WPA2 era considerado el método más seguro para la protección de redes
WiFi, pero en 2017 el investigador en seguridad informática, Mathy
Vanhoef perteneciente al grupo de investigación IMEC-DISTRINET de la
universidad Belga KU Leuven, ha demostrado cómo "el protocolo WPA2/WPA
(tanto Personal como Enterprise) es vulnerable a un nuevo tipo de ataque,
provocando que se pueda comprometer la comunicación segura e incluso
inyectar código, mediante un ataque MitM al mecanismo de autenticación" (Hispasec).
Por éstos tiempos los ciberdelincuentes tienen varias formas de manipulación
como crear una fuente de internet gratuita para luego acceder a todos los
datos guardados en el teléfono.
El gran problema es que muchos usuarios desconocen y no tienen interés
en conocer los riesgos que implican las conexiones a una red WiFi, que
pueden ser aprovechadas por ciberdelincuentes para robar información
confidencial, como contraseñas de correos o redes sociales, números de
cuentas bancarias, entre otros datos sensibles.
Desde hace ya un tiempo los ciberataques se llevan a cabo utilizando
programas llamados “sniffer”, que interceptan la información que circula
entre los dispositivos conectados a la red.
Si no se utilizan las medidas de seguridad adecuadas, las redes WiFi se
convierten en un blanco fácil para interceptar información sensible.
Por lo que los expertos en ciberseguridad señalan que es esencial comprender
cómo funcionan estos ataques y cómo protegerse de ellos para evitar ser
víctima de estos delitos cibernéticos. El usuario debe entender que su
ciberseguridad depende de él.
Un sniffer es un programa diseñado para interceptar y analizar el tráfico
que circula por una red de dispositivos conectados. Según el Instituto
Nacional de Ciberseguridad de España (Incibe), este tipo de herramienta
permite a los ciberatacantes ver qué información se intercambia entre los
usuarios y los sitios web que visitan los usuarios.
En términos sencillos, un sniffer actúa como un espía digital que
monitoriza los movimientos dentro de una red. Cuando un usuario visita una
página web donde introduce su usuario y contraseña, un sniffer puede
captar estos datos si la conexión no está protegida adecuadamente.
Los ciberatacantes pueden obtener acceso a esta información de manera rápida
y sencilla si el sitio web no utiliza el protocolo HTTPS, el cual cifra las
comunicaciones entre el navegador y el servidor web. Sin este cifrado, los
datos quedan expuestos, y el riesgo de ser robados aumenta en gran forma.
El riesgo de las redes públicas
Las redes WiFi públicas, como las de cafeterías, aeropuertos y otras zonas
de acceso gratuito, son uno de los principales vectores de ataque para los
ciberdelincuentes.
En estos espacios, las conexiones no suelen estar protegidas adecuadamente,
lo que facilita la tarea de los ciberatacantes para espiar a los usuarios
que se conectan a ellas. La naturaleza de estas redes las convierte en
un blanco fácil para los sniffer, que pueden interceptar toda la información
que circula sin ningún tipo de cifrado.