jueves, 1 de diciembre de 2022

Los algoritmos dominan y definen

Los algoritmos influyen prácticamente en todo, y evolucionan de manera sorprendente. De como lo califican y clasifican a uno depende, en gran medida, como le va a uno. Aunque parezca mentira.
"Como ciudadanos digitales en formación, nos merecemos ser conscientes y entender el poder que los algoritmos tienen sobre nosotros" (Javier Lombardi)
Imagen de Shutterstock, vista en nobbot
En éstos días se informó que "TikTok gana cada vez más terreno; su modelo muestra cómo la inteligencia artificial y el machine learning son el gran motor de la innovación y permiten conocer lo que el consumidor quiere, incluso antes que él mismo". ( Relacionado: Desde Zoom hasta TikTok: cómo China está ganando la batalla por la soberanía de la información).

En los últimos años se han optimizado radicalmente los modelos algorítmicos predictivos. Esto se debe exclusivamente a la evolución y sofisticación del ecosistema de IA. Los algoritmos expanden su influencia hacia la política, la salud e incluso el empleo.

"La segmentación de público es una estrategia de marketing basada en identificar subgrupos dentro del público objetivo para enviar mensajes más personalizados y crear vínculos más sólidos. Los subgrupos pueden estar basados en función de factores en las acciones realizadas, los patrones de comportamiento, los intereses, los datos demográficos como la ubicación geográfica, la identidad, la edad, el nivel de educación formal, el coeficiente intelectual, la competitividad, los ingresos, características de su personalidad, etc.."

Hay que entender que desde hace años la cantidad de datos que se recolectan en el mundo escapa a la imaginación de cualquiera. A principios de 2021, un total de 4.200 millones usaban plataformas sociales, lo que supone un 53% de la población mundial. El empleo de dichas aplicaciones provoca que cada vez recopilen más información sobre nosotros y nuestro entorno.

Las grandes tecnológicas como Facebook, Google, Netflix, etc. son empresas de datos, "su negocio son los datos que tienen". Pero también lo son muchos proveedores de telecomunicaciones.

Es muy probable que nuestro operador de telefonía móvil, quien registra por dónde Ud. se mueve (porque se conecta a sus antenas) puede vender la información a una empresa que con un algoritmo puede predecir con 90% o 95% de precisión dónde Ud. va a estar en dos meses, en qué momento del día, cruzarlos con todos sus datos y saber perfectamente qué venderle, dónde, cuándo y cómo. Y en gran medida es porque el teléfono que Ud. tiene en tu bolsillo está grabando todo el tiempo dónde Ud. está y qué hace..

Sólo con la información que comparte en una red social se lo puede conocer de manera impresionante.
"Con 100 "Likes" podían describir la personalidad y obtener detalles sobre orientación sexual, origen étnico, opinión política, religión, grado inteligencia, consumos de drogas y constitución familiar. Con 150 "me gusta" el algoritmo podía predecir el comportamiento de esa persona mejor que su pareja. Con 250 "likes" de Facebook, el algoritmo conocía su personalidad mejor que él mismo"- Martin Hilbert.
Los algoritmos guían la selección de personal en las empresas, la confianza hacia estas tecnologías suele ser ciega, el aumento de la utilización de la IA, en éste campo, está siendo exponencial.

Es ciertamente sorprendente como los algoritmos se están incorporando en distintas áreas empresariales. En el área de los recursos humanos estas nuevas tecnologías se están aplicando en el reclutamiento y selección del personal, la evaluación del desempeño y desarrollo del personal. Estos recursos están ayudando a la automatización de diferentes tareas que se puede interpretar como eficiencia organizacional.

Se trata de programas de contratación predictiva que aplican ciertos criterios predeterminados de manera automática, según las características del puesto de trabajo disponible. Son herramientas conocidas como ATS ( Applicant Tracking System ), y funcionan sobre la base de palabras clave que define cada compañía, de acuerdo con perfil del candidato que buscan y otros criterios de selección.

El impacto más interesante es como los algoritmos utilizan los datos para entender más cómo funciona la sociedad. Ésto no escapa a los políticos, en especial a los autoritarios y populistas.

