Publicado por Joanna Slater y Serena Ng
The Wall Street Journal
Los inversionistas globales están comprando bonos de empresas respaldados por carne brasileña, préstamos bancarios en Mongolia e hipotecas mexicanas. Esto ocurre a medida que un creciente número de compañías de mercados emergentes colocan por primera vez deuda en los mercados internacionales.
A pesar de que representan un mayor riesgo, estos bonos son atractivos para los inversionistas internacionales porque a menudo pagan un interés más alto que la deuda de igual calidad emitida por empresas de economías desarrolladas. Un bono con grado de inversión a 10 años de la minera brasileña Companhia Vale do Rio Doce, por ejemplo, ofrece un interés en torno al 6,2%, más alto que el 5,6% que paga un bono de la minera australiana BHP Billiton Ltd.
El aumento de estas emisiones forma parte de un gran cambio en los mercados de capital de los países en desarrollo. Habitualmente, los inversionistas internacionales han preferido la deuda de los gobiernos de los países emergentes en dólares o euros. Sin embargo, la emisión de bonos soberanos ha decaído a medida que los países emergentes sanean sus finanzas, reducen su endeudamiento y los bonos de las empresas emergentes empiezan a llenar el vacío.
El año pasado, las compañías de mercados emergentes emitieron cerca de US$110.000 millones en bonos nuevos en moneda extranjera, principalmente denominados en dólares o euros. La cifra representa un salto de 20% frente al año previo y más del doble de la deuda emitida en moneda extranjera por los gobiernos de esos países.
Los inversionistas se sienten atraídos por el acelerado crecimiento en las ganancias de estas compañías, así como por los retornos adicionales que pueden obtener sobre los bonos, que tienen grado de inversión o son chatarra. Por su parte, las compañías de mercados emergentes buscan recursos para financiar las inversiones en nuevos equipos o las adquisiciones fuera de sus fronteras. El resultado es una ola de acuerdos en la que empresas desde Europa del Este a Latinoamérica han recaudado grandes sumas en medio de la entusiasta demanda de los inversionistas extranjeros.
La colocación de bonos de empresas de mercados emergentes es "una de las áreas más interesantes en la inversión en crédito", opina Curtis Mewbourne, codirector de mercados emergentes de la firma de inversión en bonos Pacific Investment Management Co., (Pimco), una división de la aseguradora alemana Allianz AG que cuenta con US$35.000 millones en activos en mercados emergentes. Mewbourne asegura que algunos de estos bonos ofrecen una oportunidad de tomar parte en el crecimiento de grandes compañías de talla mundial, cuya deuda está "fuera del radar para muchos inversionistas y que aún tiene precios muy atractivos".
Los bonos corporativos de mercados emergentes tienen un mayor rendimiento que los de sus pares en países desarrollados, aunque la diferencia se ha estrechado significativamente en los últimos años a medida que tales activos se han vuelto menos riesgosos a los ojos de los inversionistas.
La creciente popularidad de este tipo de deuda es parte de una transformación más amplia en las finanzas de los mercados emergentes. Los gobiernos han reducido sus déficit fiscales, se han protegido contra posibles crisis cambiarias y, en algunos casos, han recomprado deuda en moneda extranjera. La mayoría de las economías emergentes "ahora tienen un superávit fiscal y no necesitan tanto dinero", afirma Pablo Calderini, director global de mercados emergentes de Deutsche Bank. "Esto significa que los países son menos propensos a entrar en crisis y no le quitan espacio a la deuda de las empresas", agrega.
Tradicionalmente, sólo las grandes empresas de los mercados emergentes con importantes operaciones en el exterior o negocios exportadores emitían deuda en dólares o monedas europeas. Lo hacían para protegerse de las fluctuaciones en los mercados cambiarios. En cambio ahora, la demanda de los inversionistas está permitiendo que empresas más pequeñas con negocios orientados al mercado interno también acudan a los mercados. Entre las favoritas de Pimco, por ejemplo, destacan la urbanizadora mexicana Desarrolladora Homex SA y la firma de hipotecas mexicana Hipotecaria Su Casita SA. Ambas emitieron bonos en el mercado internacional por primera vez el año pasado.
Hasta el momento, ha habido pocas cesaciones de pagos importantes. Según la calificadora de riesgo Standard & Poor's, la tasa de cesación para los bonos chatarra de los mercados emergentes ha sido más baja que la misma tasa para EE.UU. y Europa en los últimos cuatro años.
Sin embargo, aún hay riesgos. Para la mayoría de estos bonos corporativos, no hay un mercado activo de compradores y vendedores que absorba las oscilaciones de la demanda. Eso significa que cualquier caída en el apetito de los inversionistas podría causar grandes cambios en el precio.///(The Wall Street Journal).
