Luego de un largo vuelo, en el que vino sentado como un pasajero más, comentan que no utilizó el lugar en el business class que le habían preparado en el vuelo AZ4000 del Airbus A330, de la compañía italiana Alitalia, el papa Francisco llegó a Río de Janeiro, en Brasil, donde encabezará las Jornadas de la Juventud.
Autoridades eclesiásticas y gubernamentales, encabezadas por Dilma Rousseff, lo recibieron en el aeropuerto, un coro de 150 niños entonó la canción de bienvenida, creada por un sacerdote brasileño, y una niña le regaló un ramo de rosas blancas y amarillas, representando los colores del Vaticano.
Luego se encaminó sobre una larga alfombra roja, acompañado de Rousseff antes de subir al vehículo que lo esperaba para emprender una recorrida por la ciudad. No era una limusina ni mucho menos, tampoco uno de esos coches en los que acostumbramos ver a los funcionarios y políticos.
Algo muy diferente a los cochazos y camionetas 4X4 con vidrios polarizados que solemos ver por éstos rumbos.
Era simplemente un Fiat Idea sin ningún preparado especial, que era escoltado por unos Toyotas Corolla negros. El papa Francisco viajaba tranquilamente en el asiento trasero, con el vidrio bajo, para saludar a la gente.
En el recorrido "el vehículo papal" se vio en medio de un atasco en la Avenida Vargas, momento que aprovecharon algunos de los fieles para acercarse al auto y saludar al papa, quien mantenía la ventanilla baja. Según se informó a la prensa, el secretario municipal de Transporte, Carlos Roberto Osorio, la comitiva papal "equivocó la ruta" y tomó la vía lateral derecha de la avenida, donde estaba detenido el tráfico y no la vía central habilitada para el recorrido del papa.
El equipo de seguridad se mantuvo alrededor del auto y tuvo dificultades para impedir que la gente se aproximara. Se informó que una mujer le presentó su bebé a Francisco, y muchos cercaron el vehículo con la intención de tocar al papa. Que una vez superada la situación, continuó con la marcha prevista.
Finalmente, luego de un largo periplo saludando a las multitudes que lo saludaban a lo largo del recorrido, fue trasladado al Aeropuerto Santos Dumont donde abordó un helicóptero militar que lo llevó hasta unas instalaciones próximas al
Palacio Guanabara, sede del gobierno regional, para la recepción oficial con la presidente de Brasil.
El papa Francisco brindó sus primeras palabras al compartir el acto en el Palacio de Guanabara junto a Dilma Rousseff, y entre lo primero que dijo es "no traigo oro ni plata, pero sí lo más valioso: Cristo" y "la juventud es la ventana por la que el futuro entra en el mundo".
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