Jornada tórrida hoy, había anuncio de cambio, mas bien para última hora o madrugada del domingo.
Luego del encuentro con los amigos al medio día, nos pasamos toda la tarde encerrados, a resguardo del calor. Pasadas la 19:00 me fui a misa, y vi que el cielo no estaba muy religioso que digamos, pero con el dato que el cambio vendría tarde, me fui tranquilo.
En medio de la misa, el tiempo cambió bruscamente. Una fuerte pero breve tormenta se abatió desde el noroeste. El viento, en ráfagas con alta velocidad, tiró árboles, cortó cables y desarmó carteles. Toda una serie de inconvenientes.
Cuando estábamos llegando a casa nos dimos cuenta que desde esa manzana hacia el norte de la ciudad no había luz. Entramos a la propiedad en medio de la lluvia y a tientas, a buscar linternas, velas, desenchufar la heladera, desconectar todos los otros electrodomenticos, etc..
Bueno pasó el agua, no duró mucho, todo el mundo abrió sus puertas y ventanas y se sentaron a ver como evolucionaba la tormenta mientras se alejaba, como para matar el tiempo, y tomar fresco en espera que vuelva el suministro eléctrico.
Las horas fueron pasando y todo el mundo se dispuso a cenar a la luz de las velas. Me hizo recordar las veces que he cenado a la luz de las velas cuando trabajaba en campaña, o cuando me iba de week end de caza o pesca, que uno utilizaba los farolitos a kerosene.
Otras épocas, hoy todo es a base de lámparas con baterías recargables, incluso con grupitos electrógenos de campaña. Y si te vas a alguna estancia, o ya ha llegado la electricidad o tienen generadores.
Cenar a la luz de las velas, sólo queda para cuando muy de vez en cuando, se corta la luz, o te toca una cena especial.