|
Foto: "Atajacaminos - Yanarca I" ©Todos los derechos reservados. |
Sorprendió a varios el pájaro poco habitual en la ciudad, posado en el pasamano de la pileta, como tomando sol. Es el famoso atajacamino o yanarca, de nombre científico
Hydropsalis torquata. Su hábitat natural es la sabana seca, llanuras anegadizas estacionales tropicales o subtropicales, recibe el nombre de atajacamino porque suele estar echado en los bordes de los caminos al oscurecer y cuando un vehículo con las luces encendidas se aproxima, él suele cruzarse por el frente.
El tema es que ésta ave se alimenta exclusivamente de insectos, principalmente de mariposas, polillas y esfinges. Muchos de los insectos son atraídos por los conos de luz de la luces de los vehículos y ésto es aprovechado por el atajacamino.
|
Foto: "Atajacaminos - Yanarca II" ©Todos los derechos reservados. |
La yanarca, de plumaje con un diseño que le permite mimetizarse con su entorno, tiene patas largas, aunque como se echa no suelen vérselas, de ojos grandes, suele volar bajito, al ras del suelo, mientras aparece y desaparece de la huella, acompañando al caminante, o al vehículo. Un pájaro simpático y pasivo.
Es habitual verlo en los caminos de la franja semiárida del Gran Chaco Sudamericano, en ámbitos rurales, y al menos yo muy pocas veces lo he visto en la ciudad. Pienso que como el barrio tiene varios espacios verdes amplios, muy cerca de casa, el pájaro bajó a comer los insectos que atrae el alumbrado.
No se, en una de esas le gustó la arbolada que nos rodea, siempre llena de vida con varias especies de aves. Y en otra de esas se aquerencia y se queda.
|
Foto: "Atajacaminos - Yanarca III" ©Todos los derechos reservados. |
Para fotografiarlo me acerqué por detrás de un cerco vivo, escondido detrás de unas plantas le tomé la primera foto, luego moviéndome medio agazapado por entre las plantas del jardín me fuí acercando buscando una mejor posición y ángulo de disparo.
Me acordé de mis tácticas de cazador. Increíblemente el manso pájaro me dejó llegar hasta unos pocos metros. Él me dedicó varias miraditas como diciendo ¿que bicho es ese? y cuando me incorporé un poco, después de la última toma, se fue volando hasta las sombras de unos árboles cercanos.
A más de uno le llamó la atención mis movimientos y se arrimaron desconfiados a ver que estaba haciendo, así es que una vez tomadas las fotos nos pusimos a charlar sobre si era un
kakuy chico o un yanarca.