Política, entretenimiento y tecnología convergen como posibilidad y también con preocupación. El aprovechamiento de las posibilidades tecnológicas para identificar, segmentar y convencer es muy concreta.

"Los algoritmos pueden ayudar a la representación política cuando permiten identificar con mayor precisión las necesidades de los votantes. Son negativos, por otro lado, cuando permiten la manipulación de los votantes" - Ernesto Calvo, doctor en Ciencias Políticas, profesor de la Universidad de Maryland.
"Las redes sociales - Facebook, Twitter e Instragram, principalmente - y los canales mensajería digital - WhatsApp y Telegram - se han confirmado como excelentes aliadas de los movimientos populistas de todo el mundo, y entre estos de los partidos ultranacionalistas o de ultraderecha. Su instrumentalización fue fundamental en la victoria de Donald Trump en las presidenciales de EE.UU, con un uso intensivo de Facebook; sirvió para extender las mentiras en favor del Brexit en el Reino Unido, especialmente a través de Twitter; son la herramienta preferida de Matteo Salvini para difundir sus mensajes y han sido claves en la victoria de Jair Bolsonaro en Brasil, quien contrató a una empresa especializada en difundir fake news en WhatsApp" (La Vanguardia).
"Autoritarios y populistas en todo el mundo está explotando la naturaleza humana y los algoritmos computarizados para conquistar las urnas, pasando por encima de las normas diseñadas para asegurar elecciones libres y justas", añadió. La desinformación fue la táctica más usada para afectar elecciones "Populistas y líderes de ultraderecha han aumentado su entusiasmo no solo por crear desinformación viral sino también por alimentar redes que la difundan", dice el informe "Freedom on the Net 2019" (La creciente desinformación orquestada por los políticos amenaza las democracias).

La tecnología da lugar a que acerquen cada vez más los planes de control social total que hasta hace poco resultaban impensables, tal como ya lo está haciendo el régimen chino. El PCCh inició en el 2014, con base en las recomendaciones del Consejo de Estado, la implementación de un sofisticado sistema de clasificación que vigila el comportamiento de su enorme población, y que busca ubicar el estatus social de cada uno de sus miembros en función del puntaje obtenido, de acuerdo con las regulaciones que designa con el nombre de sistema de crédito social.

Desde hace unos años en algunos países se viene probando nuevos sistemas que gracias a algoritmos y al análisis masivo de datos y de patrones de comportamiento, son capaces de predecir lugares y momentos de riesgo y señalar a potenciales criminales. Le llaman policía predictiva.

Entre los ejemplos está el Departamento de Policía de Los Ángeles, que usa estos sistemas, está experimentando una caída del 20% en los crímenes año tras año.

Es muy probable que en un par de décadas recordemos al 2020 no tanto por el virus, sino por haber marcado el punto de inflexión en el que entramos a una nueva era de vigilancia remota. Las estrategias para combatir el coronavirus han incorporado sistemas de seguimiento de contagios.

Por ejemplo, China monitorea teléfonos inteligentes, usa cámaras de reconocimiento facial y obliga a los ciudadanos a informar al gobierno acerca de su temperatura corporal y estado de salud. De esa forma, las autoridades chinas pueden identificar a potenciales portadores del virus y rastrear sus movimientos para determinar con quiénes han estado en contacto.

No es el único país que utiliza éste tipo de sistemas, en muchos países hay grupos de investigadores que han desarrollado sistemas que permiten predecir el riesgo de nuevos casos de contagio por coronavirus que existe en cada jurisdicción de sus países.

Y no es de extrañar que un algoritmo te califique en la universidad. Un tema que preocupa a muchos.

Estamos en "la era del capitalismo de vigilancia", donde la vigilancia ha ido cambiando las estructuras de poder en la economía de la información. Las presiones económicas impulsan la intensificación de la conexión y la vigilancia en línea, de forma que los espacios de vida social se están abriendo a la saturación por parte de actores corporativos dirigidos a la obtención de beneficios.

En la búsqueda de obtención de beneficios se invierte sólo en quienes aporten y se le mejoran las oportunidades. El resto no entran, ¿se entiende?.


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