Por Christopher Mims, publicado por The Wall Street Journal.
El reciente ciberataque que noqueó más de 1.200 sitios web fue una advertencia. Los expertos dicen que si un ataque similar, o incluso más grande, fuera lanzado mañana, el país sería impotente para prevenirlo.
Foto de AP Photo por Ted S. Warren Visto en SPUTNIK. La foto no pertenece a la nota del WSJ |
Esto parece un alivio, pero en realidad es una noticia aún más terrible: ya no hace falta un gobierno o un hábil hacker para que internet se vuelva inaccesible para millones de personas. Cualquiera puede comprar la capacidad para hacer tal daño por menos de US$1.000.
Las países o los hackers más sofisticados son capaces de hacer cosas peores, según los expertos en cibersecuridad. Y el poder disuasorio de la amenaza de un contraatque cibernético o físico parece no ser suficiente.
Se cree que Estados Unidos empleó armas cibernéticas para paralizar el programa de enriquecimiento de combustible nuclear de Irán y que lanzó un dron para matar a un hacker que se cree que está trabajando con el Estado islámico. Más recientemente, el gobierno de Obama prometió tomar represalias contra Rusia por hackear cuentas de correo electrónico de estadounidenses prominentes.
El Pentágono tiene un cibercomando con capacidades defensivas y cada vez más ofensivas. Pero el almirante retirado James Stavridis, ex comandante supremo aliado de la OTAN, dice que es un equipo de “rejunte” de personal de otras ramas militares.
“Fundamentalmente [lo cibernético] no es diferente de aire, mar o tierra”, dice Stavridis, ahora decano de la Facultad de Derecho y Diplomacia Fletcher de la Universidad Tufts. “Es un lugar. Y allí vamos a tener preocupaciones de seguridad nacional”.
Eso significa que el país debería crear una “fuerza cibernética” y nombrar un director de ciberseguridad, tal como nombró un director de inteligencia nacional luego del 11 de septiembre, dice Stavridis. Tal fuerza sería capaz de responder no sólo a los ataques contra el gobierno y fuerzas armadas de Estados Unidos, sino también contra ciudadanos de ese país, sus empresas e infraestructura.
Un portavoz del Departamento de Defensa dice que las respuestas a los ataques cibernéticos necesitan abarcar “los sectores público y privado en todos los niveles”, como describe en una directiva reciente de la Casa Blanca. En la mayoría de los casos, dice el portavoz, el Pentágono no debería estar involucrado, a menos que un ataque represente un “daño demostrable a la seguridad nacional o intereses fundamentales” de Estados Unidos, como la economía, las relaciones exteriores o la salud pública.
Al mismo tiempo, los organismos estadounidenses de seguridad están a punto de expandir su autoridad para ingresar a computadoras sospechosas de estar involucradas en un ciberataque u otro crimen. Los cambios propuestos a la poco conocida Regla 41 de las Reglas Federales de Procedimiento Penal entrarán en vigencia el 1 de diciembre, a menos que el Congreso las bloquee. Las nuevas reglas permitirán a un juez emitir una orden que permita a los agentes bloquear o inhabilitar cualquier computadora, ya sea un servidor web de una empresa privada o un televisor inteligente en su sala de estar.
Las líneas entre el ejército y los organismos locales de seguridad pueden difuminarse, porque los ataques pueden tomar muchas formas. Consideremos el caso de un ataque contra computadoras estadounidenses lanzado por terroristas que operan en el extranjero.
Si le asusta la idea de cibercomandos financiados por el Pentágono que empleen armas desarrolladas por la NSA, o agentes del FBI infiltrándose y atacando computadoras, usted no está solo. El jueves, un grupo bipartidista de legisladores escribió a la Fiscal General Loretta Lynch para expresar su preocupación por el cambio a la Regla 41.