Las manifestaciones del jueves por la noche a lo largo del país fueron las mayores hasta ahora, y lamentablemente se registró la primera víctima mortal. Se informa que cientos de miles de brasileños se han movilizado, furiosos por varios temas, desde la fuerte corrupción en los esquemas políticos, los males servicios médicos y sanitarios a los que acceden las mayorías, la pobre educación pública, el pobre estado del transporte público, y hasta el gasto de miles de millones de dólares destinado a la organización del Mundial de fútbol el próximo año.
En el corazón de Río de Janeiro, cientos de miles protestaron al grito de "abajo con la corrupción" y "yo puedo vivir sin el Mundial". Recordemos que las protestas empezaron como una reacción al aumento del precio de autobús, metro y tren, dispuesto a inicios de junio, de 3 reales (US$1,40) a 3,20 (US$1,50). Fueron inicialmente convocadas por la organización Movimiento Pase Libre (MPL), una agrupación de base estudiantil que promueve políticas de transporte público gratuito de carácter masivo.
¿Y como se explican las protestas de la magnitud que se ve en un país que ha gozado de un crecimiento económico excepcional?. La economía de Brasil viene expandiéndose un promedio de 3% anual en los últimos diez años, casi el doble de lo que creció EE.UU. en el mismo período. En la última década el crecimiento económico ha sacado cerca de 40 millones de personas de la pobreza.
Se está haciendo notar el enojo de la gente por los graves casos de corrupción, a los que se suma un contexto económico complicado con el reciente aumento en la inflación, que está licuando el poder de compra de las familias, especialmente las de ingresos modestos. Además, se señala el alto nivel de endeudamiento las familias ya que parte del crecimiento económico de Brasil se ha sustentado por el consumo interno, y éste ha sido alimentado por el fácil acceso al crédito, y ahora la gente está endeudada, y siente de fuerte manera la inflación.
Algo parecido a lo que pasa en Argentina, en cuanto a que el aumento en la inflación está afectando el poder de compra de las familias, especialmente las de bajos recursos.
También es está comentando que en Brasil hay algunos síntomas de lo que podría ser una burbuja crediticia, señalan también el alto costo laboral, los altos impuestos, lo que parece no incentivó la inversión privada y la confianza de los negocios va cayendo, complicando el panorama económico.