The Wall Street Journal
Los inversionistas globales están comprando bonos de empresas respaldados por carne brasileña, préstamos bancarios en Mongolia e hipotecas mexicanas. Esto ocurre a medida que un creciente número de compañías de mercados emergentes colocan por primera vez deuda en los mercados internacionales.
A pesar de que representan un mayor riesgo, estos bonos son atractivos para los inversionistas internacionales porque a menudo pagan un interés más alto que la deuda de igual calidad emitida por empresas de economías desarrolladas. Un bono con grado de inversión a 10 años de la minera brasileña Companhia Vale do Rio Doce, por ejemplo, ofrece un interés en torno al 6,2%, más alto que el 5,6% que paga un bono de la minera australiana BHP Billiton Ltd.
El aumento de estas emisiones forma parte de un gran cambio en los mercados de capital de los países en desarrollo. Habitualmente, los inversionistas internacionales han preferido la deuda de los gobiernos de los países emergentes en dólares o euros. Sin embargo, la emisión de bonos soberanos ha decaído a medida que los países emergentes sanean sus finanzas, reducen su endeudamiento y los bonos de las empresas emergentes empiezan a llenar el vacío.
El año pasado, las compañías de mercados emergentes emitieron cerca de US$110.000 millones en bonos nuevos en moneda extranjera, principalmente denominados en dólares o euros. La cifra representa un salto de 20% frente al año previo y más del doble de la deuda emitida en moneda extranjera por los gobiernos de esos países.
Los inversionistas se sienten atraídos por el acelerado crecimiento en las ganancias de estas compañías, así como por los retornos adicionales que pueden obtener sobre los bonos, que tienen grado de inversión o son chatarra. Por su parte, las compañías de mercados emergentes buscan recursos para financiar las inversiones en nuevos equipos o las adquisiciones fuera de sus fronteras. El resultado es una ola de acuerdos en la que empresas desde Europa del Este a Latinoamérica han recaudado grandes sumas en medio de la entusiasta demanda de los inversionistas extranjeros.
La colocación de bonos de empresas de mercados emergentes es "una de las áreas más interesantes en la inversión en crédito", opina Curtis Mewbourne, codirector de mercados emergentes de la firma de inversión en bonos Pacific Investment Management Co., (Pimco), una división de la aseguradora alemana Allianz AG que cuenta con US$35.000 millones en activos en mercados emergentes. Mewbourne asegura que algunos de estos bonos ofrecen una oportunidad de tomar parte en el crecimiento de grandes compañías de talla mundial, cuya deuda está "fuera del radar para muchos inversionistas y que aún tiene precios muy atractivos".
Los bonos corporativos de mercados emergentes tienen un mayor rendimiento que los de sus pares en países desarrollados, aunque la diferencia se ha estrechado significativamente en los últimos años a medida que tales activos se han vuelto menos riesgosos a los ojos de los inversionistas.
La creciente popularidad de este tipo de deuda es parte de una transformación más amplia en las finanzas de los mercados emergentes. Los gobiernos han reducido sus déficit fiscales, se han protegido contra posibles crisis cambiarias y, en algunos casos, han recomprado deuda en moneda extranjera. La mayoría de las economías emergentes "ahora tienen un superávit fiscal y no necesitan tanto dinero", afirma Pablo Calderini, director global de mercados emergentes de Deutsche Bank. "Esto significa que los países son menos propensos a entrar en crisis y no le quitan espacio a la deuda de las empresas", agrega.
Tradicionalmente, sólo las grandes empresas de los mercados emergentes con importantes operaciones en el exterior o negocios exportadores emitían deuda en dólares o monedas europeas. Lo hacían para protegerse de las fluctuaciones en los mercados cambiarios. En cambio ahora, la demanda de los inversionistas está permitiendo que empresas más pequeñas con negocios orientados al mercado interno también acudan a los mercados. Entre las favoritas de Pimco, por ejemplo, destacan la urbanizadora mexicana Desarrolladora Homex SA y la firma de hipotecas mexicana Hipotecaria Su Casita SA. Ambas emitieron bonos en el mercado internacional por primera vez el año pasado.
Hasta el momento, ha habido pocas cesaciones de pagos importantes. Según la calificadora de riesgo Standard & Poor's, la tasa de cesación para los bonos chatarra de los mercados emergentes ha sido más baja que la misma tasa para EE.UU. y Europa en los últimos cuatro años.
Sin embargo, aún hay riesgos. Para la mayoría de estos bonos corporativos, no hay un mercado activo de compradores y vendedores que absorba las oscilaciones de la demanda. Eso significa que cualquier caída en el apetito de los inversionistas podría causar grandes cambios en el precio.///(The Wall Street Journal).
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