prevé un deterioro de ambos indicadores. Uno de cada cinco jóvenes brasileños está sin trabajo y el banco de inversión estadounidense Goldman Sachs advierte que el país corre el riesgo de caer en una depresión.
Foto de la Agência Brasil Fotografias, vista en Flickr MPF entrega petición al Congreso contra la corrupción La imagen no pertenece a la nota de WSJ |
La situación absorbe tal cantidad de energía del gobierno y el Congreso que la recesión económica no ha recibido la atención que merece, dicen observadores.
“La gravedad de la situación es la siguiente: tenemos el tipo de problemas en el que si no se hace nada, las cosas definitivamente empeorarán”, asevera Marcos Lisboa, ex funcionario del Ministerio de Hacienda que preside la escuela de negocios Insper, en São Paulo. “Muy pronto podríamos estar hablando de la solvencia del gobierno federal”.
Brasil combatió la crisis financiera mundial de 2008 con políticas de estímulo fiscal y trata de inyectar dinero a la economía para apuntalar la demanda. El gobierno de Rousseff anunció en enero un paquete de créditos subsidiados de bancos estatales, como el BNDES, por unos US$20.000 millones para impulsar la agricultura y las obras de infraestructura.