Por Juan Silvestrini, publicado por La Nación.
Diego Aranha, el especialista en criptografía que descubrió las falencias del voto electrónico del sistema brasileño, estuvo en la Argentina y alertó sobre los riesgos de abandonar la boleta en papel.
Máquina de votación electrónica de Premier Election Solutions. Visto en Wikipedia Foto de José Cruz publicada por la AgenciaBrasil |
"Cuando me enteré lo que estaban haciendo me pareció una buena oportunidad para verificar la seguridad del pilar central de la democracia", asegura el profesor de la Universidad Estatal de Campinas y especialista en criptografía, Diego Aranha. Bajo su tutela, se formó un equipo de especialistas con el objetivo de comprobar si las afirmaciones del TSE eran reales. Y, para su desagradable sorpresa (y desgracia de todo el pueblo brasilero), no lo eran.
Desde la concepción de la convocatoria, Aranha notó que había algo raro. "El gobierno buscó obtener evidencia de que el sistema era transparente y tener una voz autorizada que lo confirmara", explica. Sin embargo, se sometió a las reglas de juego y aceptó el reto. La consigna era simple y compleja a la vez: sólo tenían cinco horas para buscar vulnerabilidades entre más de diez millones de líneas de código que nunca habían visto.
En los primeros cinco minutos, y en un primer análisis general, encontraron una vulnerabilidad importante que ponía en riesgo la confidencialidad del voto. Todavía les quedaban cuatro horas y cincuenta y cinco minutos para poner en jaque al sistema democrático del país más poderoso de toda América del Sur. Y lo lograron.
Cuando finalizó su tiempo, les mostraron a las autoridades cómo romper el secreto de voto de forma experimental. Además, les señalaron que había otras brechas que ponían en riesgo la integridad del software, específicamente en el sistema de recuento de sufragios. En Brasil, las máquinas electorales no otorgan un comprobante en papel que demuestra quién emitió el voto ni a quién votó, sino que todo queda registrado en el dispositivo. "El resultado fue comprobar que el sistema no cumplía los mínimos requerimientos de seguridad y transparencia", asevera.
Luego de esta cuasi traumática experiencia, Aranha le encontró un sentido a toda su experiencia de campo. Como especialista en seguridad, le dedicaría el resto de sus días a concientizar a la gente, no solo en Brasil sino en todo el mundo, sobre la falta de transparencia de estos sistemas electrónicos que definen el futuro de las naciones democráticas.