Siete mitos (y verdades) sobre el aceite de oliva.
Por Nancy Harmon Jenkins, publicado por The Wall Street Journal.
Mitos, leyendas, verdades a medias y mentiras descaradas sobre el aceite de oliva están tan presentes en las conversaciones actuales sobre comida que una amante del aceite como yo no sabe por dónde comenzar a refutarlos. Algunos de los que vi o escuché recientemente: la mayoría del aceite de oliva importado es un impostor, en especial si proviene de Italia; en realidad es aceite marroquí o algo peor. No se puede cocinar con aceite de oliva extra virgen porque prenderá fuego o se convertirá en una temida grasa trans. El aceite de oliva extra virgen proviene de la primera prensada en frío, y el aceite virgen de la segunda. Un gusto mantecoso significa que el aceite está rancio. El aceite extra virgen es una buena fuente de ácidos grasos Omega-3.
Nada de eso es correcto.
Foto: "Aceite de Oliva", de Jorge S. King ©Todos los derechos reservados La foto no pertenece al artículo del WSJ |
Algunas aclaraciones: el único aceite de oliva que vale la pena considerar es el extra virgen. Cualquier otra cosa, ya sea llamado puro, liviano o de otra forma, ha sido muy refinado hasta convertirse en una sustancia pálida y sin sabor a la que se le agrega un poco de aceite extra virgen para darle color y sabor. En un producto industrial, fabricando con estándares industriales.
El aceite de oliva extra virgen debería ser simplemente el jugo aceitoso de la aceituna, menos el agua que también contiene la fruta. Puede haber sido filtrado, pero no ha sido refinado. Porque no está estandarizado, el extra virgen varía mucho en aroma y sabor, que dependen de muchos factores.
Pero la denominación extra virgen no necesariamente significa que el aceite es bueno. He aprendido bastante en cuatro décadas de investigar el aceite de oliva y su rol en la dieta mediterránea, e incluso producirlo yo misma en mi granja en la Toscana. A continuación, consejos para conseguir aceite realmente bueno y usarlo en la cocina.