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El lobo es uno de los animales que más me gusta, de chico me contaron fabulas e historias de los lobos, casi nunca como el bicho malo que se come a los chicos ni nada de eso. Hablaban de la manada, de como viven como familia, de la unidad del grupo, como cazaban juntos, como protegían a sus lobeznos. Siempre los admiré.
En el gran chaco sudamericano no hay lobos como en el hemisferio norte, en Norteamérica o Europa. Está el hermoso aguará guazú, que en guaraní significa zorro grande. Es un cánido, el mayor de los cánidos de la región, tiene una altura de cruz de 75 - 80 cm. y un largo de 1,30 - 1,50 mts. Su nombre científico es Chrysocyon brachyurus, y se lo señala como lobo de crín, lobo de los esteros o lobo colorado.
En mis paseos por el chaco paraguayo, solamente lo he visto una vez, se nos cruzó en la ruta, se paró al costado y nos miró curiosamente, cuando paramos corrió a la espesura del monte. Era grande, impresionaba a la vista, lamentablemente no le pudimos tomar fotografías. Me contaron que cada ves se veían menos.
Años antes, lo vi dos veces en la región conocida como bajos submeridionales, al sudeste de la provincia de Santiago del Estero, cerca del límite con la provincia de Santa Fe. Estábamos en unas áreas inundables periódicamente por el Río Salado.
Avanzábamos por un pastizal, cuando vimos que un gran perro peludo rojizo de grandes orejas puntiagudas se nos acercaba tranquilamente. Alguien preguntó ¿de quien será? y le silbo. El "lobo" se paro, levantó la cabeza y se quedó mirándonos. El lugareño que nos acompañaba nos dijo que era un lobo de los esteros, pero que eran inofensivos y muy curiosos. El hermoso animal movió las orejas, cerró la boca, como que inhaló el aire para sentirnos mejor, se dio la vuelta y se fue por donde vino.
Días más tarde, en otro recorrido por el lugar, lo volvimos a ver, ésta vez se quedó más tiempo, todos lo admiramos, lamentablemente ninguno tenía una cámara, y cuando el mismo que le había silbado en la anterior ocasión, se quiso adelantar para acercarse, el lobo se retiró, nos miró unos segundo y se fue tranquilamente.
El aguará guazú es autóctono de las cuencas de los ríos Paraná y Paraguay. Es inofensivo, no ataca ni al hombre ni al ganado, pero lastimosamente es víctima de la gran mayoría que porta un arma. Está registrado en el Apéndice II del listado de especies protegidas de CITES.