Por Fernando Varela de Ugarte, publicado en El Huffington Post.
El pasado diciembre, la Comisión Europea anunció el lanzamiento de un ambicioso paquete de medidas para impulsar la Economía Circular con objeto de fomentar el crecimiento económico sostenible y la creación de empleo. El vicepresidente primero Frans Timmermans, responsable del desarrollo sostenible, declaró: «Nuestro planeta y nuestra economía no podrán sobrevivir si mantenemos el enfoque del 'toma, fabrica, utiliza y tira'. Tenemos que conservar los recursos valiosos y explotar plenamente todo el valor económico que atesoran. La economía circular trata de reducir los residuos y de proteger el medio ambiente, pero también de transformar profundamente el funcionamiento de toda nuestra economía. Reconsiderando nuestra manera de producir, trabajar y comprar, podemos generar nuevas oportunidades y crear nuevos puestos de trabajo".
También desde el Consejo Económico y Social Europeo (CESE), se han aprobado varios dictámenes relacionados con una economía más sostenible e inclusiva como el de la promoción de la economía social o la Economía del Bien Común.
Se trata de respuestas a nivel europeo, todavía incipientes, a una demanda social que se refleja en el florecimiento de iniciativas que desde la sociedad se están promoviendo, todas ellas surgidas de la pretensión de transitar hacia una economía más sostenible e inclusiva.
Estas iniciativas comparten el interés por una economía más humana y más amigable respecto al medioambiente. Unas son partidarias de introducir correcciones al sistema de mercado. Otras más radicales proponen sistemas diferentes. Pero, en general, de ellas se pueden extraer algunas ideas interesantes con potencial para mejorar el sistema económico tal como lo conocemos hoy en día.